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El líder del clan Kim observaba con pesar como su pequeño hijo no quería acercarse a los demás niños. Durante ese tiempo, lo estuvo llevando unas cuantas veces, a petición de Hoseok, para que se integrara con el resto de chiquillos. Se agarraba fuerte a su pantalón, escondiéndose detrás de él mientras miraba con terror a Jimin y a Yoongi, que se habían parado enfrente suya, animándole a jugar con los dos.

— Taetae ¿Quieres jugar con nosotros? — Jimin le sonrió, intentando ser agradable — no te haremos nada malo, lo prometo.

— Eso Taehyungie, queremos ser tus amigos — Yoongi le ofreció su mano, extendiéndola.

El pequeño les observaba con recelo, no los veía peligrosos, pero nunca había hablado con ellos, su padre decía que la gente era mala y que le podían hacer daño. Miró a los ojos al peliblanco que le extendía la mano, otorgándole una mirada de tranquilidad que le hizo confiar un poco en él. Dubitativo, fue levantando su mano, con intención de agarrar la del niño.

— Dejadle en paz, si no quiere estar con nosotros, que no lo esté, no le necesitamos — Jungkook estaba detrás de ellos, altivo — no nos hace falta alguien tan miedoso.

— Jungkookie, para, no te ha hecho nada para que le hables así — Jimin se giró hacia él, enfadado.

— Cállate Jiminie, ese niño es un bueno para nada — escupió, siendo demasiado cruel.

La mano temblorosa de Taehyung se paró en seco, desviando sus ojos hacia los grandes ojos de ciervo que tenía el niño malo que le había dicho eso. Jungkook carraspeó, nervioso al sentir esos profundos ojos azules encima de él y se dio la vuelta, yéndose molesto.

Yoongi acercó un poco más su mano hacia la suya, sonriéndole, pero Taehyung la apartó, lo que ese niño le había dicho no le gustaba y no se fiaba de la gente que estuviera con él. El peliblanco suspiró, derrotado, alejándose con Jimin de allí.

Al quinto suspiro de resignación de Seokjin, su amigo Hoseok le pasó la mano por los omóplatos, intentando darle aliento

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Al quinto suspiro de resignación de Seokjin, su amigo Hoseok le pasó la mano por los omóplatos, intentando darle aliento. Veía como su pequeño jugaba solo, persiguiendo una mariposa, en vez de juntarse con los demás. Eso era su culpa, lo estaba criando sin relacionarlo con nadie y su personalidad se estaba viendo afectada.

Era un niño cariñoso, mimoso y agradable, no daba signos de querer ser más fuerte o tener curiosidad por investigar sus sentidos aumentados, él era feliz siendo así.

Su pequeño niño tenía tantas posibilidades de ser omega como que de mañana saliera el sol, sonrió con pena ante aquel pensamiento, era muy difícil en esa sociedad tener una personalidad más soñadora y risueña, además de ser algo muy raro, ya que, por su condición de vampiros solían ser más despiadados y crueles.

Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta del traspié que dio, cayendo de bruces al suelo. Su sonoro llanto fue lo que le hizo volver de sus pensamientos. Se levantó corriendo para ir en su busca, pero Hoseok lo detuvo, señalándole la imagen con su mano.

Yoongi lo acunaba entre sus brazos, besando su rostro para tranquilizarlo, mientras Taehyung se aferraba a su sudadera con fuerza ahogando las lágrimas en su pecho. Ambos mayores sonrieron ante la imagen, que les pareció muy adorable hasta que un potente olor a feromonas hostiles llenó el ambiente.

Jungkook se había acercado a ellos para reírse del menor cuando Yoongi liberó las hormonas para rechazarle y le enseñó los colmillos, amenazándole.

No podían creerlo, era demasiado pequeño para que sus colmillos estuviesen formados y todavía más para desarrollar feromonas, no ocurría hasta que se presentaban. Aun intentando asimilar la situación, oyeron otro grito ahogado de Taehyung que estaba siendo abrumado por las fuertes feromonas de rechazo hacia el castaño, haciendo que Yoongi le apretara con fuerza y liberara unas feromonas muy relajantes, endulzando el ambiente con aquel apetitoso olor a chocolate amargo.

El pequeño pelirosa comenzó a tranquilizarse, soltando el agarre de Yoongi, pero sin alejarse de él.

— ¡Jeon Jungkook te he visto hacerle tropezar! ¿Cómo se te ocurre? — el peliblanco estaba rojo de rabia, mirando enfadado a su hermano menor.

— Yoongi hyung, somos vampiros ¡No nos tropezamos! — Jungkook le encaró, sin miedo — ni para ser un vampiro sirves, Taehyung.

Las lágrimas volvieron a sus ojos, sabiendo que tenía razón. Era torpe y despistado, se golpeaba con todo, tropezaba constantemente, no podía oír lejos como los demás. Él los había visto muchas veces y sabía que ellos eran fuertes, rápidos, sigilosos, Yoongi y YongSun ya hasta habían matado a sus primeros humanos. Volvió a esconder su cabeza en el pecho del muchacho que le protegía, derrotado.

— Jungkook, a casa, ya. — Hoseok se dirigió a su hijo, totalmente enfadado — Yoongi, despídete de Taehyung que nos vamos.

— Adiós Taehyungie, te veo pronto — el peliblanco le dio un tierno beso en la mejilla, antes de que Seokjin lo alzara para llevárselo.

Hoseok llegó a su casa histérico y enfadado, castigando a su hijo, que se fue a su habitación, soltando maldiciones por lo bajo. Dejó a Yoongi en la suya, dirigiéndose a ver a su esposa para contarle lo sucedido.

— No entiendo porque Jungkookie ha actuado así — SoMi estaba enfadada, muy enfadada — tendremos que hablar con él seriamente.

— Seokjin habría estado más enfadado que nosotros de no ser por Yoongi que hizo algo realmente extraño.

— ¿Qué pasó, querido?

— Soltó feromonas SoMi — los ojos de la mujer se abrieron mucho, sorprendida — y le enseñó los colmillos a Jungkook.

— ¿Cómo es posible? Es muy pequeño, no lo entiendo.

— Yo tampoco, cariño.

Ambos se miraron con preocupación, la mayoría de las veces, un vampiro tan precoz, no traía nada bueno.

Seokjin se acostó con su hijo cuando terminó de tranquilizarlo, acunándolo contra su pecho en señal de protección

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Seokjin se acostó con su hijo cuando terminó de tranquilizarlo, acunándolo contra su pecho en señal de protección.

— Papá, ¿Puedo ir a ver a Yoongi hyung otro día? — los ojos azules le miraron, buscando aceptación.

Le sonrió al asentirle y el pensamiento de que ese niño fuese el alfa de su hijo, tranquilizó profundamente su corazón.

The shadow like me ❣ TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora