16. MAL AUGURIO

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– Serían tres con noventa por favor – dijo la dependienta.

Bryce fue a comprar algo de comida para sus hermanos.

– Aquí tiene – le entregó el dinero y después cogió lo que había comprado – muchas gracias y hasta luego.

El chico de pelo blanco se marchó de la tienda y se dirigió de vuelta a su casa. La tienda donde había ido no estaba muy lejos, pero si tenía que pasar por el centro de la cuidad.

Bryce se dio cuenta de que estaba ocurriendo algo extraño por esa zona, escuchó gritos de hombres, mujeres y niños. Oyó como los perros ladraban y los pájaros huían por el cielo. ¿Qué estaba pasando? Decidió acercarse al lugar de donde provenían todos esos alaridos. Vio que un montón de coches de policías aparcados en frente del banco y los agentes fuera de los vehículos estaban apuntando con sus armas al edificio.

"¿Habrá aparecido otro villano?" pensó el dios del hielo.

Justo en ese momento apareció un individuo con todo el dinero en las manos. Bryce no podía creer lo que estaba viendo.

– ¡Arriba las manos! – ordenó uno de los policías.

Era un chico de unos doce años de edad, tenía el pelo muy largo de color pelirrojo casi naranja con los ojos rojos oscuros. Era exactamente igual que Byron Love, pero con el pelo y ojos de distinto color.

– ¿Qué es eso?

Bryce cogió su móvil y llamó rápidamente a Strange.

– ¡Strange ha ocurrido algo! – dijo el chico de pelo blanco.

– ¿Qué ha pasado?

– Pues hay un chico robando el banco que es muy parecido a Byron, es muy extraño.

– De acuerdo, voy para allá, no entres en combate tu solo – ordenó Stephen.

La llamada finalizó después de las palabras del hechicero.

– Strange ha dicho que no entre en combate, pero no parece muy fuerte – dijo Bryce – iré a ayudar.

Withingale se acercó a los coches de policía y les dijo:

– Hola agentes, he venido a ayudaros.

– Bryce Withingale – le contestó un agente con un megáfono – quédese al margen, ¿qué le ocurre a su hermano?

– ¡Ese no es mi hermano! – exclamó el chico de pelo blanco – Byron nunca haría eso.

El desconocido miró a Bryce, alzó la mano y le lanzó una bola de energía, el dios salió despedido.

– ¿Quién se ha creído que es ese? – dijo Withingale – se va a enterar de lo que es bueno.

El dios del hielo se acercó al chico misterioso y éste le dijo:

– Hola Bryce Withingale.

– ¿Quién eres y cómo es que sabes mi nombre, y por qué te pareces tanto a mi hermano Byron? – preguntó el chico de cabello blanco, muy confundido por lo que estaba ocurriendo.

– Mi nombre es Byron Hate, y soy un robot – confesó el chico con una sonrisa.

"¿Un robot? Esto cada vez tenía menos sentido, no entiendo nada de lo que está pasando. Si era un robot, ¿quién será su creador? ¿Y por qué está destruyendo todo a su paso?" pensó Bryce.

– ¿Un robot dices? – dijo Withingale – ¿Y quién te ha creado?

– Eso es información confidencial – respondió Hate.

Cuando terminó de hablar, alzó la mano para lanzarle otra bola de energía a Bryce, pero en ese momento una cuerda mística rodeó su muñeca, impidiéndoselo.

Era Strange, que había aparecido justo en es ese momento.

– Hola Bryce, ¿llego tarde? – dijo.

El hechicero miró al individuo que tenía delante de él y después miró a su aprendiz.

– ¿Qué diablos es eso?

– Su nombre es Byron Hate y es un robot – explicó el chico – pero no quiere decirme quién es su creador.

– Voy a sacárselo, ya lo verás – dijo Strange.

Acto seguido, se acercó a Hate y movió las manos y los dedos haciendo un hechizo para dividirse. Creó decenas de clones de él mismo acorralando al muchacho. Después todos los clones a la vez crearon una cadena y ataron al villano, lo tenían completamente inmovilizado.

— Voy a explicarte cómo funciona esto – dijo Stephen – esta cadena arderá más y más si no me dices lo que quiero saber.

— No puedes obligarme – se defendió Hate.

— Primera pregunta, ¿quién te ha creado?

El muchacho no dijo nada, no quería decírselo a ellos dos, así que negó con la cabeza.

— Respuesta incorrecta – contestó el hechicero.

Hizo que las cadenas desprendieran un calor insoportable, y Hate gritó de dolor. Bryce observó aquello y se sorprendió. "Los robots no deberían sentir nada y menos dolor, no lo entiendo" pensó el dios del hielo.

— ¿Vas a decírmelo ahora? – preguntó Stephen.

— Déjame a mi – dijo Bryce.

Withingale se acercó al villano y le dijo:

— Dime, ¿quién es tu creador? Si no me lo dices ahora mismo te mato.

El dios del hielo pudo observar más detalladamente al muchacho. Vio que tenía unos brazaletes, pero negros enteros. ¿Qué significaba eso?

— ¡¡No voy a decirte nada!! – contestó Hate.

— Respuesta incorrecta.

Las cadenas que ataban Byron cada vez ardían más y éste gritaba cada vez que ocurría aquello.

— ¡RESPONDE! – ordenó el dios del hielo.

— Si te lo digo moriré – respondió el chico de pelo naranja.

— Nosotros te podemos proteger – dijo Strange.

Byron Hate iba a responder, pero justo en ese momento aparecieron muchos coches de policía con las sirenas encendidas.

— Señor Stephen Strange – anunció un agente – quedan detenidos usted y su hijo por causar todos estos daños.

— Doctor Stephen Strange – respondió el Hechicero – y nosotros no hemos sido.

El mago deshizo las redes que mantenían cautivo a Hate y éste se fue desapareciendo.

Bryce y su maestro también escaparon de allí con un portal místico. Aparecieron en su casa, allí estaban todos los demás.

— Tenemos algo que contaros – dijo Bryce.

Byron Love - La Espada PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora