34

398 58 8
                                    

Jimin llegó corriendo al castillo en vista de que Yoongi no acudía a él como cada celo, asustado, se coló por su ventana, descubriendo que no estaba. Frunció el ceño sin entender, un omega en celo por ahí perdido era algo delicado y aún más él, que era puro y alguien con malas intenciones podría aprovecharse de su condición.

Vio como la puerta de su habitación se abría, dando paso a Jungkook, que le miró directo a los, estremeciéndolo.

— Si buscas a mi hermano, tengo que avisarte que está con su nuevo compañero — dijo con simpleza desde la cama — ya no te necesita.

— ¿Quién es? No puedo dejar que alguien se aproveche de Yoonie.

— Es Taehyung — sonrió ante la cara de incredulidad del peliazul — lo seguí, antes de que se colara por su habitación.

Jimin suspiró y se adentró para sentarse al lado del pelirosa, dejando su espalda caer contra el colchón.

— ¿Cómo lo llevas? — le preguntó en un hilo de voz, algo preocupado.

— Ciertamente bien, es agradable cuando te follan, te desechan y van corriendo a cuidar a tu hermano, que siempre supiste que es el amor de su vida y que están destinados — hizo una mueca ante la risa de Jimin.

— En realidad, te lo mereces, Jeon — le sacó la lengua, disfrutando del momento — fuiste un hijo de puta con él y ahora tu orgullo de alfa está jodido, te han dado por detrás bien duro.

— Ni siquiera lo disfruté — se defendió.

— Mira que eres mal mentiroso — rio — se te nota a leguas que Taehyung te dio el mejor orgasmo de tu puta vida.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué me tratas así? — frunció el ceño — yo no te he hecho nada, es más, deberías estar de mi parte, te han robado a Yoongi.

— A mí nadie me ha robado nada, yo no amo a hyung, yo siempre he estado de otro vampiro imbécil — se incorporó, andando hacia el ventanal — por desgracia, ese simplemente no me corresponde.

— ¿Quién es? — Jungkook ladeó la cabeza, curioso — ¿Por qué nunca me dijiste nada?

— ¿De verdad, Jeon? — apretó la pared, quebrándola.

— ¿Qué pasa? Somos amigos ¿No? — dijo, sin entender su cabreo repentino — puedes contármelo.

Jimin sintió que la sangre en sus venas quemaba, realmente no podía entender que su corazón perteneciese a alguien tan sumamente insensible. La mano en su hombro terminó de agotar su paciencia. Se volteó rápido, agarrando al pelirosa del cuello y estrellándolo contra la pared. Pegó su rostro, al contrario, mirándolo fijamente a los ojos.

— ¡¿No te has dado cuenta en 115 años de que eres tú?! — gritó, harto.

Jungkook abrió los ojos en demasía, sorprendido por aquello, siempre pensó que Jimin estaba enamorado de su hermano, como eran tan unidos no lo cuestionó siquiera.

Analizó las facciones de ese vampiro andrógino que le tenía apresado del cuello, fijándose en que ciertamente, era muy hermoso ¿Por qué no se fijó antes? Los profundos ojos grises que lo miraban con rabia, su piel rosada y, sobre todo, sus labios de un grosor exquisito, ni siquiera supo cuando los juntó con los suyos.

De todas las opciones que se pasaron por la cabeza del peliazul, aquella desde luego, no era una. Los bonitos labios de Jungkook se movían junto a los de él, nublándole los sentidos, haciendo que su agarre disminuyera, olvidando lo mal que se sentía momentos antes. Fue bajando la mano del cuello al hombro, apoyándose.

Las manos del pelirosa abrazaron su cintura, apretándolo contra su cuerpo, dando paso a las lenguas, que se encontraron gustosas de conocerse. Se restregaron sin prisa, sintiendo como el calor crecía en ambos, queriendo disfrutar del momento.

Sus ropas parecían desprenderse de forma casi mágica, quemándoles en las pieles como si de un hechizo maligno se tratase, uno que despareció conforme sus cuerpos desnudos estuvieron tan juntos que no pasaba ni el aire.

Jungkook acarició, besó y lamió con adoración el cuerpo perfecto de ese vampiro etéreo que se le ofrecía, probando su sangre, saciándose de ella, golpeándose mentalmente por no haber disfrutado mucho antes, de verdad, lo que era tener entre sus brazos al peliazul.

Sus manos se fueron directas a las dos nalgas del más bajito, que se había encadenado a su cuerpo con facilidad mientras dejaba sangrientos besos en sus clavículas, estremeciéndose conforme los dedos comenzaron a hacerse presentes dentro de él.

No fue difícil recibir a Jungkook, tal vez porque llevaba toda su existencia queriendo sentirlo adecuadamente, a pesar de su condición de alfa, eso es algo que jamás le pudo importar; cuando ambos vampiros estaban completamente unidos sus miradas chocaron con violencia, obligándoles a besarse con fuerza salvaje, tal como si su vida dependiese de que eso ocurriese.

Las estocadas que dejaba el pelirosa hacían enloquecer a Jimin, que acompañaba a Yoongi en llenar el terreno por sus gemidos, casi sin poder creerse que sus deseos se estuviesen haciendo completamente realidad.

Por fin, su verdadero amor, estaba correspondiéndole.

Siempre quedaría para él, que esas lágrimas que corrían por su hermoso rostro, estaban mezcladas con placer y felicidad, su orgullo de alfa le impedía confesar a ese idiota que en ese momento era el vampiro más feliz que había existido en la faz de la tierra.

Esa noche, ambos vampiros se unieron como uno solo en varias ocasiones, olvidándose de los otros, haciendo que, en el corazón de Jungkook, Taehyung, fuera expulsado de una patada por Jimin.

También, como una poética venganza por todos esos años, Jimin por fin supo lo que era hacer suyo a aquel vampiro imbécil que siempre amó.

En esa pareja de alfas, la versatilidad iba a ser deliciosa.

La luna fue testigo esa noche de como un nuevo vínculo se creaba, dando lugar a una nueva pareja que estaría unida para siempre.

The shadow like me ❣ TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora