Día 26: "Comodidades"

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Shipp: Valentine x Lune

Universo de Saint Seiya.// Headcanon.// Drabble.

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El celo es una de las cosas más incómodas y difíciles en la vida de todo Omega, de eso no había duda.

Por eso, el gran salón del juicio, a pesar de no haber sido creado con ese fin, con el pasar de los años, y teniendo en consideración, que los encargados de dirigirlo en su gran mayoría eran Omegas, terminó volviéndose un lugar seguro donde los Omegas podían ir para descansar y relajarse un par de días durante su celo. En ese punto, ya había incluso una zona del salón reservada especialmente para ese propósito.

Lune no tenía problemas con eso. Después de todo, sus compañeros sabían que no debían ir más allá de esa sala, y a decir verdad, tenían un umbral del dolor bastante alto, ya que rara vez se quejaban.

Él, al ser un Omega, tampoco se salvaba del celo, y tanto la seguridad que ese lugar brindaba, cómo la compañía de iguales a él, que sabían lo que era pasar por el celo y no lo jugarían, le daban una sensación de alivio.

Ese lugar estaba estrictamente prohibido a los Alphas, Deltas y hombres Beta. Únicamente Omegas, y Gammas y mujeres Beta si es que los había, tenían permitido estar en ese lugar.

Ningún Omega podía ser forzado a estar con un Alpha, o cualquier otra casta durante su celo si no lo deseaba. Lo mismo en el caso de los Alphas. Y si a alguien se le ocurría obligarlo, el castigo podía ir desde ser declarado traidor, perder su puesto y ser desterrado del Inframundo, enfrentando el juicio como todos los demás mortales a la hora de su muerte. Hasta directamente, ser arrojado al Tártaro.

Su señor Hades podía ser muy bondadoso con sus espectros, pero si alguien se atrevía a desafiarlo o desobedecer sus reglas, no se tentaría el corazón para castigarlo.

- ¿Estás bien, Lune?- Preguntó Valentine, cambiando el pañuelo húmedo en su frente.

- Sí, Val. Gracias.- Respondió algo fatigado, sentándose.

- Toma. Te traje algo de té.- Añadió el peli-rosa, ofreciéndole una taza de té.

Valentine era de las personas más cercanas a él. De cierta forma, ambos lograban entenderse mutuamente bastante bien.

Los dos Omegas. Los dos fieles y más cercanos sirvientes y mano derecha de dos de los jueces del Inframundo. Los dos enamorados en secreto de uno de los Alphas. Los dos resignados a nunca ser más que un confidente para ellos. Los dos tratando de aceptarlo y sobrellevar esa carga, que entre dos, era un poco más liviana.

Sí, definitivamente ambos tenían mucho en común. Y quizás todo eso hacia que su vínculo creciera cada vez más, pero ninguno se atrevía a aceptarlo.

Quizás aún no era tiempo para aceptar que un clavo sacó otro clavo, quizás todavía no estaban listos para decir "te amo" en público. Pero sus miradas y gestos decían más que mil palabras, y ya más de uno en el Inframundo se había dado cuenta de ello.

Omegacember 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora