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El castigo para una promesa rota.

El castigo para una promesa rota

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Nico di Angelo Pov;

— Vas a perder.— Siseo la pelirroja de ojos verdes azulados afilados.

— Será mejor que vayas escogiendo como decorar nuestra habitación.— Me acercó hasta que nuestras narices se rozan y estoy luchando contra el impulso de besarla hasta enloquecer de deseo—Y si me tratas bonito, quizás considere dejar que traigas a tu gata gorda a nuestra casa.— Digo.

Kali hace una mueca, ofendida. Abraza a su gata obesa, naranja.

— No está gorda, es su pelaje de invierno.— Sisea la menor.

Cheeto ronronea en los brazos de la hija de Neptuno con amor.

— Estamos en verano.— Resoplo con burla, tiro una de las patitas de Cheeto y la gata se sacude molesta. Se baja de los brazos de su dueña y se va.— Me llevará a la quiebra alimentarla.

— En tus sueños Di Angelo.— Exclama la más baja, a la defensiva.

No entiendo su motivo para empezar esta apuesta, claro, además de evitar que intentemos comernos en cada sitio alejado, cabaña o baño con un mínimo de privacidad. Quiere que hablemos más y entiendo eso.

Lo demás no. Por qué nunca le niego nada, así que no entiendo que quiere de mí como para hacer está apuesta.

— ¿Y tú por qué quieres ganar?— Le cuestionó.—¿Qué quieres de mí?

Los ojos de Kali centellaron.

— Sabes lo que quiero.— Se puso de puntillas y beso la punta de mi nariz.

Genial. Yo estoy compitiendo para poder iniciar una vida juntos, y ella para poder darme una mamada.

Qué hermosa es la ironía.

— No harás eso. — No es que no quiera, la idea me fascina y me aterra en la misma proporción. —Es un insulto para ti, para el respeto que te tengo y para el lugar que ocupas en mi vida.— Kali frunce el ceño, se ve tan linda en pijama que me cuesta contenerme. La tomo de los hombros sin saber dónde poner mis manos.—Además eres demasiado orgullosa como para arrodillarte frente a mí.

La última vez que lo intento, Kali no pudo arrodillarse frente a mí. En realidad me dio un cabezazo.

— Primero. Eres un mojigato.—Resopla.— Segundo, eso será un problema, pero lo superaré.

— No puedes.— Soplo con fuerza apartando su cabello de su rostro. Me acercó hasta rozar sus labios rosados con los míos—Cómo no podrás evitar resistirte a mis encantos.— Kali hace él amagó de morderme y me apartó riendo. A veces olvidó que muerde.

Metanoia |• Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora