4. ESCUELA

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La luz entraba por las rejillas de la persiana, eso solo podía significar una cosa, que ya había amanecido, había comenzado un nuevo día, un día más viviendo en aquel hermoso planeta llamado Tierra.

Al muchacho le costaba más trabajo de lo normal, extrañaba aquel insufrible sonido que venía del despertador indicando que tenía que darse prisa. Pero ahora que vivía otra vida muy distinta, ya no tenía que preocuparse de hacerse corriendo el desayuno ni de ir hasta la escuela, no por el momento por supuesto.

Fue hasta la cocina y miró el reloj, marcaba las 11:00 de la mañana. No había nadie más en aquella enorme casa negra y blanca, solo estaba él.

Byron se acercó a la nevera y vio que había una nota pegada en la puerta que decía:

"Si estas leyendo esto, Byron, es que ya estás despierto, he tenido que salir para poder apuntarte a una escuela cercana y porque tenía que hacer otras cosas, atentamente, Strange".

Cuando terminó de leerla ya entendió todo, y empezó a plantearse como sería esa escuela, tantos compañeros nuevos, profesores nuevos, todo estaba cambiando y Byron sabía que tenía que adaptarse, no podía quedarse atrás.

La puerta de la casa se abrió y apareció Stephen, con una bolsa blanca de plástico.

- Buenos días chaval – dijo el hechicero al ver al muchacho de cabello rubio - ¿Cómo estás?

- Estoy muy bien – respondió Byron.

Strange dejó la bolsa que tenía en la mano encima de la mesa de la cocina. De ella sacó unos libros grandes.

- ¿Qué es eso? – preguntó el chico.

- Son tus libros – dijo el doctor – para que los utilices en tu nueva escuela, y no han costado baratos así que más te vale cuidarlos.

Éste asintió con la cabeza y después preguntó:

- Dijiste que aquí vivían otras dos personas, ¿no?

- Eso es – dijo Strange mientras colocaba lo que había comprado – si tu pregunta es que por qué no los has visto todavía es debido a que se están ocupando de asuntos, ya los conocerás, no te preocupes por eso.

- De acuerdo – acabó cediendo.

- Bien pues manos a la obra, hay mucho que hacer, sígueme – indicó Stephen.

Byron obedeció a su instructor y lo siguió. Ambos se dirigieron a la Sala de Entrenamiento y, el chico ya empezaba a sospechar que fueran a empezar el entrenamiento para poder controlar sus poderes.

- Vale Byron – dijo Strange - ¿Qué sabes hacer?

Se quedó pensando la pregunta que le había planteado el hechicero, Byron no sabía que responder. Él nunca había podido utilizar sus poderes a voluntad, solo le salían sin querer, cuando se le presentaba una situación de máximo riesgo, así que no estaba seguro de lo que era capaz de hacer.

- Esos brazaletes que cubren tus antebrazos te permiten canalizar el poder de tu interior para así poder controlarlo – explicó Stephen Strange – los brazaletes pesan demasiado para una persona normal como yo, sin embargo, tú puedes levantarlos y ponértelos sin problemas, aunque supongo que eso ya lo habrás notado.

Byron estaba muy entusiasmado escuchando al hechicero, se estaba enterando de cosas que no conocía, y quería saber más.

Strange cogió su anillo doble y lo dejó en el suelo.

- Quiero que te sientes de piernas cruzadas en el suelo – ordenó el doctor – ahora, vas a tratar de mover mi anillo con tu mente, es un objeto que no pesa así que no te resultará muy complicado.

Byron Love - La Espada PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora