El pasado nunca es pasado.

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Deambuló por los pasillos. Recordando lo grande que se sentía al pasar por ellos. Como si estuviese en la cima de la pirámide escolar. Aún no encontraba a sus amigos de esa época.

¿Por qué había reaparecido justo en ese lugar? ¿Qué tenía de importante?

Vaya quirk inútil. O tal vez no tan inútil. Espera que Deku pueda manejar la batalla y no se preocupe tanto por su cuerpo inconsciente. Bueno, ¿qué dice? Obviamente se preocupará.

Hace bastante no se encontraban con un poder de este tipo. Normalmente eran los más complicados, con acertijos para lograr salir de ellos. Debía encontrar la trampa de este, así que se dedicó a explorar.

Por poco cae. Alguien lo chocó.

-¿Qué mier-

Deku.

Se le habían caído sus libros al suelo. Se agachó para ayudarle a juntarlos. Ambos estaban arrodillados.

-Que torpe, discul-

Le alcanzó uno. Deku lo tomó. Abrió la boca, pero no dijo nada.

Alzó su otra mano, por poco acarició los rulos que Izuku tenía alborotados en la cabeza.

Pero Deku la esquivó.

Se levantó muy rápido.

-Lo siento Kacchan. No sabía que eras tú.

Le dió la espalda.

Se fue. Lo dejó solo. Jura haber visto como temblaba. Deku siempre tiembla si está muy cerca. Bueno, actualmente no. Pero al comienzo, incluso cuando entraron a UA todavía lo hacía.

Se levantó del suelo también. Solo se quedó parado unos segundos. Quieto. En el mismo lugar.

Cierto.

Durante ese entonces

Deku le tenía miedo.

Lo molestaba todo el tiempo.

E hizo de su vida una mierda.

¿Por qué tenía que aparecer justo en ésta parte de su vida?

El primer paso que dió para seguir caminando costó como si el suelo lo estuviese succionando.

Caminó. Los pasillos parecían hacerse eternos. No había nada que los diferenciaba.

Los muros eran del mismo color, los casilleros no cambiaban. Ni siquiera pósters que le indicaban que avanzaba.

Llegó al final.

El aula de plástica.

La puerta se abrió por si sola con una correntada de aire.

Deku estaba sentado frente a un lienzo aún vacío. En blanco. Adelante, había una ventana abierta. Las cortinas se movían al compás de la brisa.

En su mano tenía una brocha, un pincel. A su lado, colores como el rojo, el naranja, el amarillo y el verde.

Me pregunté cómo era posible que cambiase de lugar tan rápido. Luego recordé que muy probablemente estoy dentro de un universo hecho a partir de mis recuerdos.

-...Ésta vez no me golpees tan fuerte. Mi mamá notó las heridas en mi estómago.

Ah.

Es verdad.

Golpeaba a Deku.

Junto a los demás extras.

-No voy a golpearte.

-¿Entonces qué quieres?

Guardó silencio. Sin saber precisamente qué debía responder.

-¿Por qué no me miras a los ojos?-Se animó a preguntarle.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora