*17* No Happy Ending

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Yelena despertó en una silla de hospital realmente incómoda en la habitación de Inessa

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Yelena despertó en una silla de hospital realmente incómoda en la habitación de Inessa. Llevaba allí varios días y no parecía dar resultado. Por suerte y desgracia estaba en coma, no muerta pero casi peor. No sufría pero la rubia si. Para la menor era como estar en un sueño, un sueño largo en el que por fin podría
averiguar que pasa después de que todo le vaya bien con sus padres y sus amigas; pero para Yelena la sensación de estar junto a un presunto cadaver la estaba destrozando.

No quería apartarse de su lado ni un momento por si despertaba cuando no estuviera, o la desconectaban si se iba. Comía y dormía en el hospital como si fuera ella la ingresada, solo que en lugar de en una camilla de hospital relativamente cómoda, estaba en una silla que estaba segura le iba a dejar marca en la espalda y las piernas.

Casi diariamente iban a visitarlas Natasha, Wanda y algún que otro Vengador más, aparte de Melina y Alexei. La que más iba era la pelirroja, no solo para hacerle compañía y darle su apoyo a su hermanita menor, sino también para tratar de ayudarla y, de cierta forma, compensar la falsa promesa que le hizo a la castaña cuando era una niña.

Un día fue Banner a verla. Él ya la había operado antes y quiso hacerse cargo de esto también, pero no podía, no tenía experiencia con eso y se temía poder empeorarlo. Fue con Thor y Steve después de su entrenamiento matutino. — Lo siento mucho, Yelena— dijo Steve mirándola con la cabeza baja.
— No entiendo. Si ella quería morir, ¿por qué está aquí en el hospital?— preguntó Thor bastante inocentemente recibiendo un golpe en el brazo por parte de Steve, indicándole que no debía decir eso.
— Ella no quería morir— empezó a decir Yelena con rabia. La miro y termino con la frase— solo dormir para siempre.
—Eso no tiene sentido— comentó Thor nuevamente. Parecía que el golpe de Steve no le había quedado claro.
Yelena le miró con furia en los ojos— me lo dijo, ¿vale? Si hubiese querido morir lo hubiese hecho hace años en la Sala Roja— aclaró mientras sus ojos se cristalizaban.

Unas semanas después los médicos le recomendaron a Yelena que quizá era mejor idea no mantenerla así. Natasha estaba presente y le daba la razón al cirujano. La rubia no parecía nada conforme con eso y se negó en rotundo. Aún tenía la esperanza de que despertara y pudiera verla de nuevo. La pelirroja le susurró al hombre que haría lo posible por que entrara en razón.— Lena, quizá sea lo mejor. En fin, mírala, está sufriendo por mantenerse con vida.— explico con mirada de pena y en verdad, una que era sincera.
—No... Aún puede despertar— contestó la rubia.
— сестра (hermana)...
— no puedo decirle adiós Natasha... Una cosa es estar al otro lado del mundo y otra muy distinta dejarla morir.— insistía Yelena— no La voy a dejar.

Cada día un médico, enfermera, cirujano o doctora trataba de convencerla pero era inútil. Yelena no se veía capaz de dejarla, menos creyendo que había sido culpa suya por irse.
Cada noche, cuando creía que nadie podía oírla, hablaba con ella como tratando de ayudarla a despertar. Se disculpaba, le contaba cosas sobre lo que harían cuando salieran de allí y acababa durmiéndose con la cabeza apoyada en sus piernas o su brazo.

Varios meses después, Natasha consiguió convencer a su hermana de lo imposible: dejar morir en Paz a su nueva hermana pequeña. Yelena termino de entender que era egoísta por su parte querer seguir teniéndola conectada, dejarla allí atrapada, sin poder descansar finalmente. Solo no se atrevía a estar allí cuando lo hicieran. No quería ver como la desconectaban. No se veía capaz de eso.

Salió del hospital llorando, con el brazo de Natasha rodeando su hombro en su tierno abrazo. La pelirroja la llevó a comer a un sitio especializado en picante con la intención de animarla mínimamente pero no sirvió mucho. Días más tarde la enterraron. No fue un gran funeral con mucha gente ni grande seamos de flores ni mucho menos un sacerdote. Tan solo fueron Yelena, Natasha y sus padres, más que nada para darse el pésame a su hija. No podía evitar llorar cada vez que veía la lápida pero con el tiempo aprendió a no aferrarse tanto a lo ocurrido sino a visitarla con alegría y amor.

Fue diariamente a la lápida, con una nota distinta cada día. Eso fue lo que las unió en un principio y quiso seguir dándole y leyendo pequeños trozos de papel. Al cabo de unos meses dejó de dolerle su muerte. Aún le costaba afrontarlo pero se sentía bien ver que al fin había terminado de sufrir, que los 15 años de mierda de su vida ya se habían acabado, que no tendría que preocuparse más.

" siento no haber podido protegerte como merecías. Al menos ahora no te puede pasar nada malo. Te echaré de menos siempre младшая сестра"

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Lo siento mucho por esto, se que puede doler, pero no tenia ningún sentido alargar más la trama y "vivieron felices y comieron perdices" mejor se lo dejo a Disney.
Como la muerte de Natasha en End Game, esto era algo que tenia que pasar.

De verdad muchas gracias por leer y espero que hayáis disfrutado.💗💗

Todo lo que tengo~ Yelena Belova Donde viven las historias. Descúbrelo ahora