¡ 3O ⚝ adiós, capitán de leche !

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La tensión en la mesa estaba sofocando a la pobre pareja que se veían el uno al otro, sin parpadear o moverse, era lo más parecido a una batalla. Mientras el reloj avanzaba lentamente, los ojos de Jeongin lagrimeaban al querer parpadear y Hyunjin ya no podía resistir más, habían pasado tan sólo quince minutos pero se sentía como largas horas.

— Por favor, Jin, no hagas esto más difícil.

— Tú eres quien complica las cosas, cariño.

Jeongin gruñó mientras pasaba sus pulgares debajo de sus ojos para retirar las lágrimas, no podía perder, su orgullo no se lo permitía.

— ¿Por qué hacemos esto en primer lugar?

— Porque no queremos que un desconocido cuide de Woni.

— ¡Entonces yo me quedo! Sólo serán dos años y tengo suficiente dinero guardado, conseguir empleo no será ningún problema después.

El rubio frunció el entrecejo al no estar de acuerdo con sus palabras, sabía que Yang no era un amante total de su trabajo, pero lo disfrutaba y se sentía cómodo; dejando de lado el estrés y algunas horas extras, claro. Pero sucedía que él también amaba su trabajo y sueldo.

Ambos habían comenzado a discutir por quién se quedaría con su solecito a partir de ahora. Después del descanso que se les concedió para pasar tiempo con su hijo, tendrían que empezar nuevamente con su responsabilidad laboral, pero no querían dejarlo solo, fue entonces que apostaron. El primero en rendirse seguirá trabajando mientras que el otro se quedará en casa con el niño.

La opción de una niñera o niñero no les agradaba, mucho menos una guardería, era demasiado pronto.

— Ustedes realmente se complican demasiado las cosas, nosotros podemos cuidarlo hasta que regresen, ahora que tenemos un apartamento cerca no será complicado —junto a ellos tomó asiento Jieun, dejando sobre la mesa dos tazas de té con galletas integrales, ella observó en ambos hombres sus ojos llorosos debido a la gran batalla, y no pudo no reírse por sus formas de actuar.

— ¿Harían eso por nosotros, mamá?

— ¡Claro que sí, Hyunjin! Soy una abuela joven, así que trataré de dar lo mejor de mí, Joonie estará muy feliz, sólo míralos jugar allá afuera.

En el jardín de la casa estaban Jungwon y Hyunjoon corriendo detrás de una pelota roja, con ellos también estaba Kkami intentando atraparla. Para el niño era una actividad nueva, y por eso su abuelo le daba algunas ventajas, pero no por ello el juego era aburrido, todo lo contrario. Sus carcajadas se escuchaban hasta dentro de la sala donde bebían el té.

Era un sábado por la tarde y habían ido a visitar a los mayores, encontrándose con la sorpresa de que dejarían atrás la casa para mudarse a un nuevo apartamento.

Jieun hizo un gesto con sus manos para llamar su atención, sonriendo al ver a su esposo correr lentamente para que el pequeño tuviera más chance de ganar, entonces tomó la caja de galletas y la dejó en la mesa para que pudieran comerlas.

— ¡Galletitas! Son mis favoritas, hada abuelita.

— Por eso las compré especialmente para ti, mi niño. Anda, cómelas antes de que Hyunjin te las robe.

Woni volteó hacia el rubio que llevaba tres galletas en forma de flor en su mano, le dió una de esas miradas que significaban desconfianza y tomó dos en cada mano sin apartar su vista de su papá. A veces Hyunjin era un poquito glotón, más que él, y por eso tenía que cuidar sus galletitas.

— Joonie, estábamos conversando con Hyunjin y Jeongin sobre nuestra mudanza y del cuidado del pequeño ahora que ellos van a trabajar, ¿verdad que nosotros podríamos cuidarlo perfectamente?

── we are jaune !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora