Regreso a la planta B2

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Llegaron nuevamente a la planta B2. Obviamente, seguía igual que como la vieron la última vez: polvorienta, oscura y con un ligero olor dulce y a libro viejo.

Esta vez, decidieron no separarse para buscar. Probablemente fuera más seguro de esa forma y no querían tener otro encuentro desafortunado.

Caminaron entre lúgubres estanterías, realizando el camino inverso a la primera vez. Trataron de sacar y guardar libros, con la esperanza de que alguno activara alguna trampilla o pasillo secreto, así como en las películas. Quizá era algo vergonzoso, pero no tenían ni idea de por dónde empezar a buscar.

Hanako fue el primero en rendirse. Siendo el más impaciente de los dos, se aburrió de estar tratando de buscar algo que probablemente ni siquiera existía. Además, empezó a sentirse asqueado por el olor dulce.

Se sentó en el suelo, apoyando la espalda en el gran cristal que había en la sala principal, ese que encontró por primera vez al arrancar unas cortinas. Miró a Yashiro, que seguía distraída buscando algún mecanismo o puerta. Sonrió ante la idea. Nunca esperó que, en un lugar como este, fuera a encontrar a una persona que le amase, que no buscara limpiar sus pecados, sino aceptarlos y seguir adelante. Quizá eso fue lo que siempre necesitó. La redención siempre se sintió complicada y, mientras más trataba de alcanzarla, más se alejaba. Sin embargo, esa albina de ojos rubí llegó, le escuchó y admitió haber cometido el mismo pecado. Pero ella no está controlada por el arrepentimiento. Ella asumió que lo hizo mal y siguió adelante. Hanako pensó que debería hacer lo mismo que ella.

Se levantó. Iba a continuar un poco más, pero entonces miró a su espalda y empezó a pensar: Si estamos en un sótano, ¿Cómo puede provenir luz de un cristal falso?

Si el cristal daba luz, era porque había una fuente de luz detrás del mismo. Había una posibilidad de que la salida que buscaban estuviera ahí, y Hanako no perdía nada por intentarlo.

Agarró con fuerza su cuchillo y lo clavó en el cristal. Se creó un boquete y pequeñas grietas empezaron a aparecer. Entonces, sacó el cuchillo y caminó lejos de ese lugar. Tiró de Yashiro, quien también estaba cerca, y se escondieron tras una de las estanterías. No quería que el cristal la lastimara aunque, si ella preguntase lo que están haciendo, definitivamente no respondería eso. Diría que se ocultan por si acaso había alguien detrás. Sí, eso era una buena excusa.

El cristal se fragmentó, crujiendo despacio hasta explotar en pedazos pequeños. La luz al otro lado era celeste claro, como una luna a medianoche. Los cristalitos que caían brillaban con fuerza, formando una escena bastante bella. Yashiro parecía encantada, pero realmente no tenían tiempo para estar mirando.

Se adentraron en el nuevo pasillo en silencio, sin romper el cómodo ambiente que se había formado entre los dos. Cuando llevaban unos minutos de camino, alcanzaron unas escaleras. Las escaleras hacia la salida, el inicio de su libertad.

No pudieron evitar gritar emocionados. Creyeron que estaban cerca del final de esta gran aventura.

Death Bound. Hanako waits for a slaughterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora