Max

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Rivalidad es la condición de competencia y enemistad. Según yo, era mi fuente de comunicación con Max Verstappen. El holandes que arruinó mi infancia, mi adolescencia y ahora esperaba por mi adultez. Haber firmado por Mercedes era un desafío tanto para mi como para ellos, mi éxito había sido increible en la Formula2 y eso abrió mi camino para la Formula1, aunque todo era distinto aquí. Era la única mujer contra diecinueve hombres que mágicamente se aliaban en mi contra, y lo peor, yo entendía porque se aliaban. Mis actitudes de conductora comienzan cuando tenía tres años y acompañaba a mis padres a sus competencias, a los siete ya competía en karting, a los quince ya era subcampeona mundial pues claro, Max era el campeón. Jamás iba a rendirme, no hasta que roce la gloría máxima.

- Es hora -escuché a Darcy desde el otro lado de la puerta- No olvides tus guantes.

Miré la mesa que tenía mis pertenencias, agarré los guantes y salí. Todos quienes trabajaban me saludaban cada vez daba un paso y yo les dedicaba una cálida sonrisa. No estaba nerviosa, no era mi primera carrera, pero si era la primera luego de que alguien se dedicara a rondar entre la prensa amarillista un rumor sobre la particular rivalidad existente entre Max y yo.

Una camara esperaba por mi cuando llegué hasta mi monoplaza, mi entrenadora me tenía el casco y la seguridad, Toto observaba las estadisticas y le sonreía a cuanta prensa apareciera. George estaba del otro lado y sólo me sonrió, siempre está muy concentrado para competir. Miré la pantalla mientras subía la cremallera y mostraban mi máxima competencia del fin de semana, Checo y Max. Los chicos de RedBull que habían hecho de mi año una tortura, pero no pretendía dárselo tan fácil.

- Por toda -escuché a Darsy antes de que yo saliera hacia la pista.

- Por toda.

Debía instalarme en tercera posición, delante de mi sólo estaba Checo y Max en la Pole, detrás mío Sainz que es un depredador total, George estaba sexto. Sólo serían 56 vueltas, con mucho esfuerzo podré respirar en la nuca a Maxito.

El sector dos era dificil, o por lo menos para mi, teniendo en consideración que Checo estaba hambriento y enojado por haberlo llevado hasta el limite de sus neumaticos sin dejarle oxigeno para recuperar su posición. Yo tenia una nueva meta y era la victoria.

No podía negar lo evidente. Max era un león enjaulado cuando estaba dentro de la pista, capaz de desconocer a su propia familia por su deseo de ganar. Escuchaba las instrucciones que sólo eran sobre cuidarme, ya que mis maniobras no era de las más cuidadosas. Sin embargo, y como una serpiente me metía por su derecha o izquierda al más minimo espacio, llevandome a frenar fuerte cada vez que los cerraba. Un jodido.

- Por favor, ten cuidado- escuché por undécima vez en mi oido.

- ¿Cuantas vueltas? -pregunté.

- Cinco.

Era momento de atacar o lo perdería, pero como todo en esta vida pasa en cosa de milésima. Ví como me llevo al limite de la pista, casi me iba hacia el muro pero logré reponerme rápidamente sin perder mucho. Volví a insistir, y terminé.

El muro hecho una bolsa de escombros, mi monoplaza con casi una perdida total - Toto estaría enojado pensaba- y mi pulso estallaba.

- ¡Hijo de puta! -grité golpeando el volante- ¡ es un hijo de puta!

- ¿estas bien? -repetían- por favor, copia.

-¡ ESTOY BIEN! -grité nuevamente- ¡ES UN HIJO DE PUTA!

Tiré la protección, perdía mi carrera y él también porque se encontraba a unos metros más allá sin tanto daño como yo. Apenas puse un pie en la tierra el médico me obligó a caminar hacia el SafetyCar, que obviamente me llevaría hacia la revisión. Tenía la furia a flor de piel, tenía mi enojo al extremo. No podía creer que era capaz de matarnos, cruzó el límite de nuestra rivalidad. Era una total amenaza.
El safetycar apenas dejaba de avanzar cuando yo abrí la puerta, pretendí correr hacia él y golpear su maldita cara, pero Toto con miedo y desesperación apareció frente a mi, frenando lo que podía convertirse en un total escándalo.
- debes calmarte -exigió- lo que más importa en este momento es saber si estás bien porque estás con tanta adrenalina que puedes tener un hueso roto y no sentir

ONE SHOTS- F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora