Un reencarnado y... ¿Boda? 2

208 33 6
                                    

—Si lo piensas bien es un poco obvio —dijo él —, personas van y vienen, que de vez en cuando una resalte teniendo una característica tan llamativa, sin dudas llamaría la atención. Que haya leyendas es inevitable.

—Supongo que no todos se vuelven leyenda.

—¿Eso te preocupa?

—Tú mismo me escuchaste, quiero cambiar el mundo. Pero... si me comparo con personas que forjaron leyendas, creo que estoy muy lejos de esa meta.

—Si, yo también lo creo. —Eso duele hombre —. Esas personas están hechas de otro material. Tú y yo no tenemos oportunidad de alcanzar sus logros.

Esa es una triste realidad.

—O... —Dándole tensión a sus palabras detuvo sus pasos y giro a verme —. Por lo menos no solos.

—¿A qué te refieres?

—Estoy siendo muy claro aquí, ¿por qué crees que vine a buscarte? ¿Por una corta charla y una despedida? No, en lo absoluto.

— ¿Qué esperas de mí? Aunque yo también hablare claro: si esperas que haga algo malo ya puedes irte marchando, porque no te ayudare.

—No es nada de eso, no te alteres. Vine a proponer un acuerdo. —Uno de conocimientos es obvio —. No quiero ser un muerto de hambre en esta nueva vida y escalar posiciones siendo un huérfano, no es... fácil, ya sabes.

—Espera... ¿Y yo qué puedo hacer? Tengo seis años y aún no tengo dinero.

—Lo sé.

—Entonces, ¿si son conocimientos lo que quieres? No es que yo sepa mucho, pero si pensamos un poco puede que... —Negó con la cabeza.

Su mirada tan incesante como en el primer momento se volvió a verme, perdiendo por fin esa frívola seriedad. Sus labios se arquearon con duda y por lo que pude notar hubo un leve enrojecimiento en sus mejillas.

Sea lo que fuera, debía ser algo importante. Eso creí.

—Lo que yo quiero es que te cases conmigo. —¿Eh...?

—¿Eh...?

¿Qué?

Escuche mal, ¿verdad? No puede ser que un hombre desconocido aparezca de repente me diga una o dos cosas, y luego declare que quiere casarse conmigo. Un hombre. Yo casarme con un hombre.

La importancia que vi en sus palabras y lo que imagine respecto a nuestra "alianza" se desmorono ante la mayor tontería que había tenido la desgracia de oír. Oh, por supuesto que no.

—¿No me entendiste? Si quieres lo repito...

—¡Por supuesto que no idiota! —Un nuevo grito resonó en el valle, con la diferencia de que este no poseyó nada de mi idealismo. Solo fue... romper mi personaje de nuevo, tal como hice desde la primera vez que abrí la boca —¿Cómo mierdas puedes pedir eso? ¡Por supuesto que no acepto!

—No te alteres, vamos cálmate. —Estaba zapateando el suelo sin darme cuenta. Estaba molesto; que gran tontería dijo este sujeto —. Puede que haya sonado mal lo reconozco, pero no me malentiendas sigue siendo parte del acuerdo. No es nada sentimental lo que quiero contigo, necesito tu título, nada más.

—Y yo muy obediente aceptare.

—No soy tan atrevido para hacerlo gratis, claro que te daré lo que me pidas si aceptas... vamos, por favor, no creo que sea tan molesto estar conmigo. Seguimos siendo reencarnados, de seguro nos entenderemos bien.

Eso podía ser cierto. Pero aún no.

—No estoy listo.

Y sin lugar a dudas no lo estaba, la responsabilidad del matrimonio incluso en mi anterior vida mi aterraba y... también está demás decir que ni siquiera estuve cerca de casarme. En mi corta vida no llegue ni a enamorarme.

Por suerte, él pareció confundirse porque me réferi a mi mismo en masculino. Si, ese era mi camino de salida. Le diría la verdad y de esa forma me lo sacaría de encima.

—Yo fui hombre en mi vida anterior... —Y, silencio.

Un silencio más largo que uno o doce segundos.

—¿Con que eso puede pasar...?

Incomodo. Un endiabladamente tenso silencio dio marcha, hasta que él, tomando la iniciativa volvió a hablar.

—En verdad... creo que no me importa. ¿Te casarías conmigode todos modos? —Si, parece que era un idiota.

Reencarne en una esclavaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora