doce

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Gracias por las 1k de lecturas <3 (⁠'⁠;⁠︵⁠;⁠'⁠)

- Rey Kim, no quiero ser inoportuna - reclamó "luna", la pequeña hada que se encargaba de la jardinería -. Pero tiene cosas más importantes en las cuales concentrarse en estos momentos. Será oficialmente rey en unos días. Deje el asunto del rey Jeon por unos momentos hasta ese día, tiene que concentrarse en el reino. -

- Tienes una completa razón en lo qué dices. Además, soy beta. Sumándole qué no me gusta para nada el rey Jeon, es insoportable. - habló entre dientes el rey Kim.

- ¿Vivirá todo el tiempo negando...? - bufó la pequeña hada, soltando un suspiro de resignación -. Bien, olvídelo entonces. -

« ¿Negando?, ¿Cómo puedo negar algo qué no siento. A mí no me gusta el Rey ». Pensó el rey Kim.

Pero no era posible, ni siquiera podía ser posible.

- Llevó muy poco tiempo aquí. Todo es tan confuso; mí vida cambio tanto en un pestañeo - sonrió el chico con tristeza.

- Pero así es la vida, rey - sonrió el hada -. No espera por nosotros, avanza. E de nosotros si nos quedamos atrás o vamos detrás del tiempo qué nos queda. -

El hada quedó completamente ignorada, en cuanto el peliazul frunció el ceño mientras miraba a la distancia.

A lo profundo de aquel patio, entre las hermosas rosas blancas; El rey Kim avistó un conejo parado sobre sus dos patas traseras, con un reloj en mano. Un reloj con una cadena haciendo "click-clack".

- ¿Qué carajos..? - Susurró el peliazul.

El conejo le veía con mirada fija, penetrante y sin pestañear; como si estuviera disecado en aquel lugar. Mientras una de sus uñas daba toques en el espejo del reloj que le enseñaba al rey.

Cómo si le mostrara el tiempo a Taehyung.

Aquel, se vio aterrado por los ojos rojizos del conejo, junto a su intimidante mirada. Hasta que aquel salió corriendo.

- Rey Kim - le trajo de vuelta a sus pensamientos el chasquido de aquella hada de compañía -. ¿Me está escuchando?. -

- Luna, espera un momento aquí. No me tardo nada. - Susurró, sintiendo su sangre bajando hacia la planta de sus pies y el sudor tornarse frío.

Cualquier que sea eso, tal vez se metió cosas de dudosa procedencia. De conejo no tenía nada, al menos eso pensaba el rey.

Camino a través de los arbustos frondosos y las ramas qué le rasgaban levemente la piel, esperando encontrar a aquella criatura tan extraña.

Había morado cosas extrañas desde qué llegó, pero aquella era completamente diferente. Contando el hecho de qué lo miraba fijamente con su reloj alzado en su pata, se encontraba parado como si de un humano se tratase y sus ojos marcaban bien las venas rojizas en estos.

Nunca había visto muchos conejos... Al menos, no vivos -solo los del mercado negro qué había en el subterráneo-; pero, sabía bien qué esa cosa no era uno del todo.

Hasta que miró a la distancia, ya un poco retirado a su hogar, un pozo por dónde desapareció aquél conejo de un salto; mirando hacía atrás antes de caer al vacío por aquel pozo color rosado, con plantas a sus alrededores y pintura desgastada.

« ¿Qué carajos es esto? ». Pensó el Rey.

- ¿Así que ahora me acosas?. - escuchó un susurro detrás de él.

Aquella voz repentina le hizo saltar del terror, soltando un leve grito y lanzando un puñetazo al aire como forma de defensa.

- ¡Carajo, eres tú!. - exclamó el rey, al ver a aquel rubio esquivar su golpe con grata facilidad.

Crystal Kingdom*⁠.⁠✧ Taekook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora