11. DISCUSIONES

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El sitio donde trabajaba Strange era muy peculiar. Él era psicólogo, y su centro era una especie de despacho grande con un escritorio y un sillón para que los pacientes se tumbasen mientras le contaban sus problemas al hechicero.

– No os vais a creer quien ha venido hoy a mi consulta – les dijo Stephen a los dioses.

Ellos, esperando impacientes a que Strange les dijese quién sería la persona que ha ido a verle, supusieron que se trataba de Candela.

– Ha venido Candela – dijo al fin el doctor.

Los tres dioses se extrañaron, y después le preguntaron a su maestro.

– ¿Sabes algo sobre ella que nos pueda ayudar? – preguntó Claude.

– Lo siento chicos – se lamentó Strange – lo que se habla en las consultas es privado, no puedo decirlo.

El chico de cabello rojo se enfadó y le gritó:

– ¡Si hay alguien más de nuestra especie tenemos derecho a saberlo! – se enfureció Beacons – ¡No nos contaste lo de Bailong Walker y tampoco nos dices si Candela es una diosa o no! ¡DÍNOSLO!

Claude estaba más enfadado que nunca, o al menos Byron nunca le había visto en ese estado.

– Torch tranquilízate por favor – pidió Bryce.

El dios de pelo rojo miró a su hermano que lo intentaba calmar, pero parecía que era imposible que volviese a su estado original.

Claude atacó a Bryce y éste lo esquivó, después Strange hizo un hechizo para invocar unas cuerdas y atar a Beacons para que se quedase quieto.

– Ya basta Torch – dijo Withingale una vez más.

– ¡No pienso calmarme! – respondió – ¡No nos dice la verdad y merecemos saberlo!

–Pero si él hizo un juramento de no contar a nadie las conversaciones que tiene con los pacientes no es culpa suya – añadió el dios del hielo – entiéndelo.

Claude no quería escuchar a su hermano, pero sabía que no podía enfrentarse a ellos tres él solo así se tranquilizó, pero seguía enfadado con Strange. Le soltaron y se marchó de allí dando pisotones, dando a entender lo enojado que estaba.

– ¡Claude espera! – exclamó Byron, pero no tuvo respuesta por parte del dios de fuego.

– Es inútil Byron – intervino Bryce – cuando está en ese estado es imposible conversar con él.

– ¿Cuánto tiempo va a estar así?

– Depende – dijo Withingale – pero suele durar unos días y luego vuelve a hablar, aunque no pide perdón.

Byron no entendía porque su hermano tenía esa personalidad, tampoco era razón para enfadarse tanto, no obstante, Claude ha sido capaz hasta de atacar a Bryce, y esto al dios Afuro le resultó muy extraño.

– Tu no te preocupes por eso – dijo Strange – ya hablaré con él.

Terumi asintió con la cabeza y se marchó de allí junto a Bryce. Los dos hermanos salieron fuera de la casa.

– ¿De verdad crees que Candela es una diosa? – le preguntó Bryce a Byron.

– No tengo ni idea – confesó el chico de cabello rubio – pero me resulta muy curioso lo que pasó antes con lo de la luz.

– Si, a mí también.

Los dos dioses no sabían que podían hacer para averiguarlo, y se quedaron pensando, hasta que a Bryce se le ocurrió una idea brillante:

– ¡¡Pues claro!! – exclamó el chico de pelo blanco – si investigamos las bombillas de la luz sabremos cual fue la causa de que se apagaran.

Ambos fueron rápidamente dentro de la casa y fueron al salón.

– Vale, las bombillas están muy altas así que tienes que cogerlas tu Byron – dijo Withingale.

– ¿Y por qué yo?

– Pues porque tú eres el que puede mover cosas con la mente, y además así te sirve de entrenamiento.

– Esta bien – acabó accediendo el dios Afuro.

Miró fijamente la bombilla y se concentró, no solo tenía que moverla si no que para sacarla de la lámpara del techo había que desenroscarla y eso aumentaba la dificultad. Se concentró en moverla y parecía que lo estaba consiguiendo, no era un objeto muy pesado así que no era del todo difícil.

– Ya casi lo tienes hermano – le apoyó Bryce.

Byron consiguió sacar la bombilla de la lámpara y llevarla hasta la mano de Withingale.

– ¡Buen trabajo! – le felicitó el chico de pelo blanco.

– ¡Gracias Bryce! – respondió el chico de pelo rubio con una sonrisa.

Bryce cogió unos cables y con la telequinesis de Byron los engancharon a la lámpara del techo. Esos cables iban a la vez enchufados a un ordenador.

Terumi observaba con atención lo que hacía su hermano con el ordenador, pero él no entendía nada.

– ¡¡ALELUYA!! – gritó el dios de hielo con entusiasmo – por lo visto las luces se apagaron debido a una sobrecarga eléctrica, es decir que no fue a casa de un apagón, lo que significa... – esperó a que Byron dijese la respuesta, pero él se quedó mirándole sin saber que decir – significa que Candela creo una sobrecarga para que se apagasen.

– Ahora me queda más claro – dijo Byron – ¿crees que fue intencionadamente?

– No lo creo, supongo que lo hizo porque se asustó al oír a Torch entrenar – aclaró el dios del hielo – de todas formas, esto no nos lo confirma del todo, hay que seguir investigando, tu misión no ha concluido.

Byron afirmó con la cabeza y se fue a su habitación y Bryce a la suya, al día siguiente había escuela y el dios Afuro tenía que seguir investigando acerca de los orígenes de su amiga.

Byron Love - La Espada PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora