Capítulo 39

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22 de mayo de 2021, a las 20:25.

Ya estábamos todos listos y preparados para salir de aquel hotel e ir a donde se iba a celebrar el tan esperado festival.

Después de estar casi cuatro horas de brocha y pintura, por fin estábamos todos impecables, incluso Theo y Sofía.

A mí me encantaba como me habían arreglado: el pelo había decidido dejarlo suelto, pero planchado y, a consejo de las peluqueras, me había puesto una especie de spray de brillos por todo el pelo, haciendo que tuviera por purpurina por todo él y que quedara precioso; mi maquillaje había apostado por la sencillez, ya que ni siquiera llevaba base o otros potingues. Simplemente llevaba una sombra de ojos básica de color vino, el cual se iba volviendo más fuerte a medida que iba llegando al párpado fijo; además de eso, llevaba rímel, el cual hacia que mis pestañas se volvieran más voluminosas y largas, y, a mayores, llevaba un pequeño eyeliner que hacía que mi ojo pareciese más definido. Aparte de eso, decidí pintarme los labios del mismo color que los ojos, pero, a diferencia de ellos, a medida que se iba dirigiendo a la boca, se iba difuminando con el color negro, haciendo que se mostrará más voluminoso. Finalmente, en recomendación de la maquilladora, me decidí echar un poco de colorete para darle el toque final y para que me realzara el rostro.

Mis otros tres compañeros decidieron hacerse una cosa diferente a mí.

Oliver y Samuel, como ambos tenían unos rizos muy bonitos, decidieron hacerse la permanente para que sus rizos quedaran más definidos; a diferencia de ellos, Marco decidió dejarse el pelo como lo tenía y simplemente darle un poco con el secador para que fuera más voluminoso y ya está.

Ellos tres decidieron maquillarse iguales: un poco de sombra de ojos negra, rímel y colorete casi indetectable.

Para finalizar todos nuestros atuendos, faltaba nuestra joyería: yo decidí por ponerme unas cruces plateadas, además de unos pendientes plateados para todos mis piercings, unos anillos del mismo color y una pequeña pulsera en color plata que me había regalado mi madre antes de venirme aquí, para que así me diera suerte.

Los chicos optaron por unas cosas similares a las mías: los tres habían decidido ponerse los pendientes de cruces en color plateado, solo que sus cruces eran más pequeñas que las mías, y por último se habían puesto unos cuantos anillos en el mismo color.

Con nosotros también se habían preparado Theo y Sofía, que tampoco se quedaban atrás.

Theo había optado por un pantalón ancho en color negro, el cual lo sujeto a su cadera con un cinturón negro con la hebilla dorada. A conjunto de eso, se había puesto una camiseta de tirantes blanca y por encima de ella, se había puesto una camisa color café clarita. Para finalizar se había puesto sus Air Force en blanco y negro, una cuanta joyería en dorado (unos cuantos anillo, un collar pequeñito y una pulsera) y unas gafas negras de pasta cuadrada.

Sofía la verdad es que iba más formal que cualquiera de nosotros cinco: llevaba un vestido recto juvenil, de tirantes, en color café. De calzado llevaba unos tacones de aguja en color negro, los cuales conjuntaban con su bolso negro. Su maquillaje era igual de sencillo que el mío: una ligera sombra café, un poco de rímel, eyeliner, colorete y para rematar un pintalabios color café en un tono claro. En su pelo no se hizo gran cosa, simplemente se lo aliso igual que yo. Para finalizar su atuendo, decidió ponerse unos pendientes elegantes en color dorado con unas perlas, una pequeña cadenita del mismo color y dos anillos simples, y ya está.

—¡Chicos!— nos llamó Sofía, antes de salir de la habitación de donde estábamos y cuando justo se acababan de ir las estilistas.— Antes de salir por esa puerta os quería decir unas palabras: quiero que sepáis, incluyéndote a ti, Theo, que estoy muy orgullosa de vosotros. Muy poca gente ha conseguido llegar a donde habéis llegado vosotros y quiero que os sintáis orgullosos de vosotros mismos, porque sois geniales y porque quiero que veíais que podéis enfrentaros a cualquier adversidad que se os ponga en el camino, porque podéis con eso y con todo— suspiró, mirando hacia arriba para poder contener las lágrimas.— Dios mío, venir a darme un abrazo todos— dijo abriendo sus brazos. Nosotros, intentando no llorar, le hicimos caso y nos dimos un abrazo grupal.— Parece que fue ayer cuando os ví por primera vez… Diecisiete añitos teníais y ahora os estoy llevando a Eurovisión.— después de unos segundos así, decidimos separarnos— En fin, como pasa el tiempo… Pero bueno, vayamos de una vez antes de que me ponga a llorar aquí como una tonta.

I wanna be your sin. ||Ethan Torchio||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora