La chica se encontraba en su cuarto, sentada sobre el borde de su cama mientras se hacía una trenza de raíz algo mal hecha y se preparaba para su entrenamiento matutino como frecuentaba. Estaba a punto de dirigirse a sus clases de ballet cuando su padre entró en el dormitorio con aspecto serio llamando su atención.—Sé que llego tarde, lo siento, ya iba a...—comenzó a excusarse la chica.
—No venía a eso, Inessa. Hoy no tendrás que ir a tus clases de baile—contestó el hombre interrumpiéndola.—tienes una misión.
—¿Puedo saber de qué se trata?—cuestionó pese a ser plenamente consciente de lo que significaba eso.
—Le darás una última oportunidad a una desertora. Sabes qué hacer si no quiere aceptarla, ¿cierto?—preguntó el hombre intentando intimidar a la chica.
Ella sabía bien lo que eso significaba. No era la primera vez que tenía que ocuparse de una desertora, o de cualquier persona, y sabía que no sería la última tampoco. El hombre salió de la habitación dejando a la chica parda preparándose.
Al terminar, la joven sacó de su mesilla de noche la Makarov rusa que le había regalado su padre y esperó en la entrada del lugar a este, quien apareció unos segundos después acompañado por una de las veteranas.
La niña tragó saliva al verles y se mantuvo firme mientras la veterana le inyectaba un sedante en el brazo, dejándola completamente dormida en cuestión de segundos. Este procedimiento se hacía con todas las mujeres al entrar y al salir del recinto para máxima seguridad.Despertó a los 30 minutos en un coche negro que la llevaba al lugar de la misión. Al despertar, una grabación de la voz del hombre se activó, recordándole a la niña que debía recargar el arma y por supuesto, no fallar, o habría terribles consecuencias para ella.
Inessa bajó del vehículo y entró en el edificio. Debía subir al piso más alto y esperar a que llegara el huésped, una viuda negra desertora, una de las pocas que habían logrado escapar de la Sala Roja.Entró sin dejar rastro y esperó frente a la puerta apuntando con el arma cargada. La viuda tardaba demasiado e Inessa empezó a aburrirse. Para matar el tiempo, tuvo por primera vez una conversación consigo misma. Una parte de ella esperaba que llegara ya el momento de irse de allí, es decir, cumplir su misión, pero en el fondo quería que no llegase nunca esa desertora, para no tener que hacerle nada malo, y tampoco volver a la Sala Roja.
Empezó a imaginar que había escapado, que llevaba una vida normal e iba al instituto con el resto de chicas de su edad, incluso que tenía amigos. Entre tanto pensamiento, se le ocurrió la loca idea de irse sin completar su misión, huir, pero era una idea totalmente ridícula, ¿cierto? No podía escapar de Dreykov ni su red de viudas, ¿o si?Si Dreykov la pillaba tratando de escaparse la mataría, sin piedad, como a tantas mujeres antes. Sería muy difícil para ella huir, pero si lo conseguía sería libre, tampoco es que hubiese pensado nunca como deshacerse de su pasado, pero al menos sería más feliz, aunque sólo fuese por un tiempo. Estaba al tanto de que era demasiado arriesgado, pero podría ser su última oportunidad y desperdiciarla sería de tontos.
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Este, por ser el prólogo, es muy corto, pero los siguientes capítulos serán bastante más largos y entretenidos, lo prometo.
Espero que os vaya a gustar esta historia y si es así, hacédmelo saber.
Gracias por leer <3
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Todo lo que tengo~ Yelena Belova
Fanfiction" 𝚈𝚊 𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚑𝚊𝚢 𝚜𝚎𝚛 𝚟𝚒𝚟𝚘 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚌𝚊𝚙𝚊𝚣 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚎𝚛𝚖𝚎 𝚘 𝚚𝚞𝚎𝚍𝚊𝚛𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘, 𝚊𝚜𝚒 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚝𝚎 𝚖𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚎𝚜 𝚎𝚗 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛𝚕𝚘, 𝚎𝚜 𝚒𝚗𝚞𝚝𝚒𝚕 " . . ...