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Storm conocía a Travis desde hace años, cuando eran jóvenes. Los dragones llevaban extinguiéndose un tiempo, porque la mayoría fueron maldecidos y murieron por causa de la maldición. En el pasado existieron tantos dragones, millones, pero actualmente la cantidad se ha reducido, igual que todas las criaturas mágicas, quizás porque los tiempos estaban cambiando.

Pero aún así, todos eran cuidados como reliquias, menos los dragones, porque todos tenían miedo de su naturaleza, en especial los humanos, no encontraban razones para comportarse cuando son los malos en los cuentos . Así que los mismos dragones decidieron esconderse, vivir ayudándose, o solo algunos de ellos. 

Travis fue el último dragón con una maldición en su corazón, y al tener un destino tan miserable, nadie quería acercarse, ¡Todos estaban felices! Con ese cachorro de dragón acabaría la maldición, todo estaría mejor para los dragones, pero nadie quería acercarse con el terror de que aquella terrible maldición se contagie a alguien más, nadie podría amarlo, nunca tendría una pareja, porque si tenían un hijo, sería otro pobre ser miserable.

Así que aquel dragón de fuego creció solitario, quizás por eso nunca aprendió a relacionarse con otros, conversar, ser empático o menos irritante o incluso controlar sus propias emociones. Pero Storm vivió de otra manera, el vivió feliz y sano como todos sus demás amigos dragones, y no pudo evitar tener curiosidad por el joven dragón que se aventuró solo en la vida. Desde lejos, parecía ser increíble, un cachorro que estuvo volando en busca de aventuras, poco sabia de que se trataba de buscar su propio corazón para custodiarlo. 

Debido a la curiosidad, terminó conociendo a Travis, sabiendo de su historia, de como estaba maldecido, pero el no quiso dejar solo al dragón de fuego, no merecía un destino cruel tan solitario. El no pidió tener esa maldición, el no pidió esa vida y ser tratado como si tuviese una especie de virus mortal.

Entonces, comenzó a visitar a Travis, siempre conseguía el tiempo para ir a verlo, y a pesar de su comportamiento reacio, el dragón de fuego era agradable, a su manera, bastante dulce, simplemente era reservado y nunca se sintió capaz de confiar lo suficiente, como un gato callejero al cual por primera vez le muestras el cariño.

¿Cómo podría describirse el sentimiento? Quizás, Strom en algún punto pensó en Travis como un hermano, algo así, o quizás si sentía algo más, los dragones son complicados, y amar era complicado.

...

¿Entonces por qué el dragón eléctrico solo pudo sentir molestia al ver aquel humano con Travis?

Un humano, la especie enemiga. 

Cerca de Travis, un dragón maldecido. Un humano era terrible para este tipo de dragones.

¿Y aquella capa hecha con escamas rojas? Reconocía esas escamas, no era tonto, en absoluto. 

Pudo ver como Travis lo detuvo para enseñarle a colocarse aquella capa, una sonrisa en su rostro, una sonrisa la cual en tan pocas ocasiones logró ver el dragón eléctrico. 

No era justo.

...

Storm gruñó mientras iba volando en picada hacia abajo, justo donde estaba el humano, cargando su poder antes de lanzar un rayo, los destellos hacían brillar sus escamas.

Destruye.

Eso era todo lo que había en la mente del dragón antes de finalmente atacar hacia el humano, no había manera de que esquivara ese rayo.

 ...

Pero en un solo segundo, Travis había abrazado al humano, cubriéndolos a ambos con sus alas. Todo sonaba borroso, Storm no quería dañar a su mejor amigo dragón, ¿Por qué? ¿Por qué protegió a ese humano? ¿Por qué le ofreció una capa con sus propias escamas?

—Vete.—Travis susurró.

—¿Por qué? Tu...—Lucas sentía que sus palabras morían en su garganta, la preocupación lo estaba matando, ¿Qué fue eso? ¿Otro dragón? ¿Abrazar a Travis? Esto era tanto para procesar.

—Cúbrete bien con esa capa y no te la quites.—

No hubo tiempo de negarse, porque Travis lo empujó para que se vaya, y en cambio, tomó su forma de dragón, gruñendo hacia el dragón eléctrico, una pelea de la cual Lucas no podía meterse, no tenía armas, y aunque tuviese, no tenía nada contra un dragón, todo lo había dejado porque no tenía interés en hacer daño. 

Si, el dragón era majestuoso, pero se había atrevido a lastimar a su dragón.

Pero a pesar de eso, Lucas tuvo que irse, siguiendo lo ordenado por Travis, yendo hacia su caballo y huyendo, dejando a ambos dragones detrás. Lucas solo podía confiar en que todo saldría bien y mañana vería a su dragón otra vez.

...

Fue ese el día en que el príncipe se dio  cuenta lo inútil que es.

Impotencia.

El Principe y El Dragón De La Torre. [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora