Capítulo 11: Desolación.

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Al día siguiente llegó Mina como era su costumbre y vio a Rose sentada en la mesa del comedor con un café en la mano, su aspecto era inusual

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Al día siguiente llegó Mina como era su costumbre y vio a Rose sentada en la mesa del comedor con un café en la mano, su aspecto era inusual. Miraba a todos lados como si esa casa no la representara y todo le molestara, la saludó:

—Buenos días, señora ¿todo en orden? Se ve algo confundida.

—Hola Mina que gusto que hayas llegado, estaré en casa unos días por algunos problemillas en el trabajo y quiero que te vayas de vacaciones pagadas ¿te agrada la idea?

—Pues sí señora, suena muy bien, pero y ¿qué dice el señor al respecto? —La miraba un tanto preocupada, Rose se bajó de la mesa y caminó en dirección a ella.

—No tiene por qué decir nada —la tomó de los hombros y la miraba fijamente sin expresión alguna, Mina se sobresaltó con ese gesto— solo tómate unos días, sabes que por el pago no debes preocuparte, todo estará bien. Incluso te compensaré por esto con una prima vacacional.

—Gracias señora, realmente aprecio el gesto tan generoso, entonces ¿a partir de mañana ya no vengo?

—Desde hoy, el depósito está hecho, anda a casa y disfruta con tu familia estos días, te avisaré cuando todo esto pase. ¿De acuerdo? —Mina la miraba sorprendida, la abrazó y tomó sus cosas.

—Gracias, entonces me voy, esperaré su llamada.

—Suerte Mina, será poco más de una seman Cuídate mucho.

Mina se fue intranquila por como vio a Rose, nunca la había visto de esa forma y menos sentada sobre la mesa con un café en la mano, pero revisó el teléfono y en efecto había un generoso depósito en su nómina.

Rose andaba por toda la casa, mirando todo mientras tomaba de su enorme taza de café, el aroma era delicioso, perfumando la casa a su paso y después se desvanecía. Lavó los trastes del desayuno y mientras los miraba se sentía cada vez más hundida.

«Lo tengo todo y a la vez no tengo nada, esta casa es preciosa, enorme, los muebles son exquisitos, mi empleo es maravilloso lo que siempre soñé, tengo el mejor esposo del mundo y ni siquiera había volteado a verlo en meses, nada de lo que hay en esta casa me representa, todo esto es una vil mentira.

No sé qué pensar de todo esto, Fred siempre me ha alentado a seguir adelante, me cuida demasiado y no estoy segura de en qué jodido momento pasó, cómo es que perdí el camino y el rumbo de mi vida; todo es tan confuso, tan extraño. Ni siquiera me reconozco».

Terminó de lavar los trastes y continuó con la limpieza de su casa, cada cosa que tomaba la veía como si nunca la hubiera visto, arrojaba cosas a la basura y otras las reacomodaba, así pasaron muchas horas y llegó la hora de la comida, Fred estaba a una hora de llegar, vio el reloj y se apresuró a cocinar algo, pero no tenía idea de que hacer, corrió al supermercado y compró algunas cosas, entonces decidió preparar Fetuccini al pomodoro, su especialidad, amaba cocinar y esa ocasión no fue la excepción, dispuso la mesa de una forma tan romántica que parecía su primera cita, había vino tinto, la pasta, un postre que de solo verlo se antojaba.

Reinicio 18+ (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora