Capítulo 12

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El ajetreo del grupo, recogiendo el improvisado campamento que habíamos montado en el almacén, terminó despertándonos tanto a mí, como a Dante.

Carol se acercó inmediatamente al verme abrir los ojos.

— Buenos días. —saludó con simpatía, lo que me desconcertó, y fui incapaz de ocultarlo en mi expresión— Saldremos en una hora. —dicho eso me tendió una humeante taza de café.

— Gracias... —murmuré siguiéndola con la mirada, y cierta parte del rompecabezas encajó cuando vi a Carol y Daryl asentirse mutuamente— ¿Le habrá hablado de mí? —cierta emoción me subió por la garganta y Dante, como respuesta, torció la cabeza.

Tras terminarme la bebida, y ofrecerle a Dante también un poco de agua, Rick agitó su mano en mi dirección, llamándome. Mi mente dejó de revolotear con pensamientos sobre Daryl, y me sumergí en el miedo, no quería decepcionar a nadie, y menos a Rick. Él había confiado en mí, siendo una desconocida me acogió con los brazos abiertos en la prisión.

Respiré un par de veces para calmarme, y tomando valor, me acerqué a él. Daryl estaba a su lado.

— Daryl me ha contado que conoces a estas personas. —asentí ante la escrutadora mirada de Rick, lo veía capaz de arrancarme los secretos con esos ojos— Ellos tienen a cuatro de los nuestros... —recordó alisando el mapa sobre la mesa. Arrugó el ceño, pensativo, y tras rumiar en silencio regresó a mirarme, esta vez, de una forma muy distinta— ¿Nos ayudarás a acabar con ellos? 

Mis ojos viajaron con cierto pánico hasta Daryl, este hizo una mueca torpe, y dando dos pasos apresurados terminó a mi lado. No tuvo tiempo de tomar mi mano cuando yo ya la había entrelazado con la mía, ante esa acción, Rick se retiró ligeramente hacia atrás, no esperando un contacto físico entre ambos. Tras salir de su aturdimiento, escondió una pequeña sonrisa.

— Sí. —contesté segura— Sé dónde pueden estar, cómo piensan, qué horarios tienen... —a medida que hablaba, el interés de ambos hombres crecía más y más. Sin duda, era una baza importante contra ellos— Si mal no recuerdo... —solté a Daryl para ojear con más detalle el mapa, un círculo rojo marcaba Terminus. Deslicé la mano hacia el este, unos cuantos kilómetros— Aquí había un puesto, quizás con veinte o treinta personas. 

Vi a Rick dudar, sin embargo terminó por apretar con fuerza la mandíbula. No teníamos más opción, nosotros éramos diez, pero estábamos cabreados, lo que era un gran punto a favor.

— De acuerdo. —recibí un firme asentimiento de Rick, lo que me alivió increíblemente el peso que había cargado desde la noche— Vamos a por los nuestros.


— Siento habérselo dicho. —Daryl caminaba a mi lado, ambos junto a Abraham y Rick, liderábamos la marcha del grupo— Tuve que esperar a que despertaras, quizás... quizás tú... —su lengua se enredó patosamente.

¹THE EYES OF DEATH ⎯⎯  ᴅᴀʀʏʟ ᴅɪxᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora