Prólogo

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Felix odiaba conducir desde su trabajó en la cuidad de Busan hasta regresar a su pequeña cabaña ubicada en un bosque con hoja perenne, un poco tropical y fresco, pero muy solitario e infestado de mosquitos

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Felix odiaba conducir desde su trabajó en la cuidad de Busan hasta regresar a su pequeña cabaña ubicada en un bosque con hoja perenne, un poco tropical y fresco, pero muy solitario e infestado de mosquitos. Aunque Felix no tuviera problema con lo último, le estresada escuchar el sumbido de esos insectos cerca de su oído sin dejarle dormir en ciertas ocasiones. Pero bueno, eso solo sucedía cuando llovía muy fuerte.

Y esa noche era prueba de ello.

La camioneta algo fuera de un último modelo, con sus llantas manchadas de lodo y siendo una bestia todo terreno, se adentraba al camino despejado dentro del bosque con sus farolas amarillentas encendidas, alumbrando cómo podía. Felix estaba agotado, claro que lo estaba. Vivir cinco meses en medio de ese bosque no era algo que le encantará tanto. Los antiguos dueños del lugar le habían dicho al jovén de cabellos rubios que a su alrededor se podria encontrar con animales grandes y ciertamente peligrosos. Cómo grandes osos hambrientos y tigres. Pero Felix había corrido con suerte de no toparse con ninguna de esas bestias hermosas en su casa o alrededor de está.

Si Felix al ver un mapache en su puerta se ponía histérico... ¿Cómo seria ver a un enorme animal dispuesto a arrancarle la cabeza de una mordida? El rubio no quería imaginarlo siquiera.

La lluvia era cada vez más fuerte y finalmente el chico llegó a casa, apagó la camioneta y apoyo su frente en el volante, juraba quedarse dormido con el relajante sonido de la lluvia.

Pero el café caliente y las pantuflas de conejito le estaban llamando y con toda la pereza del mundo, tomó su maletín, bajando del auto apresurado pues las gotas de lluvia estaban más heladas y Felix sentía congelar sus huesos cuando la fresca brisa chocaba sobre él. Subio las pequeñas escaleras para llegar a su puerta y metió la llave en el cerrojo torpemente, pero consiguió entrar y cerrar la puerta tras el a la par que soltaba un largo y cansado suspiro.

—¡Casa!— Felix chilló aliviado, subiendo las escaleras de firmé madera a la vez que quitaba su corbata roja con cansancio.

Necesitaba una ducha, y una caliente para que su cuerpo entero junto a sus músculos se relajen y abandonen todo el estres acumulado por el maldito día que tuvo.

Felix quería conseguir un departamento en Busan para no tener que literalmente viajar a ese bosque. No tenía vecinos, prácticamente era el único habitante, pero ¿Que le hizo llegar a comprar tal casa? Felix estaba harto de que en su antigua casa en Busan siempre estuvieran los vecinos con la escandalosa música arriba de su departamento o a un lado, odiaba que siempre que dormía un domingo por la mañana la lavadora de la vecina hiciera mucho ruido o inclusive estuviera gritándoles a sus hijos pequeños por sus travesuras.

Felix quería paz, vivir en una casa que al despertar, el cantó de las avecillas le den la bienvenida.

Pero eso significaba salir de la cuidad y aquí está, metiéndose en la ducha en una casa en medio de un bosque con hoja perenne, y para terminar con broche de oro, lloviendo.

Tiger [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora