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Habían pasado los días desde el incidente del desayuno con Felix y ahora parecía que el tema estaba en el olvido, ambos se encontraban en el césped recostados mientras miraban el cielo y los frondosos árboles sobre ellos, el cantar de las aves jun...

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Habían pasado los días desde el incidente del desayuno con Felix y ahora parecía que el tema estaba en el olvido, ambos se encontraban en el césped recostados mientras miraban el cielo y los frondosos árboles sobre ellos, el cantar de las aves junto el viento que levantaba las hojas secas dejando una situación relajante. Minho parecía demasiado como en el pecho de Felix y el rubio apoyando su mentón en su coronilla.

-Podria dormirme ahora mismo estando en tus brazos rubio.- Murmuró Minho roncamente, relamiendo sus labios resecos.

-Tu donde sea te quedas dormido Honnie, eres un perezoso.- Minho sonrió adormilado cuando la dulce risita de Felix lleno sus oídos.

Su risa era mejor que el canto de las aves, esa contagiosa melodia alteraba su corazón dejando a Minho en un estado crítico. Sin embargo, la relajante tarde pronto les haria correr hacia la cabaña puesto que pequeñas gotas heladas de la lluvia comenzaron a empapar los rostros de los melosos jóvenes.

-¡No puede ser!- Chilló Felix levantandosr junto a Minho corriendo en dirección a su hogar, prácticamente la madre naturaleza los estaba corriendo del aire fresco y eso al híbrido le molestó.

Minho se lanzo al sofá cómodamente cuando la lluvia se intensificó de poco en poco, volviéndose por fuera del color grisáceo debido a las fuertes gotas que caían a montones y el frío aire que congelaba sus huesos, Felix había ido por una manta, tal vez si pasaba el resto de la tarde junto a Minho en el sofa se sentiría similar a la tranquilidad, su corazón latía fuertemente, ¿La razón? Felix sabía que la razón era el gruñón tigre que estaba en el sofá, su preciosa y blanquecina sonrisa le hacía perderse tan fuertemente en sus pensamientos pero ¿Por qué de todos los chicos existentes en el mundo Lee Minho tuvo que ser el dueño de sus pensamientos? Aquel gatote salvaje llegó tan peligrosamente al corazón de Felix para gobernar en el y parecía que no se iría nunca. Felix de solo recordar sus besos, sus caricias y su mirada le hacía perder los estribos queriendo gritar a los cuatro vientos que su dueño era nada más y nada menos que Lee Minho.

-¿Honnie?- Preguntó cuando estuvo de vuelta, la cabellera de Minho se asomo en su campo de visión y seguidamente sus ojos penetrantes y oscuros se fijaron en el pequeño rubio.

-¿Mhm~?- Minho bajo sigilosamente su mirada por el cuerpo de Felix, cómo todo un felino al acecho y sonrió lentamente al ver la manta en sus manitas. -Ven aquí rubio.-

Felix prácticamente corrió sus brazos recostandose y cubriendose con la enorme manta, se esparcieron varios besos por sus esponjosas y regordetas mejillas junto con caricias en su espalda y ronroneos satisfechos por parte del hibrido.

-¿Estás cómodo, rubio?- Preguntó Minho en un dulce susurro, haciendo que Felix se sintiera protegido.

-Uhumm.~ - Felix cerro sus ojitos dispuesto a quedarse dormido en aquella tarde de lluvia tan relajante que estremecía sus oídos, mientras un chico hermoso le daba besos en su coronilla, simplemente perfecto.

Tiger [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora