nueve

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— Todos, denle la bienvenida a los reyes. — habló un hombre de edad avanzada

Las trompetas sonaron con alegría, haciendo que todos en la reunión voltearan hacia la puerta principal.

— No lo arruines. Finge qué somos una pareja feliz. — susurró el rey Jeon en cuanto se estuvieron frente a las puertas cerradas.

— Yo no arruino nada — susurré —. Eres tú con tú actitud de niño mimado. —

— ¡Tú eres el qué se la pasa creando problemas desde qué llegaste!. — exclamó el rey Jeon con indignación.

En aquel lugar, dentro del castillo de Jeon. Se llevaba a cabo una de las reuniones de “Marbella”, la corte real. Todos los mandatarios y líderes reunidos; parloteando y discutiendo asuntos que pondrían a sus mundos de cabeza o lo mejorarían.

La junta se elaboraba cada 3 meses, lo cuál ayudaba a todos los reyes y reinas a socializar uno con otros, trayendo al reino acuerdos mutuos importantes.

Los reyes Kim y Jeon, eran la cúpula del mundo dónde vivían; la cuna de la vida, la capital de todo el país, del mundo. Era de suma importancia qué los reyes apoyaran y dieran su voto a los acuerdos qué se hacen en la corte.

Y todo sería perfecto, sin tan solo dos reyes no estuvieran matandose frente a la puerta.

— ¡Muevete, asqueroso!. — exclamó el rey Kim, dándole un rodillazo a su amado esposo.

— ¡Mueveme, maldito desgraciado!. — respondió el rey Jeon, con las manos sobre su estomago. Llevó las mismas a los cabellos azulados de su hermoso y amado rey, jalando aquellos mientras le sacaba unos quejidos al rey Kim.

Los dos empezaron una guerra de palmas, dónde golpeaban al aire entre sí; tratando de atinar dónde estaba el otro después del qué el rey Jeon se llevara unos cuantos cabellos de Kim entre sus dedos.

Y aquellas puertas se abrieron de par en par, dejando qué la luz pasara hacía el pasillo y dejando ver a todas las monarquías juntas con sus respectivas copas del mejor vino en el reino.

Un hombre de avanzada edad, el mandatario del pueblo Vambilon aclaró su garganta; tratando de hacer notar a los reyes la estupidez que estaba presenciando todo el país.

— Oh...—  Susurró Jeon con confusión mirando a todos en silencio, todos los ojos sobre ellos con caras serias.

— Buenas tardes a todos... — susurró el rey Jeon.

Los dos se separaron, alineando sus trajes y el rey Jeon escondió su mano, la cuál tenía restos del cabello de su rey.

— Buenas tardes a todos, un placer estár aquí con ustedes — dijo Taehyung, dando una grande sonrisa al público frente a ellos —. Soy Kim Taehyung, subterráneo y actual Rey junto a él honorable Jeon, mí querido esposo. — tomó la mano del rey Jeon con una sonrisa sumamente falsa ante los ojos del rubio.

« Hace un momento me dijo perro. »  Pensaba Jeon con una mueca hacia el "angelical" Taehyung. El cuál, para él, era la viva reencarnación de un angel caído con problemas de ira.

— Mucho gusto, Rey Kim. Soy Fander tercero, del reino “Muses”, al norte del país. — sonrió aquel hermoso chico al costado de la puerta, tomando la mano de Taehyung para plantar un suave beso.

Taehyung se sorprendió, retirando rápidamente la mano de aquel hombre.

— Ah, qué bueno... — Susurró nervioso.

— Incómodo... — susurró el rey Jeon con burla — Bienvenidos sean todos, a este gran y victorioso banquete. Esperamos qué su estadía aquí sea muy gratificante, y todos los acuerdos qué hagan sean mutuos y pacíficos — alzó la voz el rey Jeon —. Cualquier acuerdo, no duden en llamarnos a sus mesas. Larga vida al reino. — sonrió

Crystal Kingdom*⁠.⁠✧ Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora