Cada noche que volvía del trabajo lo esperaba Rose, con alguna extraña sorpresa.
Era viernes, Fred no volvió a comer. Llamó a Rose para decirle que tenía mucho trabajo, a ella pareció no importarle mucho, se sentía con más tiempo para sorprenderlo.
Esa noche volvió a casa muy cansado, su día había estado particularmente pesado. Se veía fastidiado. Ella abrió la puerta y se escondió detrás, Fred se asustó y entró sigilosamente armado con su paraguas. Buscaba en la casa, al verla se quedó frío todo estaba ordenado distinto.
—¡Rose! ¡Amor! ¿Estás en casa? —Miraba atónito su casa—. Cariño, la puerta estaba abierta ¿todo en orden?
—¿Sabía que en el Antiguo Egipto las felatrices usaban los labios rojos? ¿También que en la antigua Grecia las prostitutas usaban el torso desnudo y su largo cabello cubría sus pechos? ¿Y que cuando iban a practicar felaciones lo recogían en un moño con el alfiler de su falda?
Fred se volvió alarmado, ella estaba parada detrás de él vestía una falda de lino blanco, su torso estaba desnudo y solo el cabello suelto cubriendo sus senos, los labios rojos y lo miraba como si fuera el mejor tesoro del mundo.
—No sabía eso ¿me vas a dar clases de historia? —La miraba con lujuria, se lamió los labios, dejó en el piso todas sus cosas y se quitó el saco.
—Me temo que no. —Seguía mirándolo que se lo comía—. Esta noche señor —se llevó el índice a la boca y con un gesto libidinoso le preguntó su nombre— ¿cómo dice que se llama?
—Fred. Fred Smith. ¿Cuál es su nombre señorita? ¿Y qué hace en mi casa? Mi esposa podría darse cuenta.
Se le acercó y le puso las manos en los hombros.
—Eso no importa, ni que su esposa venga ni como me llamo. Esta noche he sido contratada para divertirlo un poco —le sostenía la mirada— lo único relevante es... ¿quiere saber cuál es mi oficio?
—Claro, quiero saber qué clase de entretenimiento me espera.
Se recogió el cabello y lo anudó con un alfiler que sostenía su falda, la tela cayó al piso dejándola completamente desnuda, Fred no daba crédito a lo que veía.
Ella le quitó la corbata, lo desnudaba a su placer sin dejarlo meter las manos, él cedía a todo lo que ella hacía, se estremecía con sentirla así, atrevida, sexy, su mirada era un vendaval infernal de lujuria y pasión. Lo sentó en el sofá y le abrió las piernas y comenzó a estimular su miembro, lo llevó a su boca y lo lamía con destreza, cada movimiento le era nuevo, no podía ni pensar del gozo que le provocaban sus labios, sintió como si fuera a explotar y quiso retirarla, pero ella se negó y acabó en su boca. Ella se limpió con un pañuelo desechable y lo miró con calma.
—¿Satisfecho con el servicio, Fred?
Él jadeaba, le faltaba el aire, asintió y ella se sentó a su lado.
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Reinicio 18+ (Terminada)
RomanceHay algo cierto, el dolor en definitiva cambia a quién lo experimenta. Una vez que lo has sentido en carne propia no vuelves a ser el mismo, es como un meteorito al caer modifica, devasta y no deja huella en un solo lugar cambia todo el entorno. Des...