Oya.

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—¿Qué debería hacer, Seki-chan? No me gusta esa alfa, pero viene detrás de mí todo el tiempo. La he rechazado varias veces y aún no se rinde. Me gusta eso definitivamente, aunque en cualquier caso, sería más como que quiero que sea mi amiga, ¿Verdad?

—¡Murayama deberías de aceptar salir con ella!

—No, no debe. -dice Furuya dando un golpe en la cabeza afeitada de Seki. —Murayama, ¿Quieres que me encargue de ella?

—¿Eres tonto? Como dije, me agrada, solo que es muy insistente. Primero que nada, es una alfa, debería de saber que no es normal que dos alfas tengan una relación, ¿Cierto? Le he dicho que busque a su omega, pero se ha obsesionado conmigo. ¡Ni siquiera la había visto nunca! Oh, pero sé que conoce a Cobra-chan, ¿Debería mejor preguntarle a él?

—¿Quién mierda está platicando tonterías en el baño?

—¡¿Huh?! -Furuya voltea molesto hacia la voz desconocida que llegó a interrumpirlos. —¿Y tú quién diablos eres? ¿Quieres pelear?

“Este aroma... ¿Qué es?”

—Lo mismo te pregunto, ¿Tú quién eres? Aparte de ser notoriamente un tonto.

La paciencia del alto se fue con aquellas palabras, pero no pudo hacer nada al respecto, puesto que la acción inesperada de Murayama dejó a todos en suspenso.

—... ¡¿Qué mierda te sucede?! ¡¿Estás jodidamente mal de la cabeza, maldito bastardo?! ¡¡Te mataré!! ¡¡Mal-!! ... -tapó su boca ante la arqueada que sintió. Corrió hasta el primer cubículo de baño que tuvo cerca para vomitar en el retrete.

El de bandana reaccionó ante eso.

“... ¿Qué?” miró hacia abajo, recordando que segundos atrás estaba orinando. “... ¡¿Qué?!” su cara demostraba lo sorprendido que él mismo se encontraba en ese momento.

Seki y Furuya seguían impactados, no había palabras que pudieran decir, se quedaron boquiabiertos a lo que presenciaron.
Lo único que se escuchaba en el baño eran las arcadas del joven que fue -tal vez accidentalmente- orinado.

Murayama “limpia” su hombría para guardarla de nuevo en sus pantalones y corre hasta el lavamanos, es rápido al momento de lavar sus manos y secarlas, no le toma ni un minuto cuando va hasta el chico que sufre por lo que le ha sucedido, a pesar de que le ha caído solo en parte de sus pantalones y chaqueta, parece muy afectado.
Sin admitirlo o sin darse cuenta, Murayama se siente ofendido, un “agradece que apunte ahí” se cuela por su mente, borrándolo al instante.

—O-oi... -le llama con pena. —¿Estás bien?

El chico de lentes gira a verlo con los ojos lagrimosos, y un ceño bastante fruncido.

“Uh. No se ve nada bien.”

—... ¿Perdón?

—Maldito. -se quita la chaqueta y mira sus propios pantalones algo mojados.

—No sé qué me pasó, perdón. Te traeré algo nuevo para que uses, espera aquí.

—¿Cómo podría creerte? Actuando todo amable ahora después de hacerme esto. -señala molesto su pantalón.

—Por eso te digo que te traeré algo nuevo para que uses. -repite. —Solo espera aquí.

—¡Y una mierda que voy a espe-! -tocó accidentalmente la parte mojada al estarse quejando y las náuseas le regresan. Se termina poniendo de rodillas frente el retrete mientras hace sonidos de estar a punto de vomitar, pero eso no sucede.

Murayama se siente culpable.

Se quita su chaqueta azul llamando la atención del pelinegro.

—Lentes-chan, perdón, puedes tener mi chaqueta por ahora, te traeré unos pantalones nuevos, así que puedes esperarme aquí a que vuelva.

—¿Qué? ¿Por qué querría yo usar algo del idiota que me hizo esto en primer lugar? -vuelve a voltear hacia enfrente, ahora sin su chaqueta puesta y la posición en que está, su cuello está completamente visible para Yoshiki, quien siente una necesidad gigante de tocar esa parte. Cuando lo hace, el de lentes se sobresalta y le da un manotazo para alejarlo. —¿Y ahora qué diablos te sucede? ¡Bastardo pervertido!

Murayama ni siquiera notó lo que estaba haciendo, él mismo retrocede con la chaqueta en mano y pisa por error la del otro; la levanta dándose cuenta de que hay un nombre escrito en ella.

“Todoroki Yosuke.” lee en su mente.

El leer el nombre de alguien jamás le había causado tal sensación en el pecho como lo hizo ahora.

—Murayama, ¿Está bien ese omega? -le pregunta Seki.

—¿Eh? ¿Omega?

—Sí, se nota que es uno. -responde esta vez Furuya. —Ya sabes, como el solo verte es obvio que eres un alfa.

—¡¿Qué?! ¡¿Un alfa?! -el exaltado Todoroki habla, esta vez haciendo que los tres amigos volteen a verlo.

—... ¿No se dieron cuenta? -les pregunta Furuya. —¿Entonces Murayama no te orinó encima a propósito para marcar territorio porque eres su destinado?

—... -ambos chicos se miran más que confundidos.

A Yoshiki se le resbala la chaqueta de Yosuke de la mano, cuando esta cae al piso y hace un pequeño sonido por los botones que golpean el suelo, los dos finalmente entienden lo que el más alto dijo y no pueden evitar gritar ofendidos un “¡¿Qué?!”

No / Siempre destinados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora