Madison Snader

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Mire el reloj de mi celular por cuarta vez desde que entramos al lugar. Un pequeño local en el centro de Lancaster completamente pintado de negro y algunos grafitis callejeros formaban parte de la decoración. Estábamos sentados en un pequeño sofá mientras esperábamos ansiosamente mi turno. Después de unos minutos el chico que se encargaría de dibujar en mi piel me llamó -Vamos princesa, llego la hora- dijo él quitándose la playera lo que hizo que me pusiera más nerviosa. Dios mío sí que era sexy. Suspiré y caminé hacía la silla de piel negra que me indico el chico. Daniel levanto ambos pulgares y yo asentí en forma de respuesta.

-Y bien- él chico logro captar mi atención con esas dos palabritas y no pude evitar mirar su abdomen bien trabajado -¿te gusta?- preguntó con una sonrisita arrogante pegada en sus besables labios.

-¿Disculpa?- musité atontada

-Es que no dejas de mirarme- en ese momento me sentí muy estúpida. Enrojecí hasta los huesos y me mordí el labio inferior completamente apenada." Alli, contrólate" me dije a mi misma.

-Perdón es que estoy algo nerviosa- su sonrisa burlona me incomodo un poco.

-¡Hey! Deja de parlotear y comienza a dibujar niño- gritó Daniel desde el sofá con cierto aire de grandeza. A estas alturas yo ya estaba tan fuera de mí por los nervios que sólo le indique al chico lo que tenía en mente.

-¿Algo así?- dijo mostrándome un papel con una especie de dibujo nativo en él.

-Es perfecto, justo como lo imaginé- dije tajante con una sonrisita de satisfacción.

-¿Dónde?- Señale la parte alta de mi espalda

-Exactamente ahí-

-Ok princesa, ponte cómoda-

Un ferroso líquido espeso recorrió mi boca y fue entonces cuando me di cuenta que había llegado al punto de perforar mi labio inferior con mis dientes. E l dolor no era intenso, pero si constante lo que hacía que perdiera la calma. Suspire y cerré mis ojos. Era momento de relajarme así que comencé a tararear Here Come The Sun.

-Listo- dijo el chico cuando término de tatuar mi tez. Tomo una foto a mi espalda y me la mostró- ¿Cómo se ve?

-Genial- dije sonriente y acomodé mi blusa- Ya vengo... a pagarte- dije estúpidamente y salí del lugar. Eché un vistazo al movimiento urbano de Lancaster y divisé a mi papá platicando animadamente con una mujer teñi -rubia de unos 30 años. Fruncí el ceño y me dirigí hacia ellos.

-Hola- me hice notar sin ningún tipo de expresión en mi rostro

-Hola- saludó la mujer mostrando una gran sonrisa. Si, era bastante atractiva. Pero había algo en ella que no me terminaba de gustar sin aún conocerla.

-Alli, ella es Madison- me presentó Daniel. Oh oh. Algo aquí no estaba bien.

-Maddison, ella es Alli. Mi hija.

-Oye ¿tienes el dinero?- pregunté ignorando por completo a la tal Madison.

-Sí, ten. Aquí te espero- respondió dándome 50 pounds

-Como quieras- murmuré tomando el dinero y volviendo al local. "Discúlpala, normalmente no es así- No hay problema, no te preocupes" escuché mientras caminaba. Pff que patético. Pensé.

Entré y ahí estaba él, de pie y cruzando los brazos con indiferencia mientras observaba atentamente a través de la ventana.

-Aquí tienes chico. 50 pounds- su sonrisa arrogante apareció de nuevo

-Creí que no ibas a volver- contestó divertido- Por cierto, soy Jack-

-Alli-

-Bonito nombre, Alli- sonreí en forma de agradecimiento- Aquí tienes 5 pounds de vuelta.

Where did your innocence go?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora