Tiger [Minlix]

05

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—¿Minho?, ¡Minho! Félix llamó dándole golpesitos en las mejillas a Minho suavemente.

Pero Minho estaba perdido mirando los labios de Felix e imaginando un beso que jamás sucedió, solo era una mala jugada de su estupida mente.

—¡Honnie!— Grito Felix haciendo que Minho diera un respingo alarmado y el color azul de sus ojos se esfumara por completo.

—¡¿Ah?!— Pregunto el más alto pestañeando varias veces para salir por completo de su ensoñación y preguntarse repetidas veces si ese beso era parte de su mente o si había pasado en realidad.

No te besó, Lee, para ya. Pensó el híbrido al ver al rubio inflar sus mejillas y sorber su pequeña naricita. Joder, es tan tierno. Un ronroneo hizo vibrar su pecho, haciendo que el más bajo se ría al sentir un cosquilleo en su mejilla apoyada sobre esté.

—Yah~ para, no hagas eso, me hace cosquillas.— Murmuró Felix desapareciendo sus ojitos al sonreír.

Y Minho volvío a ronronear, solo para ver la brillante sonrisa del rubio y escuchar su melodiosa risa. Felix río nuevamente al ver el pecho del más alto vibrar y puso sus pequeñas manos sobre está para sentir más cosquilleos.

—Felix...— Llamo Minho seriamente al recordar la causa del porque Felix tenía rasguños en la piel de su cuello.

—¿Ah?— Pregunto apoyando su mentón sobre el fuerte pecho del castaño y sonriendo dulcemente.

—Me vas a llevar mañana al trabajo, dónde está ese infeliz.— Dijo Minho. —Y no es una pregunta es una orden.—

Félix bufo mirando al castaño con falsa molestia.

—No es necesa...

—Lo es y punto.— Terminó la plática, cerrando sus ojos y fingiendo dormír.

—Sabes que no lo es.— Felix se enderezó sobre Minho y se cruzó de brazos. —No te llevaré.—

—Felix, ya te dije que me llevarás y punto.— Minho sonó más plano de lo que Félix esperaba. —No me contradigas.—

Este estúpido tigre está hablando enserio. Pensó el rubio al notar el ceño fruncido del castaño.

—Minhonnie, si haces un escándalo mañana, perderé mi empleó.— Felix menciono desesperado. —Aunque puede ser que ahora mismo ya no tenga empleó.— Murmuró para si mismo.
—¡Pero no importa!, ¡No te llevaré!—

—No voy a armar desastre, no hasta que ese anciano imbécil me haga enojar más de lo que ya estoy.— Dijo abriendo sus ojos y observando al rubio sentado sobre parte de su torso. —Quiero que vea que estás acompañado.—

—Pero si realmente no lo est...

—Para que te dejé de molestar, cabeza de sol.— Minho rodo los ojos.