* 13 * Rescate

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Yelena estaba demasiado agobiada pensando en que podía hacer para sacar a Inessa de la sala roja, y el hecho de que ella y Natasha fueran las únicas allí presentes que habían visto sus instalaciones no lo hacía fácil

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Yelena estaba demasiado agobiada pensando en que podía hacer para sacar a Inessa de la sala roja, y el hecho de que ella y Natasha fueran las únicas allí presentes que habían visto sus instalaciones no lo hacía fácil. Todos decían mil formas tontas de sacarla que para ellos parecían eficaces, pero para alguien con experiencia en la Sala Roja claramente no lo eran.

—¿Tan fácil creéis que es entrar y salir? Y encontrarla tampoco, ya para empezar.— dijo tremendamente tensa.

—Relaja rubita, solo intentamos ayudar— contestó Stark a la defensiva.

—Mira, como lleguemos tarde y Dreykov la mate no me lo perdonaré jamás. — Yelena estaba claramente afectada por lo ocurrido.— Así que dejémonos de gilipolleces y pensemos algo útil.

—¿Vuestra madre no sabía dónde estaba la Sala Roja?— preguntó Thor— Nos lleva hasta allí, entramos, nos cargamos a todos los que nos ataquen y sacamos a la niña, fácil.

Natasha puso los ojos en blanco de nuevo— El único al que hay que matar es a Dreykov. Las mujeres son inocentes, si conseguimos entrar, nada de hacerles daño.

—¿Inocentes? Bueno, si tú lo dices— dijo Bruce

—Están bajo condicionamiento psicológico, no es culpa suya.— las defendió Yelena

Wanda se acercó a la rubia para mostrarle su apoyo—estará bien, tranquila Lena.

"Estará bien, tranquila". Yelena estaba harta de esas palabras. "Tranquila". Le habían dicho eso tantas veces en los últimos tres días que ya había dejado de tener sentido. Para ella era imposible mantener la calma ante esa situación. Conocía a Dreykov más que nadie allí presente, puede que incluso más que Natasha. Acercarse a él o su red de viudas de nuevo era una sentencia de muerte.

Dreykov se dedicó a mandar a viudas para que demostraran su fuerza y capacidad de pelear contra Inessa estando esta encadenada sin poder ser capaz de moverse para defenderse.
Al cabo de unas horas, Inessa empezó a sentirse débil y gravemente herida. El hombre la dejó encerrada en una habitación insonora, con un bozal y cadenas en su cuello, muñecas y tobillos. Esposas en las manos y pies que prácticamente le cortaban la circulación y la correa de acero en el cuello irritándole la garganta. Era nuevamente una prisionera. Sintió que todos los años de entrenamiento para ser la mejor y más fuerte mujer en la Sala Roja se habían ido a la mierda en una semana con los Vengadores.

Dreykov la dejó allí encerrada durante semana y media, no le daba comida y solo el agua necesaria para mantenerla viva y sufriendo.

Las esperanzas y ganas de vivir de Inessa se consumían a cada minuto que pasaba allí dentro. Sabia que Yelena iría a por ella, al fin y al cabo si la había mantenido a su lado tanto tiempo sería por algo, pero parecía que no llegaba nunca. Y en caso de que lo hiciera, que fuera a rescatarla, ¿como la encontraría? Inessa había vivido ahí toda su vida y nunca había visto esa sala, ni por dentro ni por fuera.
También pensaba en maneras de salir por su cuenta, por si tenía que cuidarse ella misma como había hecho toda la vida.

Inessa buscaba una manera de salir a la par que imaginaba su destino si no lo conseguía cuando Yelena, rompiendo al puerta con sus armas, entró en la habitación donde estaba la menor— ¡¿Nessa?!— gritó antes de verla y acercarse corriendo a ella. Se tiró de rodillas en frente—dios mi niña, ¿qué te han hecho?

Inessa la miraba con los ojos como platos, sintiendo la comodidad de las manos de Yelena agarrando su rostro— Has venido...

—Por supuesto— dijo desertando los pies y manos De la Morena— ¿De veras crees que iba-su frase fue interrumpida cuando esta se lanzó sobre ella abrazándola.

No estuvieron demasiado tiempo abrazadas pues aún tenían que lograr en pocos minutos lo que ninguna de las dos había logrado en años: salir de allí sin ser vistas. Si no lo conseguían ya si que no habría esperanza para ellas, ni los Vengadores, ni Natasha, nadie. Las matarían. Ya tardaban en hacerlo.

En lo que salían de la habitación, a Inessa se le cayo algo del bolsillo, algo tan ligero que no se dio cuenta hasta un rato más tarde, tan importante para ella que sería incapaz de perdonarse perderlo.

Todo lo que tengo~ Yelena Belova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora