Mick

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Miraba la nieve desde la ventana, ya no podía seguir esperando que cierto personaje se digne a aparecer.  Dejé el dinero sobre la mesa, pero rápidamente fue devuelto por la mano cubierta de un guante termino, finalmente Mick había aparecido. 

- De verdad lo siento -dijo guardando su billetera- yo invitaré tu café.

- ¿Se puede saber dónde carajo estabas? -pregunté

- Juliette me llamó y ...

No esperé a que terminara cuando decidí salir del local, subiría a la montaña y me lanzaría en mi tabla, no quería saber en que terminó esa conversación o qué le pidió esa chica a Mick, no quería saber que había vuelto a caer en la tentación de una mujer interesada, me sorprendía la idiotez que podia tener.  

Sus gritos querían detenerme, pero yo me acerqué rápidamente hasta la telesilla que me llevaría a la zona de salto.

- Por favor...puedes detenerte un segundo...

- Micki, necesito ir a la cima -respondí sin dejar de caminar- te esperé por una hora...

- Espérame -cogió mi mano y la jaló- ¿Por qué nunca escuchas? 

- Ya escuché demasiado

Solté su agarre y me subí al pequeño espacio que me llevaría al sector. Durante el camino cayó una que otra lágrima, pero ya era tanta la costumbre de nunca ser más que su amiga que ya no me sorprendía que tuviera la pésima idea de volver con ella por décima vez, mientras yo seguía preguntandome cuando dejaría de estar enamorada de él,  es decir, ya no recuerdo cuando fue la última vez que me gustó alguien que no fuera Mick, eso no quiere decir que no lo he intentado, pero al final terminaba dejándolo porque si él me llamaba estando al otro lado del mundo yo llegaría a él sin importar nada. 
Creo que él sabía de este inmenso amor que yo tenía hacia él, pero siempre ha preferido hacerse el idiota o ignorarlo, era mejor para la amistad que teníamos.
Eramos pequeños cuando nos conocimos en la escuela, su madre y la mía iban a las citas de los colegios a los que asistiamos, y terminamos siendo mejores amigos hasta hoy. En la adolescencia me di cuenta que yo amaba a Mick. Me gustaba como nunca me había gustado otro chico, porque yo podía dar mi vida por él.
Cuando comenzó su vida profesional en la fórmula 3 y luego fórmula 2, teniamos tiempos limitados para vernos, Juliette apareció en su vida y yo fui apartada por quien si podia estar con él todo el tiempo. La universidad fue un factor distractor para la profunda pena que sentia cada vez que veía una foto de ellos disfrutando en un yate o simplemente comentándole las fotos, quería ser yo a quien él le dedicara un ''Te amo, amor'' y no un ''Te amo, mi mejor amiga'' . Él lograba hacer que yo siguiera amándolo aunque fuera inconciente, sobretodo cuando habían fechas importantes, por ejemplo: Mi cumpleaños. Cada 20 de enero, él envia un ramo inmenso de tulipanes o girasoles, además, reserva un pasaje para una escapada familiar a algún lugar caluroso ya que en Suiza el frio abunda. Aquella acción sólo me hace creer que algún día se dará cuenta que yo seré siempre quien espere de él. 

La pista estaba maravillosa, la tabla se deslizaba con velocidad y los saltos estaban en una medida justa. El frio era calante y podía hacerme creer que me congelaría en la mitad del trayecto, pero no fue así.  Pude llegar al final, pero no subiría de nuevo, el pequeño intercambio de palabras con Micki había hecho que quisiera encerrarme en mi habitación y no hablar con él hasta que mi enojo disminuyera.
Sin embargo, el rubio estaba en el balcón con su celular pegado al oido. No ayudaba, no quería ayudar a que yo dejara mi enojo.  Había un tazón, seguro de chocolate, en la mesa que lo acompañaba, dejé la tabla antes de entrar al refugio que rentamos. 

- Te hablo luego -escuché que respondió al celular- ¿Cómo estuvo esa bajada? 

Me preguntó desde la distancia, dejé los guantes en el armario de la entrada, dí una pequeña sonrisa no cautivante y la borré con un suspiro desesperante. 

ONE SHOTS- F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora