Sannoh.

249 8 0
                                    

—¿Pasó algo, Murayama? Te ves decaído. -le dice Yamato al más bajo cuando lo ve sin ánimos en una esquina del Itokan sin haber tocado su comida. —¿No comerás esto? -pregunta mientras toma asiento a su lado.

—... Puedes quedártelo, la verdad es que no tengo hambre.

—¿De verdad? ¡Gracias por la comida! -no esperó a devorar la comida. —¡Oh, Cobra! ¿Dónde estabas? -habla con la boca llena cuando justo en ese momento el mencionado entró al lugar.

—Fui a buscar a Noboru. -responde y camina hasta ellos tomando asiento en la misma mesa. —Murayama, ¿No pasas mucho tiempo aquí últimamente?

—Está bien, aún es joven, déjalo vivir libre. -interrumpe Yamato poniendo el plato vacío cerca del menor nuevamente. —A mí no me molesta que venga.

—Pero tiene que estudiar correctamente para poder graduarse, ¿No crees? Lo único que veo que hace es perder el tiempo en cualquier lugar.

—Vamos, Cobra, no seas tan estricto con él, ¿Quién eres? ¿Su mamá?

—Cobra tiene razón.

Ante la tercera voz que se escucha, Yamato se pone serio, cosa que no pasa desapercibida por el rubio.

—Tú no lo entenderías porque nunca te gustó estudiar, Yamato. -continúa Noboru.

—Eso es muy grosero, Noboru. -regaña la alfa que lo acompaña.

—...

—Fui a buscar a Noboru, te lo dije cuando llegué. -le dice Cobra a Yamato casi en un susurro.

“Sí, pero no que vendría y menos con su alfa.” se queja mentalmente el más alto.

—Bueno, ya he comido, tengo que irme. No seguí estudiando porque decidí trabajar, así que los dejo. -se despide levantándose sin mirar a nadie, sobre todo parece evitar a Noboru. —Adiós, Murayama, esfuérzate en tus estudios. -toca el hombro del menor antes de irse.

—¿Eh? ¿Se habrá molestado en serio? -cuestiona el omega sintiéndose algo culpable.

—No. No es eso. -responde Cobra.

—¿Y entonces qué es?

—¡¡Debes de estar bromeando!! -grita Murayama levantándose de golpe, sobresaltando a todos.

—¡¿Qué pasa, Murayama?! -le pregunta el rubio preocupado por el cambio radical en el menor.

—... Debe ser una broma... -se deja caer de nuevo sobre su asiento con la mirada todavía perdida. —Yo... No quiero tener un destinado.

—¿Cómo dices? ¿Destinado? ¿Has encontrado a tu destinado ya?

—¡Qué rápido! -exclama Noboru acercándose.

—¡Pero...! Yo odio este tipo de cosas...

—Bueno, se podría decir que yo también. Verás, Miho y yo estamos saliendo, pero no estamos destinados.

—¿Qué? -el menor se sorprende ante el dato. —¿Eso es posible?

—Claro que lo es.

—Pero entonces, ¿Qué pasaría si encuentran a sus destinados?

—... No lo sabemos todavía. -le responde la alfa después de mirar a su omega. —Pero al igual que tú, no me gusta mucho la idea de los destinados, Murayama-kun.

—¿Y quién es tu destinado, Murayama? -le pregunta Cobra.

—Un tipo arrogante y malhablado.

—¿No te estás describiendo a ti mismo?

—Cobra-chan, yo no soy así... -se queja cruzando sus brazos en su pecho. —No puedo creer que alguien así sea mi destinado.

—¿Él lo sabe?

—¡Sí! Fue una forma tan estúpida de darnos cuenta... ¡Qué vergonzoso!

Noboru toma asiento donde estaba Yamato anteriormente.

—¿Ah sí? Cuéntanos, Murayama-kun.

—Ni loco.

Cobra se ríe en un poco.

—No pudo haber sido tan malo, ¿Cierto? Vamos, cuéntanos.

—... Bien.

No / Siempre destinados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora