Siguiente paso

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Me enjuagué la cara y mire el viejo y cochino espejo que colgaba de la pared blanca justo frente a mí. Mi rostro, empapado y somnoliento pedía a gritos "mátenme" y me regalé a mi propio reflejo una mirada indiferente. Había estado pensando toda la maldita tarde si es que era, de alguna manera posible, que algún día podría relacionarme sexualmente con alguien, y entonces eso me llevaba a pensar quién sería ese alguien y allá en lo más recóndito de mi ser, sabía perfectamente que esa pequeña charla con mis nuevos amigos, había despertado el deseo de hacerlo, deseaba saber lo que se sentía tener a alguien lo más cerca físicamente posible tenía esa curiosidad por descubrir que era eso tan extraordinario de lo que todos hablaban.

De la nada sentí un escalofrío y fue entonces cuando supe que estaba al borde de la locura.

-¿Qué pasa Allison? ¿Es que sientes miedo de ti misma? Por dios, mírate. No seas ridícula; pareciera que estuvieras viendo un fantasma.- habló mi otra yo y me quedé helada. No sabía lo que estaba pasando. Quería correr, gritar, pellizcarme o algo, simplemente mi cuerpo no respondía seguía en shock parada frente aquel espejo con una copia exacta de mi al lado.

-Como sea, únicamente te daré un... consejo. Si así lo quieres ver. Te ayudaré a aclarar tus ideas, pues. Tú quieres vengarte de Daniel ¿no es así?- Asentí levemente, pues aún estaba asimilando el hecho de que mi lado malvado y delirante se haya solidificado. Sonaba como la clásica pesadilla de un chiquillo de seis años.- y también quieres... ¿experimentar?

-¿Estás insinuando que tenga sexo para estar al tanto sobre eso y además lo tome como venganza hacia Daniel?

-No te estoy insinuando nada, te lo estoy diciendo directamente. Así estarías matando dos pájaros de un tiro y acabarías de una vez con esta mierda inmadura de querer vengarte- Castigo divino, ella es como lo peor de mí, ¡me encanta!-

-Está bien. Sólo que hay un pequeño inconveniente- me dije

-¡Argh! No puedes sólo cerrar la boca. No puedo solucionarte la vida, querida- Rodeé los ojos. Definitivamente era lo peor de mí.- Está bien, suéltalo- dije finalmente.

-¿Quién sería el afortunado?- dije sonriendo torcidamente, al final éramos una misma.

-Alli, mueve tu culo hasta aquí. Ya nos vamos.- oí a Charles gritonearme del otro lado de la puerta.

-No hay señal más obvia, querida- me escuché a mis espaldas.

-¡¿CHARLIE?! No, no, no. De ninguna mane...- giré sobre mis talones pero no quedaba rastro de mi... de ella, o de lo que sea que haya sido.

Llegamos a casa topándonos con una nota de Daniel la cual decía que no iban a poder cenar con nosotros porque se irían al teatro o alguna mierda de esas. ¿Es real? ¿Daniel Richards yendo al teatro? Ni siquiera me molestare en bromear acerca de eso, ahora dejaré que mi venganza haga todo el trabajo. Y hablando de represalia...

-¿Dónde rayos se metió Ryan?- dije con la boca llena de mi delicioso rollo california.

-No lo sé, sabes que aprovecha cualquier momento para colocarse en algún rincón del bosque- me respondió Charles.

-Cierto, ni siquiera sé porque pregunte- Ahora Alli, arroja la bomba.­ ¿Charlie?

-¿Sí?- sonrió de lado al percatarse de la forma en la que lo había llamado. Hice una inhalación profunda y simplemente lo dije.

-¿Quieres tener sexo conmigo?- Tardó un rato en reaccionar. Estaba a punto de salir corriendo a tomar un tren para la China, cambiarme el nombre y comenzar una nueva vida cuando al fin obtuve una respuesta; Charlie empezó a carcajear hasta el punto de comenzar a toser como anciano fumador. Lo que me hizo reconsiderar la idea del tren y la nueva vida con los chinos.

-Alli, no me lo tomes a mal pero ¿de verdad no te has dado cuenta?- ¿esto podía ser peor?

- ¿De qué?- dije apenas en un susurro.

-Soy gay. Soy el gay que más marica de todos- Okay, oficialmente quedé una idiota.

-¿Qué?- hablé seria.- ¡Diablos, Charles! ¿Por qué no me lo dijiste?- dije golpeando su pecho repetidas veces.

-Pues, porque creí que ya lo sabías. Joder ¿Cómo pudiste no darte cuenta?- expresó como si fuera lo más irrebatible del mundo.

-Hay bueno ya olvídalo.- se levantó de la mesa y caminó hacia las escaleras.

-¿Puedo preguntar a qué se debe tanta urgencia?- dijo deteniéndose en el quinto escalón.

-Nada. Sólo, ya sabes... curiosidad.- me miró extraño pero aun así solo dijo:

-Pero en caso de que conserves tu "curiosidad", yo creo que mi hermano no tendría ningún problema- me guiño un ojo.

-No, como crees.- negué con la cabeza y Charlie subió hasta desaparecer de mi vista, dejándome sola y con un montón de preguntas en mente.

Where did your innocence go?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora