San Valentín

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El Potterverso es de Rowling y los prompts de la cuenta hinnyfest en Tumblr

Prompt: San Valentín


Año 2022

Harry vio la fecha en el calendario. Catorce de febrero. San Valentín. Sonrió. Había pensado darle una sorpresa a Ginny. Por fechas como esta se agradecía que los niños fueran mayores y estuvieran en Hogwarts. Cuando eran pequeños no tenían a nadie con quien dejarlos, pues todos sus seres cercanos también merecían disfrutar ese día con sus parejas, y no pudieron celebrar el día de los enamorados a solas hasta que Lily entró en su primer año en el colegio de magos.

No es que no echara de menos a sus hijos. Todo lo contrario. Los nueve meses de curso escolar se hacían tremendamente largos sin las risas, peleas y gritos de los niños en la casa. La fecha en las que más los extrañaba era en sus cumpleaños. Tanto James, como Albus y Lily celebraban sus cumpleaños en Hogwarts desde los once años. Era lo que pasaba por tener hijos magos que no nacieron en verano como Ginny y como él. Menos mal que ese era el último año de James. Con un poco de suerte, en 2023 podrían darle su regalo de cumpleaños en persona y no vía lechuza. Sin embargo, tanto en San Valentín como en la fecha de aniversario de su boda, Harry se alegraba de tener toda la casa para él y Ginny solos.

Se preparó para bajar a desayunar. Por suerte, ese día tenía trabajo de oficina. Debía rellenar todo el papeleo de la última misión que había tenido. Al entrar en el salón, su esposa ya estaba sentada en la mesa de la cocina tomando un sorbo de su café.

- Buenos días, cariño - Harry le dio un tierno beso en los labios a su esposa y se dirigió a hacer sus tostadas y a servirse un poco del café caliente que ella había preparado.

- Buenos días, Harry - a Ginny jamás le gustó llamar a su pareja por apodos melosos, ya fuera uno de sus novios pasajeros durante su época de Hogwarts, o la pareja con la que llevaba casi veinte años casada.

Harry trajo sus tostadas y su taza a la mesa y se sentó frente a ella.

- Feliz San Valentín, amor - le deseó Harry sonriéndole.

- Feliz San Valentín a ti también - Ginny le sonrió. Cogió su cuchillo y untó un poco de mantequilla en su tostada. - Intenta salir temprano hoy. Te tengo una sorpresa.

- Descuida. Hoy no habrá mucho trabajo si no hay una emergencia.

Ginny sonrió.

Terminaron sus desayunos, prepararon sus almuerzos y Harry se fue a la Oficina de Aurores y Ginny a la redacción de El Profeta.

...

- ¡Ya estoy aquí! - Harry entró por la puerta de su casa. Podría ir por la red flu, pero como los funcionarios del Ministerio entraban todos a la misma hora a trabajar, la red flu se llenaba de gente. Así que prefería usar la aparición como medio de transporte para ir al trabajo.

- Bienvenido. - normalmente Ginny salía de la redacción de El Profeta antes que Harry, salvo que hubiera una noticia de última hora.

- ¿Dónde estás? - preguntó el auror.

- Arriba. En nuestra habitación.

Harry subió las escaleras hacia su dormitorio. Cuando llegó encontró a Ginny delante del espejo, poniéndose unos pendientes. Ginny pocas veces usaba esas joyas, salvo en fiestas. Llevaba un vestido ceñido, azul claro, que resaltaba su pelo y sus ojos de color marrón y unos zapatos de tacón negro.

- Mi regalo para San Valentín es una cena para ese restaurante italiano que tanto nos gusta. - Se acercó a su esposo y le sonrió. Tenía un brillo especial en sus ojos. - La reserva es dentro de una hora, así que tienes tiempo para ducharte y arreglarte.

- A sus órdenes, querida esposa. - sonrió divertido. Hizo una reverencia y se fue a la ducha.

Ginny rodó los ojos. Casi veinte años de matrimonio y tres hijos a sus espaldas y a veces Harry seguía comportándose como un crío.

Una hora después, estaban sentados en la mesa para dos del restaurante esperando su pedido. Ginny pidió una lasaña de verduras y Harry un risotto de setas y para beber, un vino blanco.

Cuando les trajeron la comida, dieron las gracias a los camareros y empezaron a cenar.

- Es un regalo fantástico, Ginny. - Iba bien ir a cenar de vez en cuando y que ambos se alejaran un poco de la rutina y del trabajo. - Lamento no poder darte mi regalo ahora, tendrás que esperarte al fin de semana.

Ginny terminó de llevarse la comida a la boca y miró a su esposo.

- ¿Y eso? ¿Has encargado un pedido a alguna tienda y todavía no ha llegado?

Harry negó con la cabeza. Vio que las copas de ambos estaban vacías y las llenó. Tomó una cucharada más del risotto y siguió hablando.

- He reservado una escapada de fin de semana para ambos en el sur del país.

Ginny sonrió.

- Estupendo. Entonces tendré que organizarme el resto de la semana para que no me quedé trabajo para casa el sábado y domingo.

- Lo mismo digo. Por eso quería decírtelo ahora. Sé que hubiera sido más romántico decírtelo el viernes pero no quería arriesgarme a que tuvieras trabajo para el fin de semana y no pudiéramos disfrutar del todo esos dos días.

- Has hecho bien.

Una vez terminada la comida, ambos pidieron el postre. Eligieron pana cota. Disfrutaron entre risas recordando su noviazgo, embarazos y nacimientos de sus tres hijos hasta que fue la hora de regresar a casa. Harry sacó la cartera para pagar su parte, como siempre hacían que cenaban los dos a solas, pero Ginny se negó. Al fin y al cabo, ese era su regalo de San Valentín para su esposo. Después de que la señora Potter pagara la cuenta, ambos se dirigieron a casa y se dieron otro regalo que implicaba no llevar nada de ropa y mucha pasión.


Otra vez hemos tenido que presenciar mi falta de originalidad para los títulos de los capítulos. En fin. Sin comentarios.

En general no me gusta San Valentín. Era la fecha del cumpleaños de mi abuela, quien ya no está entre nosotros para que pueda felicitarla. Por eso, esas fechas son un día triste para mí.

Pero eso no significa que cualquier otra parte del año, no pueda escribir sobre esta festividad. He preferido escribir sobre un San Valentín siendo Harry y Ginny unos adultos casados en vez de su noviazgo.

No he podido evitar pensar en lo que deben sentir unos padres al tener a sus hijos en Hogwarts y no poder celebrar su cumpleaños con él, teniendo que enviar sus regalos vía lechuza. Es lo que le pasa a Ron, que nació el uno de marzo, o Hermione, que nació el diecinueve de septiembre. No sé como los magos pueden estar siete años seguidos sin poder celebrar los cumpleaños de sus retoños con ellos. ¿No pueden pedir permiso para visitarlos o llevarlos a casa el fin de semana más próximo a esas fechas? Estoy segura que a Dumbledore o a McGonagall no les importaría.

Hasta la próxima

Pequeños momentos de nuestra relaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora