Capítulo 38

88 10 7
                                    

22 de mayo de 2021, a las 16:30.

Si vierais el percal de la habitación, os llevaríais las manos a la cabeza.

Samuel, estaba como una señora mayor, con toda la cabeza llena de rulos y metido en un secador de casco; Marco siendo maquillado, con algo de dificultad debido a su tick en el ojo, que se le venía cada vez que alguien le maquillaba; Oliver, mientras, practicando con las baquetas en un disquete de silicona y dando golpecitos en el suelo a ritmo; Theo editando unos vídeos para subirlos a nuestro canal de YouTube; Y Sofía haciendo unas llamadas de última hora para que todo quede perfecto para la presentación; ¿Y yo? Me estoy replanteando qué hacer.

Estoy sentada en mi cama, con las piernas encogidas, pensando en que podría hacer productivo. Los chicos estaban manteniendo una conversación bastante animada, pero no me veía con ganas de participar en ella. Desde que Sofía me había mencionado que mi ex, quizás, iba a estar presente en el festival, todos mis ánimos se bajaron al completo. Y no debería de estar así por ese cabrón, pero es que me era inevitable creer en la posibilidad de que llegara a arruinar algo de esta experiencia, que hasta el momento había sido perfecta.

En cuanto noté unos constantes pinchazos en las sienes, me entró el mono de fumar. Me levanté y, una vez cogí mi tabaco que descansaba en el cajón de la mesilla, me dirigí al balcón.— Ahora vengo, voy a fumar.

Ninguno me contestó, así que tomé eso como una señal de que no tenía impedimentos. Fui hasta la puerta del balcón y me adentre en él; cuando ya estuve apoyada en la barandilla, cerré las puertas para que no les molestara el humo.

Cojo un cigarro del paquete y lo enciendo con mi mechero de Hello Kitty. A la primera calada, ya se había reducido bastante la ansiedad. Aún me dolían un poco las sienes, pero no era para tanto como antes.

Desde aquel balcón, había unas grandes vistas de la ciudad. Sin duda alguna, espectaculares. Daría lo que fuera por echarme todo el día allí, sentada en aquel balcón, mirando el precioso paisaje que me ofrecía aquel sitio.

Di otra calada. El humo invadió al completo mi garganta, para acabar en mis pulmones. Nunca entendí mi devoción por el tabaco. Os lo juro, nunca lo entendí…Aún me acuerdo de cuando tuve un cigarrillo en mis labios por primera vez: A los dieciséis años, mi prima y yo le habíamos robado el paquete de tabaco a mi madre. Las dos nos escondimos para que nadie nos viera y simplemente encendimos un cigarro y le dimos una calada. Recuerdo que me quemara la garganta como si no hubiera mañana. Me había sentado peor que una patada en el estómago. Peor que chupar un tubo de escape; pero, sin embargo, cuando todo ese dolor se esfumó, le volví a dar otra calada. Y así sucesivamente hasta que, entre las dos, nos acabamos el cigarro. Si os preguntáis qué pasó después, básicamente nos pilló nuestro primo pequeño y se lo fue a decir corriendo a nuestras madres, ganándonos la bronca de nuestras vida; pero, a pesar de ello, seguí fumando a escondidas alrededor de un año.No se lo dije a mis padres hasta que no estuve a un mes de cumplir los dieciocho. Cuando ambos se enteraron, pienso que les sorprendió un poco, pero aún así no me dijeron nada malo, cosa que me sorprende aún más a día de hoy.

Fui dándole caladas hasta que el cigarro se redujo lo máximo posible. Una vez expulsé el humo, tiré el cigarrillo por el balcón y me metí de nuevo dentro.

Según me metí dentro, me fijé que casi todos estaban haciendo lo mismo que antes, y digo casi todos, porque Oliver ya no se encontraba practicando con sus vaquetas; sino que ahora estaba mirando una especia libro, el cúal, al acercarme, me fijé que era la libreta que utilizaba para apuntar todas mis ideas de canciones.

Me aproximé hasta mi cama y me senté al lado suyo:

—¿Cómo es posible que no nos habías enseñado antes esto?— me dice mostrándome la libreta abierta por una de las páginas del final. — Es que es… perfecta.

I wanna be your sin. ||Ethan Torchio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora