12. DECLARACIONES

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Una vez más la alarma del despertador sonó indicando que Byron tenía que ir a la escuela. El chico de cabello rubio se levantó de la cama y bajó las escaleras que conducían al salón, allí se encontraba Bryce que ya estaba listo para marcharse y estaba esperando a sus hermanos.

­- ¿Pero por qué te despiertas tan pronto? – preguntó Byron.

- Me gusta madrugar – respondió el dios del hielo.

El dios Afuro decidió hacerse el desayuno y también hizo el de su hermano Claude ya que veía que no bajaba.

- Strange no nos va a llevar así que toca ir andando – indicó el chico de cabello blanco.

Byron asintió con la cabeza. Momentos después apareció el dios del fuego sin abrir los ojos del sueño que tenía, él seguía enfadado por lo ocurrido, no estaba enfadado ni con Bryce ni con Terumi, pero al estarlo con Stephen no quería hablar con nadie. Ni siquiera le dio las gracias a su hermano por hacerle el desayuno.

- ¡Vámonos! – ordenó Withingale con entusiasmo.

Al llegar a la escuela se encontraron a Candela en la puerta justo al entrar, los hermanos de Byron se fueron a clase directamente, pero éste se quedó hablando con su amiga.

- ¡Hola Byron! – dijo ella, con una sonrisa, y él se la devolvió – el otro día fui a la consulta de Strange, ¿no te habrá dicho nada de lo que hablamos no?

- Claro que no, ni siquiera sabía que habías ido – mintió el chico.

- Esta bien – y lanzó otra sonrisa.

Lo cierto es que a Byron le gustaba mucho hablar con Candela, a él le gustaba su sonrisa y su forma de hablar. “Es una chica estupenda” pensó.

Después los dos se dirigieron a clase y cuando llegaron se sentaron separados porque no era matemáticas, era inglés y podían sentarse donde ellos quisiesen. Byron se sentó Bryce y detrás de ellos estaba Claude y a su lado Max House.

Este chico tenía el pelo corto y negro, era alto y tenía los ojos marrones oscuros. Se parecía muchísimo a un corredor de la fórmula uno llamado: Aston Martin. Y era muy amigo de Claude y Bryce.

- ¿Qué te pasa Claude? – preguntó Max al ver a su amigo tan apagado.

El dios del fuego no contestó, estaba enfadado y no quería hablar con nadie.

- ¿Qué le pasa a vuestro hermano? – preguntó nuevamente, pero esta vez hablando con Byron y Bryce.

- Está en uno de sus cabreos – explicó Withingale – ya sabes, es mejor pasar del tema hasta que se le pase.

Max asintió y decidió tomar apuntes de la clase.

La profesora paró de hablar por un momento y miró a Beacons, quien tenía la mesa vacía.

- ¿No piensas sacar nada Claude? – preguntó.

El chico de cabello rojo, como era de esperar no dijo nada, simplemente negó con la cabeza.

- Tú mismo, luego vendrás rogándome y me pedirás que te apruebe – terminó la profesora

Y siguió con la clase. Byron se acercó a Bryce mientras copiaba los apuntes de la pizarra.

- Tengo algo que decirte – dijo el chico de cabello rubio.

- ¿Qué te ocurre Byron?

- Se trata de Candela – explicó el dios Afuro – es extraño, cuando estoy hablando con ella me siento feliz, no se es raro… ¿crees que estoy loco?

El dios del hielo se rio.

- Ya se lo que te pasa chaval, a ti te gusta esa chica, ¿vedad? – dijo Bryce.

- Claro que no – negó Byron – no me gusta.

Withingale se rio una vez más y siguió tomando apuntes en su cuaderno.

Más tarde, en el recreo, Byron y Claude estaban sentados en un banco junto a Max. Bryce estaba en el baño. Mientras éste se lavaba las manos apareció un portal detrás suyo. Y de él salió el doctor Strange.

- ¿¡Pero que haces aquí!? – exclamó el dios del hielo asustado.

- Tranquilo chaval, estoy aquí porque está pasando algo grave, sígueme.

Los dos se dirigieron al patio y todos se quedaron asombrados al ver allí a Strange.

- ¿Qué está haciendo usted aquí señor Strange? – le preguntó un profesor que sabía quien era.

- Doctor Strange, gracias – corrigió el hechicero – y estoy aquí porque todos tienen que evacuar inmediatamente la escuela.

- ¿Por qué?

- ¡NO HAY TIEMPO PARA PREGUNTAS! – apresuró.

Rápidamente todos desalojaron el centro.

- ¿Pero que es lo que ocurre Stephen? – preguntó Withingale.

- Enseguida lo verás Bryce – dijo el mago.

El cielo se oscureció de pronto, los árboles movían sus hojas con mucha fuerza y el frío se hacía cada vez mayor. En el patio solo quedaron Byron, Claude, Bryce y Strange.

Se formó una niebla, y de ahí, salió una persona.

- ¿Me echabais de menos? – dijo la voz misteriosa.

Y de la niebla salió un hombre con el pelo blanco recogido en una cola de caballo.

- ¡ES BAILONG!

- Sí, soy yo – dijo mientras sonreía – tenemos una conversación pendiente Terumi.

Voló hasta Byron y cuando estaba lo suficientemente cerca le tocó el hombro y se tele transportaron.

Aparecieron en una calle cualquiera, lejos de los demás.

- ¿Qué es lo que quieres de mi? – preguntó el dios Afuro.

- Lo único que quiero es hacerte una pregunta – explicó Bailong - ¿cómo es que no te acuerdas de mí?

- No te he visto nunca – dijo el chico de cabello rubio.

- Te refrescaré la memoria – contó el dios de pelo blanco – mi nombre es Bailong, y fui yo el responsable de la destrucción de Érimos.

Byron no podía creer lo que acababa de escuchar.

- Quieres decir que…

- Si Terumi, yo maté a tu familia biológica – confesó Walker riendo.

- No puede ser, fuiste tu – dijo Byron – tu mataste a mi familia.

El dios se rio mientras Afuro estaba de rodillas en el suelo lamentándose.

- ¿Por qué lo hiciste? – le preguntó Byron.

- Ese no es un asunto que te interese joven Afuro – respondió Bailong – no te lo ha contado tu queridísimo doctor Strange. Claro que no, él siempre lo oculta todo. Lo que no comprendo es por qué parece que tienes seis años menos y por qué no me recuerdas.

- Eso me da igual – ignoró Byron al villano – vas a pagar por lo que has hecho.

Cargó su puño de energía y golpeó a Bailong, desplazándolo a gran velocidad lejos de allí. El dios Afuro estaba enfadado y quería vengarse. Apareció Walker delante del chico de cabello rubio teletransportándose y dijo:

- No ha estado mal chico. Pero no tienes experiencia ni poder para derrotarme, ni siquiera tu padre pudo vencerme.

Bailong golpeó esta vez a Byron desplazándolo mucho más lejos. Estaba claro que había una diferencia de poder enorme, Byron aún era muy joven y no había aprendido lo suficiente como para ganar la batalla.

¿Podrán ganar los dioses a este terrible villano?

Byron Love - La Espada PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora