Capítulo 34

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22 de mayo de 2021, a las 8:30.

Por fin era el día especial. El día de la gran final y en el que se decidiría el país ganador, y para mí, el día que se decidiría mi futuro.

¿Que si estaba nerviosa? Me sentía aterrada. En parte era por que esta noche podría ser vista por toda Europa y por que sabía que iba a dar todo de mí encima de ese escenario, así que pensar en que podría haber un mínimo fallo, un error en el sonido o cualquier cosa, me dejaba con el estómago revuelto. Todo el país estaba volcado en nosotros para que intentáramos llevar la victoria a casa (o por lo menos quedar en un puesto alto respecto a los demás años), ya que éramos la propuesta innovadora. Hasta el momento, sólo se habían llevado al festival baladas o canciones lentas, así que qué España llevará algo que te hiciera mover el culo, era la hostia.

Otra de las razones para estar nerviosa era que le iba a pedir a cierto italiano, intentar algo. Había meditado la idea durante mucho tiempo de ser pareja y por fin había decidido, que esta misma noche, le iba a pedir salir. Con esa pregunta, solo se ponía tener una respuesta, la cual podría cambiar algo en la vida de la otra persona. ¿Si me decía que sí? Sería mi fantasía desde que todo esto empezó. Si salimos de aquí siendo pareja, me iba a costar un buen rato recapacitar sobre ello. Es indescriptible la idea de que él y yo lleguemos a ser pareja. ¿Si me dice que no?... sería como si me dieran una patada en el estómago. No porque fuera el amor de mi vida o porque hubiera hecho cosas para nada. Me sentaría mal un no por respuesta, porque me había hecho, y aún sigo manteniendo, demasiadas ilusiones con él. Hemos llegado muy lejos es la medio relación que habíamos mantenido en estas últimas semanas, así que, si recibo un no, algo avergonzada, me iré de allí con el mayor chasco y tristeza de mi vida.

Me dí la vuelta en la cama, quedándome mirando hacia el lado de donde estaba durmiendo Samuel. Este tenía la boca entreabierta, con un brazo estirado para arriba y el otro doblado tapándole la frente. Sabía que dentro de poco se iba a despertar y, según darme los buenos días, me iba a preguntar si ya sabía lo que iba a hacer. Me volví a dar la vuelta, quedándome mirando al techo. Hoy iba a ser la última vez que iba a ver ese techo. De verdad, daba demasiado asco que estuviera tan triste por irme de allí, pero es que estas últimas semanas en esta hermosa ciudad holandesa, habían sido de las mejores de mi vida y me iba a doler coger el vuelo que tenía mañana para volver a España.

Tras asimilar que aquella noche que había pasado, había sido la última allí, la alarma procedente del móvil del de rizos comenzó a sonar con la mítica cancioncilla cansina. El que estaba a mi lado, a un escaso metro de distancia, comenzó a moverse, remoloneando, para poco a poco irse despertando. Yo me quedé observando el techo, hasta que escuché las primeras palabras del día de parte del moreno:

—Buenos días.— dijo con un tono de voz un tanto grave el guitarrista.

—Buenos días a ti también, dormilón.— contesté yo, girándome para verlo.—¿Qué tal has dormido?

—Bien, genial diría yo… ¿Sabes qué?— yo negué.— Soñé que hoy ganábamos… Se veía todo tan real que hasta que no me desperté, no supe que era verdad…

—Ya me gustaría a mí tener ese sueño.

—¿Te imaginas que se haga realidad? O sea, ¿Tú te ves con el trofeo entre manos? Que puta locura sería, ¿No lo crees?— dijo él incorporándose para quedarse apoyado sobre el el respaldo de su cama.

—Literal. Sería un sueño hecho realidad… Literalmente.— contesté entre risas al darme cuenta, haciendo que él también se riera. Ambos nos habíamos quedado en silencio tras mi contestación. Sabía que ahora, en cualquier momento, llegaría esa pregunta tal que balazo.

I wanna be your sin. ||Ethan Torchio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora