En la madrugada Yoon-Gi al fin pudo dormir luego de jugar con su padre.
Pero cuando Jungkook iba a dormir vio un resplandor en su habitación, abrió sus ojos asustado viendo a una mujer albina igual que su cachorro.
El alfa líder de la manada se sentó en la cama mientras cubría a Taehyung y a su cachorro. ⸻¿Quién eres?
⸻Soy... La luna.⸻ Dijo ella timidamente.
⸻Mi señora...⸻ Jungkook se sintió avergonzado de el mismo. ⸻No quise ser tosco con usted.
⸻No, Hijo. Está bien, te quiero dar las gracias por cuidar de mí cachorro, sigue así, mientras el siga con vida yo a ustedes cómo manada los protegeré.⸻ Habló ella mientras que con sus manos trataba de crear algo.
Al final terminó creando una daga de doble filo. Se la entregó al alfa y luego desapareció.
Esa noche Jungkook no pudo pegar un ojo, miró a su esposo y luego al cachorro que descansaba aferrado a el.
El alfa líder sabía que ese presente era para Yoon-Gi, pero se lo daría cuando crezca, sería la primera arma que el cachorro aprenda a manejar.
Esa arma que todos tienen hasta que la pasan de generación en generación, el tenía una espada, pero esa espada se pasaba cuando el heredero se casaba por primera vez.
Normalmente los líderes solían casarse más de una vez, pero al darse la espada en su primer matrimonio eso sigficaba que el Omega con quién se case era el que mandaba y nadie tenía poder alguno para hacer que eso cambie.
Jungkook jamás quiso a otro Omega en su cama, le daba asco que otro Omega toque la su cama en donde Taehyung y su cachorro dormían.
Se sentía sucio, era capaz de romper la cama el día que otro Omega se acueste en ella.
Se inclinó a dejar un beso en la frente de su esposo y otra en la mejilla del cachorro.
⸻Daría mí vida por ustedes...
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Cuatro años después...
Un Yoon-Gi de seis años estaba en el patio de la casa jugando con sus juguetes. Se divertía más jugando solo y con los animales que con los niños de la manada.
También prefería jugar más en la noche que en el día, hablaba con luna, no sabía por qué, pero sentía una necesidad enorme de hablar con ella, le mostraba sus juguetes mientras le contaba de su día.
Sus padres siempre lo miraban desde la puerta, no querían irrumpir en esa charla, además ellos le dijeron que el tenía que referirse a la señora como "mamá" y era el único que podía hacerlo.
