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La cabaña de Afrodita.

La cabaña de Afrodita

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Kali Reyes Pov.

No dejaba de jugar con mi cabello en el camino hacia New York, estaba un poco nervioso y quizás asustada por volver al campamento mestizo.

La última vez que estuve allí fue hace más de un año y mi comportamiento no era el mejor, no me trataron mal, pero me ponía ansiosa que no podía parar de morderme las uñas. Seguro había arruinado mi reputación en el campamento mestizo de por vida.

Nadie iba a querer ser mi amigo.

Quizás ni siquiera se me acerquen.

¿Me tendrán miedo? ¿Creerán que soy muy rara?

¡Por los dioses! ¡Si no logro hacer al menos un amigo, Percy y Annabeth se preocuparán mucho por mí!

Solo debo acercarme y decir «Hola»

Ya había escrito varias forma de iniciar una conversación, pero no estaba segura de que funcionará.

Pasar un verano agradable resultaba casi una obligación para mí, era mi única oportunidad, pero ha pasado tanto tiempo que no socializo, que no sé si estaré a la altura para comenzar una conversación. Annabeth y Percy lo piensan que será bueno para mí.

— No participaste mucho en las actividades la última vez, pero créeme te encantará.— Mencionó Annabeth desde el asiento del copiloto.

Sonrió apenas.

— Tranquila, sirenita.— Percy me mira de reojo por un momento.— Te irá bien.— Asegura.-harás muchos amigos y pasarás el mejor verano de tu vida.— Enumero, animado.

Mi corazón se acelera lleno de miedo ante sus palabras, ahora mismo creo que estoy hiperventilando.

¿Por qué me cuesta tanto hablar con la gente ahora? Antes no era así.

—¿Cuándo irá Hazel? ¿Nico? ¿Leo o Piper estará allí?— Pregunto tratando de no sonar demasiado asustada.

— Bueno, todos llegan a su tiempo.— Hazel y Frank se tardarán un poco más, una semana antes de terminar el verano van al campamento con todas las cohortes en una visita amigable.

Gimo en descontento y apoyo la cabeza sobre la ventana.

Quiero llamar a Nico por teléfono para preguntarle si ya está en el campamento, pero me da algo de vergüenza hablar por teléfono.

— Te irá bien.— Asegura Annabeth.— Y te vendrá bien convivir con otros niños de tu edad.— Murmura.

Hago una mueca de vergüenza y me alivia estar en el asiento trasero, no quiero que vean mi rostro sonrojado. Annabeth acaba de sonar como una de esas madres preocupadas por su hijo antisocial que no sale de casa.

Metanoia |• Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora