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EL AMOR ES MONSTRUOSO.

EL AMOR ES MONSTRUOSO

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Nico di Angelo Pov;

Nico siguió "discretamente" (con muchas comillas) a la hija de Neptuno fuera del campamento mestizo.

Se veía radiante, con el cabello suelto que caí en hondas hasta por debajo de su espalda, levemente recogido hacia atrás por una pañoleta rosa. Llevaba puesto un jeans de color azul claro de tiro alto, corte campana, una camisa blanca de tirantes con encaje y sobre ella traía un suéter rosa pálido, junto a unos simples Converse rosa. Se veía preciosa con sus labios brillando en cereza muy parecida al vino tinto.

Ella pidió permiso a Quiron para salir y tomo un autobús hacia la ciudad.

Se veía nerviosa, pero feliz. Jugaba con las mangas de su suéter de forma distraída, se balanceaba sobre sus pies o se acomodaba constantemente los pequeños mechones de cabello que se escapaban hacia su rostro. No dejaba de sonreír y tenía el rostro iluminado.

El autobús se detuvo y el hijo de Hades fuera detrás de ella, la siguió hasta una cafetería en el centro de la ciudad, entro y tomo un lugar en la barra. Nico no se molestó en entrar, decidió que vería desde afuera.

La cafetería era pequeña y había una buena cantidad de gente.

El servicio era rápido y la mayoría de clientes parecía ser gente de negocios sin mucho tiempo que perder.

Entraban y saliendo cada minuto con vasos calientes en sus manos.

Empezaba a pensar que seguirle el juego a los niños de Afrodita no era buena idea...

Casi de inmediato vio al barista acercarse a Kali quien esperaba pacientemente, le dio una sonrisa cálida y le pregunto su orden. Se trataba de un chico más o menos mayor, quizás dos o tres años más grande que el propio Nico, tenía el cabello rubio platinado, de aspecto abundante y desordenado, que le llegaba hasta los hombros.

No lograba verlo bien desde donde estaba, pero sus ojos eran de un azul tan oscuro que parecían morados y la piel blanca muy clara. Parecía que se ejercitaba, Nico podría jugar que el tipo tenía el mismo tipo de cuerpo musculoso, pero delgado de Jason.

Kali le sonrió de vuelta, y empezó a jugar con sus dedos.

Entonces Nico advirtió que ese era el muchacho que a Kali le gustaba.

— ¿A qué hora termina tu turno?— Preguntó Kali, nerviosa, jugando con su taza pasando sus dedos por el borde de la taza de cerámica.

El chico sonrió divertido, se recargó de la barra. El rostro del pelinegro se endureció cuando vio como el tipejo se inclinó y paso su pulgar por debajo de sus labios y se lo llevó a la boca, lo chupo mientras se mantenía ocupado preparando un café latte.

Metanoia |• Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora