La serpiente de dos cabezas

Capítulo 10

Petunia observó en el amanecer como su padre sujetar al señor Snape para bajarlo del auto. Parecía que no se ponía mantener en pie y tambaleaba mucho.

No pasó por alto la expresión molesta de su padre mientras guiaba al señor Snape hasta la casa de ellos.

Ella dejó la ventana y comenzó a guardar sus cosas para el regreso a clases. Tenia guantes para lo que durara del inverno y otro de tela fresca para cuando ya empezara el clima cálido.

—¡Petunia!— escuchó a su madre llamarla— ¡Ha llegado una lechuza!

—Ya voy mamá— respondió Petunia

—¡Date prisa! ¡Se esta comiendo la avena de Lily!

Petunia suspiro y bajó las escaleras hasta la cocina, como decía mamá, una lechuza grande color gris con manchas negras estaba posada en la mesa con su cabeza sobre el plato de Lily engullendo el desayuno de la menor de las Evans.

La lechuza la miro con enormes ojos castaños y ululó deslizando la carta hacia la Petunia. Ella con cuidado cogió la carta, también observó como Lily trató de acercarse a su bandeja, la lechuza hizo un ademan de morderla.

Cuando se acabo toda la avena, salió volando por la ventana. Petunia abrió la carta, a nombre de Rabastan .

"Querida señorita Evans.

En nombre de mi hermano y el mía le agradecemos los regalos que han sido enviados por Yule. Espero con ansias nuestro reencuentro en Hogwarts.

Muchas gracias por las galletas, estuvieron deliciosas, a Rodolphus le gustaron mucho.

Att.

Rabastan Lestrange"

—¿Y que dice querida?— preguntó mamá.

—Es una nota de agradecimiento por las bufandas y las galletas— dijo Petunia mientras se servía leche.

Mamá colocó un nuevo cuenco de avena para Lily.

—¿Ya ha escrito la señorita Bellatrix?— preguntó Lily comiendo de su avena— Esperemos que a ella y a su hermana mayor le gusten la capa que le enviamos.

Petunia espero lo mismo. Con sus pocos ahorros hizo regalos a las personas correctas, a las dos señoritas Black, a los Lestrange y a Judith.

Antes de llegar a casa, había escrito a mamá que confeccionara dos capas para ambas hermanas Black. Una corta de color verde musgo para Bellatrix y otra azul larga para Andrómeda. Petunia pidió que usaran sus fondos para comprar la tela.

—Aun es invierno— dijo Petunia— Mamá es talentosa con la aguja y el hilo. Las capas quedaron preciosas, un lindo trabajo mamá.

Ella sonrió, sus ojos castaños brillaron ante el halago sobre sus confecciones.

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Petunia se encontró con Judith ante de pasar la barrera. Ambas se abrazaron y pasaron la barrera pasando al lado mágico.

—Amo este abrigo— sonrió ampliamente. Petunia sonrió ante el bordado que las ovejas que hizo. Le tomo una noche completarlos pero verlo en Judith valía la pena.

—¿Lindo, verdad?— preguntó Petunia.

—Llorare el día en que ya no me quede— rio Judith mientras empujaban sus carritos. Ambas lo dejaron en la zona de embarque donde los elfos encargados chasqueaban los dedos y los baúles flotaban en hacia el tren.

Petunia miró hacia los lados y deslumbró a la señorita Black llevando su capa de inverno que le ha regalado. Detrás de ella venía la señora Black, llevando de la mano a Bellatrix junto a Lord y Lady Black.

Lord Black llevaba a un niño dormido en sus brazos, Petunia intuía que era de una edad similar a Lily.

Todos se saludaron cordialmente cuando se encontraron. Lady Black miró el abrigo de Judith y diciendo que era un tono de azul muy bonito.

—Amo esta capa— dijo la señorita Black pasando sus manos sobre la tela azul. —Muchas gracias por el obsequio Petunia.

—¿Usted mismas las confeccionó?— preguntó la señora Druella.

—Con ayuda de mi madre— contestó Petunia— Es costurera desde muy joven. He aprendido a bordar y tejer gracias a ella.

—El bordado servirá mucho cuando empiecen a estudiar Runas Antiguas— dijo Lady Black. — ¿Y también borda usted, señorita Judith.

—Un poco la verdad— contestó Judith con sinceridad— Pero con gusto mejoraría mi bordado. Y se que Petunia se encargará de eso. Es muy perfeccionista.

—Se necesita ser perfeccionista para alcanzar el éxito— dijo Bellatrix caminando hacia ellas.

El niño en brazos de Lord Black bostezó mientras abría sus ojos, impresionante ojos grises como los de Lord Black, miró a los lado y volvió a dormirse.

—Ya es hora de embarcar chicas— dijo Lord Black— Nos vemos en el verano.

—Un gusto volver a verlos. Lord Black, Lady Black— se despidió Petunia para luego girar hacia la señora rubia— Señora Black.

Judith se despidió de igual forma. La señorita Black abrazó a su madre y se despidió de sus tíos y primo.

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Las tres se instalaron en un compartimento vacío cuando llegaron los hermanos Lestrange.

Una pequeña sonrisa se formó en la expresión de Petunia cuando vio a Rabastan con la bufanda que hizo envuelta sobre su cuello.

—Señoritas, linda mañana— dijo el heredero Lestrange. Bajo su brazo traía un juego de ajedrez.

—Por supuesto que es linda. Estamos nosotras— dijo Bellatrix con una sonrisa de suficiencia.

El heredero Lestrange rio un poco por la respuesta de Bellatrix. Judith sacó golosinas de su mochila con parches.

—¿Nos podemos sentar con ustedes?— preguntó Rabastan — Todos los demás lugares están llenos.

Las tres se miraron rápidamente y asintieron con la cabeza. El heredero Lestrange se sentó junto a Bellatrix y Rabastan a lado de Petunia.

—¿Así que...?— el heredero Lestrange las miró— Jugamos ajedrez.

—Si, porque no— sonrió Judith— Y tengo bocaditos.

Petunia se relajó ante el ambiente del compartimento. Rabastan la miro por unos momentos y ella se sonrió cómoda.

Mientras la nieve caía fuera del tren, los cinco se divertían entre ajedrez y dulces.