Día 9: "Aniversario"

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Shipp: Afrodita x Aldebarán

Universo de Saint Seiya.// Headcanon.

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Ya había pasado un año desde la batalla por las doce casas. El primer aniversario desde la caída del traidor, el regreso de Athena al Santuario, y también de la muerte de varios caballeros dorados.

A pesar de todo lo ocurrido, se habían encargado de darle una digna sepultura —o lápida conmemorativa si era el caso—, a los santos dorados caídos en batalla. Aún si cometieron errores en sus últimos años de vida, nada les borraba los recuerdos de su infancia todos juntos, ni lo que representaban para el Santuario.

Eran pocos los que habían acudido a visitar las tumbas, cada uno por sus motivos.

Aioria había preferido abstenerse de acompañar a sus demás compañeros a presentar sus respetos. Aún tenía algo de resentimiento contra la mayoría de los que yacían en ese campo santo, o en su defecto, no fue demasiado cercano a ellos como para extrañarlos, y no creía correcto presentarse sin sentir sus pérdidas realmente.

Shaka prefirió ir sólo, levantándose mucho más temprano que los demás. Quizás queriendo un momento a solas con sus difuntos camaradas, quizás para desahogar sus penas y pesares sin sentirse juzgado... Nadie lo juzgó y simplemente lo dejaron hacer su voluntad.

Milo, Mu y Aldebarán fueron juntos, siendo los únicos presentes en el lugar por unos minutos, hasta que Saori y cuatro de los santos de bronce llegaron a presentar sus respetos.

Milo llevó las flores y cosas preferidas de cada uno, y se dispuso a colocarlas en cada lápida. A decir verdad, Milo fue de los más afectados por las muertes de sus camaradas, y aunque se negara a admitirlo, todos sabían lo mucho que sufría por todos y cada uno de ellos.

Mu tenía sentimientos encontrados. Si bien, no les guardaba rencor como tal, tampoco sentía un dolor insoportable por la ausencia de sus compañeros... Quizás respeto hacia sus memorias era lo que más se acercaba a su sentir.

Aldebarán... El caballero de Tauro, al igual que Escorpio, había sufrido demasiado por las muertes de sus compañeros. Para él eran sus amigos, sus hermanos prácticamente, y saber que ya no estaban, estaba siendo algo difícil de sobrellevar.

Igual que Milo, llevó flores para todos, pero había un ramo en especial para alguien que dormía en ese campo.

Afrodita, ese hermoso Omega de cabellos turquesas y ojos jade... Aún recordaba el tiempo que pasó en el Santuario en su infancia, siendo cuidado de vez en cuando por Afrodita, igual que los demás compañeros de su edad.

Recordaba que cuando le dieron la noticia de que debía partir sólo a Brasil para completar su entrenamiento, estaba muerto de miedo. Toda su corta vida de apenas 6 años la había pasado al lado de sus compañeros, y la sola idea de estar sólo en un lugar desconocido por un par de años, lo aterraba. Pero entonces Afrodita apareció.

El Omega sueco tenía apenas unos días de haber recibido su armadura, y tambien estaba próximo a partir a su tierra natal.

Un Afrodita de 10 años se acercó al pequeño Alde de apenas 6, y después de palmearle el hombro y calmarlo, le dijo con una sonrisa que no tuviera miedo. Era solo un par de años, que pasarían antes de que siquiera lo notara, y estarían todos juntos de nuevo.

Afrodita logró calmarlo y darle valor para cumplir su misión, y como un pequeño recuerdo, le entregó una pequeña rosa de color blanco. Pero no era una flor ordinaria, era una hecha del cosmos de Afrodita, y gracias a eso, la rosa jamás moriría, permaneciendo jóven y fresca por siempre, cómo si los días no pasaran sobre ella.

Omegacember 2022: Saint Seiya Shipps Donde viven las historias. Descúbrelo ahora