Inessa despertó a las 8 horas, completamente sola en la cama, arropada de una manera en la que no recordaba haberse acostado, con un mechón de pelo tras su oreja que normalmente le cubría el rostro. Entendió que ya era tarde, Yelena se había ido mientras ella dormía, no pudo ni despedirse en el último momento.Salió de su cuarto dirección a la cocina a hacerse un café o algo para desayunar y allí estaban las dos pelirrojas soviéticas: Natasha y Wanda. Hablaban de algo que la menor no llegó a escuchar, pues cuando entró ambas se callaron y la miraron con esa expresión de pena que Inessa tanto odiaba.
— Buenos días, pequeña— la saludó Maximoff con tono de compasión— ¿como has dormido?
—Ya se ha ido, ¿verdad?— le preguntó directamente a Natasha, quien en respuesta sólo asintió lentamente sin mirarla.
— Lo siento, cielo, pero— empezó a decir Natasha siendo cortada por la castaña
— Ya he aprendido que no hay ser humano en este mundo capaz de quererme o quedarse conmigo, así que no te molestes, es inútil— A Inessa se le quitaron la ganas de desayunar y volvió a su cuarto. Cerró de un portazo y se tiro sobre la cama, a pegar gritos sobre la almohada. Ya sabía que se había ido cuando despertó sola pero tenía la esperanza de que solamente hubiera salido del dormitorio, de que aún siguiera en el complejo, de aún poder abrazarla una última vez.Los gritos apenas se oian pasada la puerta pero de alguna manera Natasha sabía lo que hacía, podía sentirlo. Quiso hablar con ella con la intención de ayudarla y ganar su confianza, pero fue inútil, nada más entró, la menor le grito que se fuera, que la dejara sola. Natasha sabía que no era buena idea dejarla sola con esa nube de pensamientos rondando su mente, pero tampoco podía hacer nada; Inessa no cambiaría de decisión, quería estar sola. Si no podía estar al lado de Yelena, tampoco estaría con otra persona, no quería ser una carga para los demás y que les echaran también.
Estaba destrozada por la ausencia de la rubia, más por el echo de que fuera su culpa.
Un par de meses después Yelena llamó a Natasha desde el piso de Budapest, con la intención de darle una sorpresa a La Niña regresando para verla. No sabia que la sorpresa se la llevaría ella, y no una tan agradable. Pero me estoy adelantando, volvamos a la llamada.
— seguro que le hace ilusión verte, y a mi también— le dijo al teléfono la pelirroja.
—Llegaré en unas horas, no puedo esperar— exclamó emocionada desde el otro lado.En cuanto colgaron la llamada, Inessa fue al salón a por un libro que había visto un par de días atrás, para tener algo que hacer. Natasha estaba en el sofá con su móvil en la hora libre entre entrenamientos y tuvo el instinto de saludarla con una sonrisa al verla— Hola Nessa, por fin te veo, llevas dias encerrada — bromeó tras saludarla.
—Solo Yelena me llama Nessa. No vuelvas a hacerlo— reprochó antes de volver a irse tal cual había ido.
— si supiera que Yelena viene a verla no contestaría así— pensó mientras la veía irse.En su dormitorio, Inessa notaba como cada vez estaba peor por la ausencia de la rubia. No tenía lógica puesto que había estado muchos años antes sin ella, pero era como que ahora una nota no le servía, la necesitaba en persona. Odia tanto necesitarla que casi le dolía pero no podía evitarlo. Habían pasado un par de meses y la menor se había degradado mucho, no comía igual, no entrenaba como antes y nunca la veían por allí. Había considerado más de una vez quitarse la vida pero eso no le serviría de mucho. No quería morir, solo vivir otra cosa. Llego un momento en que ya no podía seguir así.
Cuando Yelena llego al complejo después de varias horas de vuelo y dos escalas. Estaba emocionada de ver a sus hermanas de nuevo. Natasha le abrió la puerta dándole un gran abrazo y un puñetazo sutil pero duro en el brazo por no haber llamado más veces. Le dijo que la niña estaba en el baño, no debía tardar demasiado en salir según la pelirroja. En lo que la esperaban, hablaron un rato en el salón, bromearon un par de veces y compartieron unas risas.
Yelena mantenía de vex en cuando la mirada en dirección a donde aparecería Inessa al salir del baño. Los minutos pasaban y ella no salía. 10 minutos. 15 minutos. 20 minutos. No salía. Al cabo de una hora empezaron a preocuparse de verdad y fueron ambas viudas a ver qué ocurría. Llamaron a la puerta— Inessa, adivina quien ha venido— dijo la pelirroja al principio— ¿Inessa? — repitió.
Como no había respuesta decidió hablar Yelena— Nessa, soy yo, he venido a veros. Abre anda.— nadie contestaba — Enserio no tiene gracia Nessa, abre— ordenó de nuevo, esta vez algo más desesperada y dando golpes a la puerta. Algo pasaba, no salía. Trataron de abrir la puerta pero estaba encerrada. Siguieron así unos 10 minutos sin respuesta. Para cuando había pasado hora media desde que se había metido al baño, Yelena tuvo que tirar la puerta abajo. No voy a mentir, le costó, y le dolió bastante pero ya tendría tiempo de sobra para pensar en eso luego. La vio tirada en el suelo rodeada con un extraño gas que inundaba el baño. La rubia le dio unos meneos pero no reaccionaba.
— Monóxido de carbono— dijo Natasha viendo la estufa conectada y el calor que desprendía.
—¿Qué?— preguntó Yelena aún tratando de despertar de esa especie de trance a la castaña.
—Tenemos que salir de aqui, cógela y vamos — salió del baño ayudando a su hermana a levantar a Inessa.
La llevaron al salón y de nuevo trataron de despertarla, pero nada. Yelena sollozaba y la apoyaba contra su pecho tratando de notar su corazón latir lentamente. —No no no— repetía múltiples veces por el panorama— por favor no me dejes— Natasha llamaba a una ambulancia esperando que estuviese allí lista para llevársela Antes de que fuera tarde y Yelena seguía convirtiendo los sollozos en lágrimas a cada segundo que no notaba su pulso o su respiración.Al final lo había hecho, había tratado de quitarse la vida de la manera más fácil y menos dolorosa que encontró. De haber empezado un par de minutos más antes de hacerlo quizá no estaría en esa situación, sino abrazando a Yelena con una sonrisa. Pero no lo hizo y ahora estaba en el suelo del salón con los pulmones llenos de Monóxido de carbono esperando a una ambulancia que la llevara al hospital.
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Admitidlo, a que tenéis los pelos de punta por ver que le pasa a Inessa al final? 😈😉
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Todo lo que tengo~ Yelena Belova
Fiksi Penggemar" 𝚈𝚊 𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚑𝚊𝚢 𝚜𝚎𝚛 𝚟𝚒𝚟𝚘 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚌𝚊𝚙𝚊𝚣 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚎𝚛𝚖𝚎 𝚘 𝚚𝚞𝚎𝚍𝚊𝚛𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘, 𝚊𝚜𝚒 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚝𝚎 𝚖𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚎𝚜 𝚎𝚗 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛𝚕𝚘, 𝚎𝚜 𝚒𝚗𝚞𝚝𝚒𝚕 " . . ...