Epílogo

118 8 17
                                    

3 de julio de 2026, a las 16:25.

Estábamos en Estados Unidos, concretamente en Las Vegas. Sí señor, en la ciudad más loca de todo el país; donde puedes desperdiciar todo tú dinero en tragaperras, bares y espectáculos bestiales, justo por lo que habíamos venido aquí.

Mañana era cuatro de julio y aquí se celebrara aquí un festival por el día de la independencia, donde íbamos a estar tocando nosotros... junto con, ¿cómo no?, Måneskin.

Ahora mismo estaba sentada en mi cama, recién levantada, con tan solo una manta cubriendo mi cuerpo desnudo, mientras que veía una revista que salió ayer, donde aparecemos nosotros posando para un artículo de Versace:

—¡Amor!— lo llamé, cerrando la revista y dejándola en mi mesilla de noche.— ¿Me traerías una camiseta?

En cuanto le dije eso, al minuto apareció con una camiseta de las suyas, de las que me quedaban dos tallas más grande.

—Aquí tienes— me dijo él con una sonrisa, mientras que me daba la camiseta, la cual era de su propio merchandising.

—De verdad, no sé qué haría sin ti, Ethan— le dije con una sonrisa mientras me ponía la camiseta. Él me sonrió y se sentó enfrente mío, para luego poner su cabeza encima de mis piernas.

—Seguramente harías lo mismo que sin mí— me contestó.

—Boh, no digas tonterías— le dije, para luego darle un beso. — Venga, es mucha hora de vestirnos, que hay que bajar a desayunar... ¿O a comer? Qué más dá, hay que bajar y punto.

Ayer habíamos estado de fiesta hasta las tantas. Todo empezó con unos vinos en el bar, de los cuales no pude disfrutar mucho, y acabó en la discoteca más grande de Las Vegas, bailando sobre la mesa del dj, o sea, Victoria, escuchando techno a todo trapo. Contando que habíamos llegado al hotel a las tantas de la mañana, y el revolcón que nos dimos cuando llegamos, nos habíamos acostado a las ocho de la mañana.

Antes de vestirnos, ambos nos fuimos a la ducha. Cuando salimos de la ducha después de estar media hora bajo el agua, fuimos hasta el vestidor y allí escogimos lo que nos podríamos hoy: él decidió ponerse una camiseta que imita la piel de serpiente, la cual era algo transparente, acompañada por un pantalón negro de campana y unos botines de tela marrón clara, con algo de tacón; yo decidí ir algo más fresca, ya que hacía bastante calor, por eso me puse un vestido de vuelo de color negro con tirantes, el cual era más largo por el lado derecho que por el izquierdo, junto con unas botas vaqueras en color negro, con sus decoraciones en blanco.

En cuanto accesorios y maquillaje, él prefirió solo ponerse un collar y una pulsera de cuero, y el maquillaje dejarlo de lado; pero yo decidí hacer todo lo contrario: yo decidí ponerme unos pendientes de cruz en plateado, junto con otros pendientes más pequeños para el resto de mis piercings en el mismo color, además de unas pulseras plateadas completamente rígidas en una muñeca y un anillo en cada mano. De maquillaje me puse algo más complejo de lo que solía llevar: un poco de rímel, eyeliner, highlight y un pintalabios mate de color rojo oscuro. Ninguno de los dos decidimos hacernos nada en el pelo, quedando ambos con el pelo liso sin recoger.

—¿Bajamos a desayunar?— le pregunté a Ethan, mientras me echaba mi perfume.

—Me parece bien— dijo él con una sonrisa. Yo cogí mi bolso negro de piel sintética de cocodrilo y lo llené con las cosas necesarias para el día de hoy.

Después de eso, ambos nos fuimos de la habitación, dirigiéndonos hacia los ascensores cogidos de la mano.

Cuando estábamos llegando a los ascensores, me fijé en que ya había alguien esperando a que llegara el ascensor a su destino. Eran ni más ni menos que Oliver y Xiana, la novia de mi mejor amigo, una modelo gallega, de pelo rubio larguísimo, con los ojos más azules que el propio azul y con un cuerpo realmente esbelto y precioso, propio de una modelo. Era una chica muy divertida y graciosa, a pesar de que siempre iba seria en sus desfiles. Al principio era un poquito cerrada, pero cuando cogimos confianza, se convirtió en una chica extrovertida, que te dice todo con completa sinceridad y sin filtros, obviamente sin ir a hacer daño... y, por qué no decirlo, un poquito loca.

I wanna be your sin. ||Ethan Torchio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora