Yelena se sentía mal por la niña y lo que había vivido. Quería hablar con ella pero no sabía exactamente qué decirle. Se había ido del comedor prácticamente llorando y no quería agobiarla, pero tenía que ir tras ella.
Se levantó poco después que Inessa y la siguió hasta la habitación confiando en que la dejaría pasar. Entró sin llamar a la puerta y la cerró detrás de ella.
—He venido aquí porque no quería hablar— dijo Inessa al verla. Yelena tuvo un deja vu en ese momento pero lo ignoró completamente y se centró en la menor.
—Pero yo si, así que me vas a escuchar— el tono firme y dulce en la voz de Yelena hacia que Inessa no se pudiera oponer. La rubia se sentó a su lado en la cama y la rodeó con el brazo.
A la menor esto le generaba algo de desconfianza, como era evidente su pasado no la ayudaba a sentirse mejor, pero aún así no dijo nada.—¿Puedo hacerte una pregunta?— añadió la mayor al ver el rostro serio y suspicaz de la niña.
—Dispara—contestó esta sin mirar a Yelena.
—Antes, cuando has hablado de tu madre no has llorado. Tus ojos estaban llenos de lagrimas pero no las has dejado salir— comenzó a narrar la rubia— Así que aquí va mi pregunta, ¿cuánto hace de la última vez que lloraste enserio?—preguntó con el ceño fruncido.
Inessa no supo que responder en ese instante. Era capaz de recordar la última vez que lloró, pero fue hace tanto tiempo que le pareció inútil decirlo. Finalmente, tragó saliva y respondió con la voz entrecortada— Hace 8 años— sabía lo que diría Yelena al respecto y no quería ver su mirada de pena cuando lo dijera, así que bajó la mirada.
—¿Años? Nessa...—el tono de voz de la rubia denotaba claramente la sensación que Inessa temía.— ven aquí linda— dijo Yelena haciéndole a la menor una seña para que se apoyara a su lado, y esta lo hizo casi inconscientemente. La mayor la miró un momento— se que quieres llorar. Hazlo.
—¿Qué?—cuestionó Inessa mientras se acomodaba para mirar mejor a Yelena.
—Desahógate, llora todo lo que has estado reprimiendo tanto tiempo—Yelena miro a la pequeña, y en su rostro veía claramente preocupación—tranquila, yo no te juzgaré. Y te sentirás mucho mejor luego.
Inessa volvió a recostarse sobre ella, esta vez algo inquieta. No se sentía segura mostrando sus emociones, y menos cuando implican lágrimas o algún otro rasgo de debilidad.
Yelena rodeó con el brazo a la castaña
abrazándola y acercándola un poco a ella— se que no es fácil— empezó a decir notando la inquietud de la menor— pero también se que te vendrá bien. Y aunque sea inútil decirle esto a una viuda... confía en mí.Pasados 10 minutos y sin poder detenerse, la niña empezó a sollozar y finalmente echó a llorar en silencio. La rubia la miraba sintiendo
Una mezcla de orgullo por lo que la pequeña estaba consiguiendo y lastima por verla tan mal.⚝
Pasado un rato, la castaña dejó de llorar, sus últimos 8 años de vida en hora y media y tras eso, se sintió mucho más aliviada, Justo lo que la rubia le había prometido.
Yelena le secó las lágrimas de su mejilla con una ligera sonrisa que en su rostro se formaba mientras la miraba— Ya está, Nessa. ¿Te encuentras mejor?— al no obtener respuesta de la niña, decidió brindarle algo más de confianza— ¿sabes? Estar mal no significa ser débil.
Estas palabras causaron un impacto en Inessa similar al que causó la nota — ¿Cómo?
—Entiendo que al ser una viuda negra te habrán inculcado lo mismo que a mi— comenzó a explicarle— "si estas mal pierdes facultades y por tanto eres débil e inservible"— añadió tratando de imitar a Dreykov para darle algo de humor a la situación, lo que al parecer funcionó, porque logró sacar una ligera risa de Inessa— Pero déjame decirte, que no es verdad. Ni mucho menos. No eres para nada débil.
La menor apartó la mirada hacia el suelo— lo dudo mucho— murmuró en susurro.
Yelena resopló antes de contestarla— Te lo aseguro.
Después de eso hubo un silencio algo incómodo para ambas. Ninguna sabía que decir exactamente para seguir la conversación. Finalmente, Yelena decidió romper la tensión dándole tema del que hablar a la niña, y resultó bastante bien — En la Sala Roja todas necesitamos un rato con nuestros pensamientos, un rato que sea nuestro. ¿Puedo saber cómo era el tuyo?
Inessa sabía perfectamente a qué momento se refería la rubia y por supuesto que tenía uno— Era por las noches, justo en el momento en que me dormía.— empezó a narrar— Siempre soñaba lo mismo. Que mi madre nunca había sido viuda negra y, por ende, yo tampoco. Que teníamos una buena vida.
—Cuéntamela— pidió Yelena interesada por la castaña.
—Vivía con mi madre y mi padre en una gran casa unifamiliar en medio de un pueblecito americano. Iba al instituto y tenía amigas— verbalizó sus sentimientos— Pero siempre me despertaba en el mismo punto— su tono de voz empezaba a denotar tristeza— cuando todo parecía perfecto y real, me despertaba.
La niña siguió contándole ese sueño diario en el que nada más importaba para ella durante un largo rato, y luego esta hizo lo mismo.
Yelena escuchaba con interés lo que la menor le narraba. Realmente quería saber cómo había sido pasar toda una vida en un lugar tan horrible y sin buenos recuerdos. Además, Inessa se estaba abriendo con ella, demostrando confianza, y eso era más que reconfortante para la rubia.
⚝
Para cuando la castaña se encontraba mejor, ya había caído la noche. Inessa se quedó dormida y Yelena salió al salón a avisar que todo estaba bien. Habían pasado varias horas hablando y ganando intimidad y el resto de miembros de la familia de la rubia estaban algo preocupados por la menor.
Melina estaba en el salón leyendo cuando su hija menor salió cerrando la puerta tras ella— ¿Como está? — preguntó al verla.
—Estará bien.— contestó sentándose a su lado—El dolor solo nos hace más fuertes, ¿no?— añadió
Natasha, también preocupada, fue al salón esperando encontrar a su hermana e Inessa allí— ¿Está bien?— le dijo a Yelena al llegar. Esta, de nuevo, contestó que si, sabía que la menor se recompondría rápidamente, aunque el rencor seguiría manteniéndolo.
⚝
Un microsegundo antes de quedarse dormida, Inessa, por primera vez en varios años, sintió que se encontraba bien, que casi era feliz. — tal vez la esperanza no sea para idiotas— susurró para después caer rendida en la cama.
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Todo lo que tengo~ Yelena Belova
Fanfiction" 𝚈𝚊 𝚑𝚎 𝚊𝚙𝚛𝚎𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚑𝚊𝚢 𝚜𝚎𝚛 𝚟𝚒𝚟𝚘 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘 𝚌𝚊𝚙𝚊𝚣 𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚎𝚛𝚖𝚎 𝚘 𝚚𝚞𝚎𝚍𝚊𝚛𝚜𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘, 𝚊𝚜𝚒 𝚚𝚞𝚎 𝚗𝚘 𝚝𝚎 𝚖𝚘𝚕𝚎𝚜𝚝𝚎𝚜 𝚎𝚗 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚝𝚊𝚛𝚕𝚘, 𝚎𝚜 𝚒𝚗𝚞𝚝𝚒𝚕 " . . ...