Capítulo 15

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DARYL

Era un capullo, e iba a sentirme como un capullo toda mi vida. ¿Por qué no la había acompañado? Juntos éramos más fuertes, ambos lo sabíamos, pero no... La estupidez pudo conmigo y tomé el camino con Rosita. 

— Imbécil. ¡Eres un auténtico imbécil! —no había peor tortura que la que se hacía uno mismo, y de ello me estaba dando cuenta ahora— ¡Joder!— gruñí al cortarme de nuevo con las ramas.

Intentaba frenar mi descenso con las piernas, pero el barranco era demasiado escabroso. La tela de los pantalones se me había desgarrado varias veces, y con la decena de heridas en los brazos ya no sentía siquiera el cansancio. Caí tras pisar un pedazo de tierra húmeda, pero logré ponerme en pie antes de que fuera demasiado tarde y terminara rodando aquellos pocos metros que me restaban. Su cara aún se veía nítidamente en mi cabeza, la encontré entre la horda con el rostro desencajado por el miedo y entonces, desapareció. 

Aparté con furia el sudor que me caía nublándome la vista, estaba entrando en pánico, era consciente. Tenía que mantenerme, que enfriarme los jodidos pensamientos y no actuar como un loco, pero no podía. Únicamente quería encontrarla, oír su voz, ver sus ojos, yo solo...

Trastabillé tocando tierra firme, y no me sorprendió ver que el perro había logrado bajar mucho antes que yo. Su hocico golpeaba la mejilla de Luna, una y otra vez mientras emitía un llanto agudo. 

— Mierda... —me apreté los ojos, pues me estaban escociendo como el maldito infierno. 

No conseguí que las manos me dejaran de temblar al acercarme a ella. Una rama estaba atravesando el abdomen de Luna, de lado a lado, se había incrustado en su cuerpo. Retrocedí, acojonado de pies a cabeza.

Dante empujó nuevamente su rostro, pero no hubo reacción. Me golpeé internamente por estar siendo tan débil, y me acerqué de nuevo, para comprobar esta vez si aún respiraba. Mi latido se volvió increíblemente ruidoso ante el silencio, y mis ojos se pegaron con desesperación a su pecho, desando con todas mis fuerzas verlo elevarse.

— Por favor... —tragué en grueso, mi garganta dolía por el nudo que se atascaba allí— Te lo suplico, no... no me hagas esto. —retiré el pelo rojizo de su rostro. Quería verla por completo, quería tantas cosas.

Sus labios se separaron y sentí como yo mismo volvía a la vida.

— ¿L-lo viste? —preguntó entre temblores.

No tenía idea de lo que hablaba, pero sonreí y quizás había sido la sonrisa más sincera que había tenido nunca. Toqué nuevamente tierra, oyendo como parte de la horda se había desviado hacia nosotros.

— Siento tener que hacer esto. —murmuré, y su expresión se plagó de confusión. Supe entonces que no estaba siendo consciente de la gravedad de su herida, puede que ni siquiera la estuviera notando debido al shock— Perdona. —me puse en pie, dando un fugaz vistazo a mi espalda. La cercanía de los muertos no fue tan preocupante cuando Dante empezó a lanzarse sobre ellos— Lo siento. —repetí, y cuando mis brazos se estiraron hasta tomarla de los hombros, fue cuando reaccionó.

¹THE EYES OF DEATH ⎯⎯  ᴅᴀʀʏʟ ᴅɪxᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora