Jaulita de Oro

Capítulo 3

Advertencia: Agresión sexual leve. Si eres sensible al contenido se recomiendo saltar el capítulo. 

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Cuando llegaron al templo, lo primero que mandó a hacer fue preparar un gran baño, lleno de todas las comodidades que se podían dar para un aseo adecuado. En ningún momento bajó el cuerpo inconsciente del humano.

Estaba tan extasiado de poder tenerlo dentro de sus muros. Bajo su atenta mirada.

Tenía sirvientes, guardias, mucamas, chefs, costureros, doctores e infinidad de servidumbre lista para atender a su invitado, pero cuando le sugirieron el dejar a Jack en sus manos para que él descansará, fue como si su cabeza tuviera interferencia, su cuerpo se tensó y su respiración se detuvo. Separar a su humano de él, alejarlo de él, esconderlo de él, no volver a verlo.

Los pensamientos intrusivos inundaron su mente, alimentando su imaginación con un sin fin de probabilidades.

Se sentía tan, frágil en sus brazos, ni siquiera respondía a su toque, permaneció dentro de los muros de su mente, estando inerte contra su fuerte pecho. Si se le ocurría aplastarle la cabeza, desmembrarlo o separar su torso de su cuerpo, lo podría realizar sin que presentara un solo gramo de resistencia. Estaba a su merced.

Cuando no hubo respuesta, alguien intento acercarse, fue ahí que reaccionó. Dio un fuerte pisotón en el piso, rompiendo el mármol de esa zona.

ALEJENSE, SOLO YO PUEDO TOCARLO- Cubrió su cabeza con su gran mano, caminando en dirección al baño- DEJENDOS SOLOS, NO SE LES OCURRA INTERRUMPIR- Pateó la puerta cerrando el lugar. Las bisagras temblaron, pero resistieron su arrebato.

Todos afuera suspiraron derrotados. Ese año había sido muy difícil, su dios apenas y dormía, se la pasaba todo el tiempo viajando con las valquirias, buscando la resurrección divina. Con un ímpetu tan duro como el que utilizo con sus trabajos. Pero este era diferente.

Se le veía cansado, no, agotado sería una mejor palabra. Las ojeras profundas, lo demacrado de su rostro y lo descuidado de su atuendo lo gritaban.

Sus rabietas y gritos eran frecuentes. Ya padecía la irá, pero esto la catapultó. Las mujeres dentro de los muros sufrieron al escuchar a su dios lamentarse en las noches. Los hombres sintieron el ser usado como objetos para descargar su rabia.
Fue un infierno que aguantaron con la esperanza de que volvería ese ser de luz que iluminaba sus corazones. Tenían fe de que ese humano lograría calmar su corazón, y cuidar de sus sueños. Aún la mantenían.

Entonces, se dispusieron a irse, procurando dejarlos solos el mayor tiempo posible, el que deseara su amado dios.

Dentro del cuarto, Hércules había colocado varias sales de baños, aromatizante e incluso burbujas. Pensó que esto le gustaría a Jack, deseaba tanto escucharlo decirle lo mucho que le agradecía. Todo lo hizo con una sola mano, en la otra, cuál capullo de mariposa estaba el peliblanco, no lo soltó.

Lo volvió a desnudar para meterlo al agua, y ahí se detuvo a observar su cuerpo. Paso varios meses imaginando lo con él, y en varias de esas fantasías, se encontraba desnudo. Pero su imaginación no le hacía justicia.

Tal vez fue el agua purificadora, o lo lustrosa que quedó su piel, pero estaba perfecta. De un color uniforme y bonito, tan atrayente, tan hipnotizante. Su bello corporal también era blanco, entonces casi no se notaba, tomando en cuenta que era fino, era como si no tuviera.
Pasó su mano por sus pantorrillas y muslos, sintiendo una textura pareja.
Llegó al área de los genitales, viéndolos como un buitre. En comparación con su propia anatomía, había desproporción, también tomó en cuenta que estaba dormido. Quería tocarlo y observar cómo era cuando se encontraba despierto.