Capitulo 12

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Al salir del sótano una gran luna pintada de sangré fue lo único que pude observar en la gran oscuridad que me rodeaba, el mensaje de Grimmer retumbaba una y otra vez en mi cabeza, su oración y su "cita" en aquel campo de batalla, tenia poco tiempo para hacer un plan, pero... lo único que se es su poder pero no como funciona, con la señora weasley su poder era sus grandes y filosas garras su única debilidad era su deplorable condición física y aun así sus garras no dependían de ningún factor externo. Con John fue un casó diferente, su poder se basaba en percibir emociones, la debilidad era no sentir nada, si eras capas de controlar tus emociones él no podía hacerte daño ni saber donde estas. ¿Pero cómo funciona Grimmer? ¿Su poder tiene algún defecto? ¿Tiene algún factor externo? ¿Acaso es posible ganarle a alguien que te puede controlar? Fue en ese instante que me di cuenta de todo, todo cobró sentido ¡Él podía controlar mentes, pero nunca intento controlar la mía! Eso significa que hay requisitos para poder adueñarse de la mente de una persona, ¿Sera la pérdida de toda esperanza? No, Eso es estúpido, un asesino en serie como el carnicero no le importa la esperanza, solo le importa el placer de matar, ¿Entonces cuál es el factor que hace que el pueda tomar el control? ¿Miedo? ¿Arrepentimiento? ¿Deseó? ¿Alguna clase de trato? ¿Tomarte ala fuerza? La conclusión había llegado, El nunca intento tomarme porque sabía que nunca lo iba a lograr, el carnicero no fue tomado por que él quisiera, él lo había sometido, si eres débil mentalmente él te tomará así es como funciona su poder.

El primer día pasó sin ningún inconveniente a tan solo 24 horas para nuestro enfrentamiento, las dudas junto a la paranoia carcomían mi interior, tan solo pensar que un falló, una equivocación en los cálculos seria el fin de todo, dejando mis dudas de lado me dispuse a prepararme. Agarrando una mochila que me serviría para aguardar algunas trampas juntó a una linterna y un cambio de ropa limpia, el cuchillo amarrado en mi pierna derecha, la pistola Glock 17 que el Carnicero había dejado reposaba en mi cintura, mediante las horas pasaban los recuerdo de mis anteriores batallas regresaban, junto a aquellos recuerdo las citas y platicas con Marcí se hacían presentes, me habia dado cuenta que había dejado de hablar con ella desde la muerte de mamá y el "accidente" de mi hermana, no habia vuelto a saber nada de ella, tal vez sea momento de hacer una visita.

El timbre de la casa sonó un par de veces avisando que había visita esperando afuera, los pasos acercándose vigorosamente se hacían cada vez más fuertes, al abrirse la puerta, la vista que me recibió fue la misma de hace algunas semanas. Ahí estaba ella tan hermosa como siempre, su piel tan blanca que por algunos instantes podrías pensar que esta enferma, su cabello suelto y labios hermosos te daban una vista admirable. Vestida con un vestido negro a juego, antes de que pudiera seguir con mi ensoñación, la voz de Marcí me hizo regresar de vuelta a la realidad.

— ¿Leonardo? ¿Estás bien? — preguntó, con un tonó de preocupación y burla, lo más probable es que me habia pillado viéndola.

—Si… Estoy bien, solo salí a caminar un rato para intentar distraerme y pues vi tu casa así que decidí venir a saludar, ¿cómo has estado? —pregunté, tratando de sonar lo más natural y despreocupado posible, no quería llamar la atención. 

—Estoy bien gracias, me da gusto verte de nuevo Leonardo, hace tiempo que no te veía, desde la muerte de tu ma... Supongo que eso ya no importa, ¿te parece si mejor vamos a dar una vuelta? Estoy bastante aburrida y no tengo nada mejor que hacer. —pregunto ella, aceptando la invitación, ignorando la casi mención de mi madre tenía pocas horas para enfrentar a Grimmer, las trampas ya habia sido colocadas en lugares estratégico. Después de estar caminando en silencio por alrededor de 10 minutos, habíamos llegado al parqué local del pueblo para ser las 12 de la noche había bastante vida todavía.

— ¿No es hermoso? —pregunto, sin ni siquiera voltearme a ver.

— ¿Qué cosa? — Respondí, posando mi mirada a lo que ella estaba observando.

— ¡La vida! Ve a todas estas personas; Platicando, Riendo, Divirtiéndose con sus hijos o parejas, desde que los asesinatos pararon la vida en las calles y la seguridad regresó, la vida nocturno volvió asu máximo estado de  apogeo, los niños pueden salir sin miedo a ser secuestrados, los adultos puedes divertirse sin el miedo de ser asesinados. Todo eso juntó hace que la vida sea hermosa. —al mismo tiempo que decía su última oración, sus brazos permanecían abierto dejando en claro su emoción, después de diez segundos en silencio sus brazos bajaron a su lugar original. Esta vez, sus ojos me miraban fijamente, al mismo tiempo que sus labios se curvaban para pronunciar algo. — ¿No lo crees? Sin esta oleada de muertos y asesinos sueltos, ¿No crees que la vida sea más hermosa sin ellos? — preguntó, mirándome fijamente esperando una respuesta.

—No lose, nunca me he tomado la molestia en fijarme en ello, ya deberías saberlo, no soy la clase de persona "normal" soy el psi... — antes de poder continuar, Marcí lo habia echo por mi.

—El psicópata Leonardo Smith, el cual también es sociópata, algunas personas lo llaman héroe otras lo llaman monstruo, te recuerdo que soy hija de un oficial, así que poseo información sobre ti, no toda, pero si la básica. —finalizó Marcí, para después quedarse en silencio observando lo que para ella era "hermoso".

—Si sabes todo eso, ¿por que estas aquí? ¿Si sabes que un psicópata es peligroso, no? — pregunté, probablemente ya sabiendo la respuesta.

—Por qué me gustas... Eres diferente a los demás, no me miras por mi cuerpo, abecés ni siquiera lo miras — «No lo miró porque tengo reglas»—pensé— y si sé que los Psicópatas son peligrosos, pero aun así no creo que seas tan estúpido como para atacar a la hija de un oficial, donde claramente tú serás el principal sospechoso por tu “popularidad” y porque eres el único con el que salgo. Más aparte, supongo que me gusta el peligro. —todo lo había dicho con calma, no despegó ni un centímetro la mirada de lo que estaba observando, al tener la respuesta a mi pregunta me dispuse a quedarme sentado, observando el cielo oscuro que nos rodeaba, una que otra estrella se asomaba por enzima de las nubes, la luna alumbrando la fría noche. Estuvimos ahí aproximadamente una hora, platicando de diversos temas, preguntando diferentes cosas, al retirarnos de aquel parque, la lleve a su casa todavía tenía una hora para mi batalla, al momento de despedimos, antes de poder darme cuenta, unos labios carnosos habían aprisionado los míos no fue un beso largó, ni mucho menos lujurioso, se sintió como una despedida... Alo mejor fui el único que lo sintió así.

Al finalizar el beso, Marcí se acercó lentamente ami oído, susurrando una simple palabra, pero que era más que suficiente para congelarme.

«Mátalo»

Al decirlo, se alejo de mi y entro asu casa sin voltear a tras, por mi parte, todavía permanecía ahí, parado en estado de shock, preguntándome como era capas de que ella supiera sobre ellos, nunca deje pistas no habia dejado nada, si ella lo sabía… ¿Los oficiales también lo saben? ¿Quién más sabe sobre ellos? ¿Cómo demonios supo ella sobre ellos? Las preguntas cada vez era más, la frustración y el enojó de ser descubierto tan fácilmente se generaban como un remolino de emociones, antes de poder estallar respire profundo, intentando calmarme, ¡Tenía que calmarme!, en media hora tenia que enfrentarme a él no podía llegar al campo de batalla desconcentrado, al estar ya más tranquilo, me dirigí directo ami casa al llegar tome la mochila y la pistola, asegurándome de que estuviera cargada, tome las llaves y cerré la puerta. Ya estando afuera eche un vistazo ami alrededor, tomando una fuerte bocana de aire me dispuse a ir a donde sería la tumba de alguno de los dos.

Los Demonios De Conway © ✔  (COMPLETA ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora