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El cantar de las avecillas y la molesta luz solar entraba por la ventana hasta dar en el rostro de Felix, no sabía que hora era, pero era temprano, eso era seguro, sin embargo, se giro para apoyar su mejilla en el pecho del hibrido que dormía a su...

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El cantar de las avecillas y la molesta luz solar entraba por la ventana hasta dar en el rostro de Felix, no sabía que hora era, pero era temprano, eso era seguro, sin embargo, se giro para apoyar su mejilla en el pecho del hibrido que dormía a su lado, sus ojitos se cerraron nuevamente tratando de recuperar el sueño, pero no lo conseguía. Odiaba despertar tan temprano y que al tratar de volver descansar no lo consiguiera gracias al estúpido sol.

En ese momento Felix alzó su vista para mirar al dueño de ese pecho amplio y comodo en el qué su mejilla descansaba dulcemente. Cabellos castaños claros, labios notoriamente dulces y levemente separados por estar dormido y su hermosa naríz, Felix veia en Minho la definición de perfección y se sentía bastante honrado de poder contrmplar el pedazo de arte que descansaba en su cama.

—Buenos días mi gatote.— Susurro dejando un beso impecable en la frente del minino antes de levantarse de la cama dispuesto a preparar un rico desayuno para ambos.

Después de darse su merecida ducha mañanera y cepillar sus dientes salió de la habitación con una camisa del híbrido y su pantalón de pijama, ponía de excusa que era más como portar la ropa del castaño cuando la verdadera razón era que adoraba el aroma impregnado del más alto en ellas y de cierto modo se sentía seguro. Con pantuflas de gatitos cubriendo sus pies de la fría brisa de la mañana, Felix comenzó a bajar las escaleras mientras soltaba un ligero bostezo silencioso, a su vez que restregaba sus ojitos con sus puños, debería estar en la cama en ese momento junto a Minho pero sentía la enorme necesidad de hacerlo despertar de buena manera por lo que comenzó a cocinar apenas estuvo dentro de la cocina.

Su cabaña tenía impregnado el olor a huevos refritos con salchichas fritas y mucho tocino agregándole tostadas recien calientitas con mantequilla embarrada en ellas y un delicioso jugo de naranja en una jarra, a Felix se le daba demasiado bien la cocina y el lo sabía, pero en el momento en el que hubo silencio mientras ponía todo en una charola escucho un delicado ronquido proveniente de la sala.

¿Uh? Se preguntó Felix mentalmente y es que nunca había escuchado a su lindo minino bajar a continuar su sueño en el sofá, con su corazón acelerado asomo su cabeza por el umbral de la puerta de la cocina para mirar en dirección a la sala, pensando que su sorpresa ya fue descubierta por Minho.

Ahí estaban los otros dos gatotes de la noche pasada, cómo peso muerto sobre su sofá, Félix reconoció al gatote de la carretera con medio cuerpo en el suelo alfombrado y el resto en el sofá, su compañero estaba tranquilamente dormido en el otro sillón con la boca levemente abierta y roncando a más no poder.

Gatotes feos. Pensó Felix frunciendo su ceño mientras inflaba sus mejillas y regresaba a la cocina a terminar el desayuno para el y su lindo chico. Estaba tan concentrado en su mundo, los minutos pasaron y no se dio cuenta que uno de los grandes felinos habia despertado y estaba en su forma felina en el umbral de la puerta.

Tiger [Minlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora