Planta B6

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Pasado un rato, las puertas volvieron a abrirse. A través de estas, se podían ver unos pasillos que simulaban ser calles urbanas.

~ Más allá está la zona de juegos.
- ¡¿Z-zona de juegos?! ¿Qué es eso?- Se preguntaba aterrada.

Yashiro caminó temblorosa por esos pasillos de asfalto y ladrillo. Hasta que un cristal se rompió.

- ¿H-hay alguien ahí?- Cerró los ojos durante unos segundos, tratando de calmarse. Pero al no lograrlo, simplemente salió corriendo en busca de una salida.

Yashiro corría y corría, sin querer saber nada más. Cerró los ojos y tapó sus oídos. Estaba demasiado asustada cuando empezó a escuchar pasos que se acercaban a ella. Entonces, chocó contra alguien.

- ¡Ah!- Gritó cayendo al suelo. – ¡Ayuda! ¡Alguien por favor!- Rogaba mientras tapaba su cara reprimiendo sus lágrimas.

- ¿Yashiro-san?

Al escuchar su nombre, lentamente la de cabello platino abrió sus rojos ojos, encontrándose frente a frente con Minamoto Teru, su sempai y ex-novio. Se había vuelto un joven hombre de aproximadamente 21 años de edad, con su rubio cabello revuelto y ojos azules. Vestía un chaleco verde con vaqueros y zapatos de un color aún más oscuro. Su mirada, afable, consiguió tranquilizar a la joven que temblaba en el suelo.

- ¿Minamoto...-sempai?- Llamó tratando de contener las lágrimas.

- Me alegro de que estés bien, Yashiro-san- Contestó gentilmente ofreciendo su mano para que la desafortunada se levantase.

- G-gracias...

Yashiro aceptó su mano y se levantó, no sin percatarse en el proceso del brazo derecho del mayor. Herido y sangrante, él lo mantenía oculto en su espalda para no preocuparla, sin lograrlo realmente.

La joven rebuscó entre las cosas que guardaba en el oscuro bolso hasta encontrar un pequeño rollo de vendas. Delicadamente, tomó el brazo herido y lo vendó cuidadosamente. Él solo la miró mientras ella le curaba. 

- Lo hiciste bastante bien. ¿Planeaste ser enfermera?- Preguntó él mirando los vendajes una vez ella terminó.

- No, nunca lo había pensado- Contestó jugando un poco con sus dedos. - Solo es que uno de los chicos de los que me enamoré hace tiempo dijo que le gustaban las chicas femeninas y...- Terminó susurrando, casi inaudible.

- Perdón, no escuché. ¿Qué decías?

- ¡N-nada! ¡De verdad, nada!- Ella se sonrojó levemente por confesar sobre su antiguo Crush. - Minamoto-sempai, ¿Qué hace aquí?

Él permaneció silencioso unos segundos, pensativo sobre la respuesta. - No lo sé. Apenas desperté hace un rato. Para ese momento, ya estaba aquí.

- Ya veo... La verdad es que me encuentro en la misma situación...- Contestó perdiendo los ánimos.

El de cabellos rubios miró a los alrededores. Nada daba la más mínima pista de como poder escapar. Pero aun así sostuvo con fuerza la mano de su compañera y la atrajo para continuar caminando.

Anduvieron por esos extraños pasillos que aparentaban ser una calle durante un rato. No mucho, porque un fuerte ruido metálico y una puerta abriéndose repentinamente los interrumpió. Apareció de esta un joven no mucho más mayor que la peliplata, pero menor que el rubio. Cabello azabache y ojos de color atardecer, portaba una camisa blanca de mangas cortas manchada en algún líquido carmesí, pantalones canela oscuro, zapatos negros y vendas por sus brazos. Pudo parecer normal y pasar desapercibido para los dos jóvenes, de no ser porque portaba un cuchillo.

Death Bound. Hanako waits for a slaughterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora