Desde la ventana de mi auto miré la cartelera, era estar lejos y cerca a la vez. En letras grandes aparecía el nombre de la función. Nunca fui de teatros, pero desde la bofetada supuse que la única forma de volver a ver su rostro sería sentado en una butaca, escondido por supuesto, junto a personas que realmente comprenden la belleza musical mientras que yo sólo buscaba volver a verla a ella.
Tan feroz había sido su disgusto, y con mucha razón a decir verdad, que no volví a verla ni en fotos. Y peor, nadie se había enterado del distanciamiento, ni nuestras familias, ni nuestros amigos. Había desarrollado una increíble forma de excusarse cuando se trataba de coincidir. En primera instancia fue un ensayo, luego fue un vuelo perdido, el fallecimiento del familiar de un miembro de la orquesta y así, sucesivamente un sinfín de acontecimientos que marcaban las veces que pudimos vernos y no sucedió.
Todo lo que sabía de ella era gracias a nuestro núcleo, quienes fueron mis informantes para saber que había desechado Oxford y que logró entrar a la Real Academia de Música en Londres. Me hizo sentir tan feliz y apenado, porque estaba cumpliendo lo que deseaba y lamentablemente yo no era parte de esa felicidad.
Siempre me pregunté si necesitaba algo o a quién acudir cuando estaba en apuros. Su familia creía que yo estaba para ella, pero no era así. Ella no deseaba verme.
Apresurado me bajé de mi auto, caminé hasta el interior del teatro y busqué donde debía comprar el ticket. Una mujer de unos cuantos años solicitó mi dinero y yo recibí mi ticket, el concierto era al día siguiente y yo esperaba sobrevivir para ese entonces.
Lily dejó el tazón frente a mí, de ahí emergió el vapor del café, mientras que ella optaba por un té. Nunca creí que ella sería quien me diera consejos, que estuviera aún cuando le conté que mi sentimientos hacía ella era de amistad y no de pareja. Comprendió cuánto amaba a Kim y cuánto perdía por cobarde.
-Creo que debes ir de traje- indicó al leer el ticket de la función- son lugares a donde debes verte muy elegante.
Sinceramente, en lo que menos pensaba era en la ropa.
-¿eso importa?-pregunté con algo de molestia en mi estómago, eran nervios.
-Claro... con el lugar que compraste ya vas a resaltar, lo mínimo es ir vestido para la ocasión.
Fruncí el ceño y cogí el ticket para leer, ella lo extendía sonriente. Miré y, como siempre tan estúpido, había comprado una boleta en un palco. Sólo iría a verla tocar, para no terminar asesinado por su mirada.
-yo no... yo esperaba que...
- No hay vuelta atrás, ya compraste -finalizó- me iré para que tengas tiempo de buscar el traje e irte.
Lily dejó el tazón sobre la encimera, y se despidió de mí dejando un suave beso en mi mejilla. Sin embargo, comentó por última vez.
-quizá comprar flores será un bonito detalle...
Sonreí nervioso, quizás debía hacerlo.
Al ver a mi alrededor, agradecí haber seguido el consejo de Lily, todos traía vestimenta formal, trajes y vestidos. Con las manos dentro de mi bolsillo entré al auditorio, siguiendo a la masa e intentando seguir luciendo como uno más.
Una mujer joven, cogió mi ticket e indicó a donde debía continuar para ir a uno de los palcos. Y si seguía comprando lo que fuera con un maldito rolex amarrado a mi muñeca, me seguirán vendiendo lo más costoso.
Al llegar dejé el ramo de rosas blancas y hortensias de un suave rosado. De cortesía había un vino, y dos copas... decidí servir un poco para ver si mi corazón dejaba de latir tanto como lo hacía.
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ONE SHOTS- F1
FanfictionNo me pregunten nada, intenten disfrutar. Comentarios y votos, netamente como incentivo.