5. OTROS

45 4 1
                                    

El timbre de la escuela sonó, indicando que se había acabado la clase, y, por tanto, tocaba recreo. Byron salió al patio junto con Claude y Bryce, mientras bajaban por las escaleras el chico de pelo rubio contemplaba las paredes. Había trabajos de alumnos, por ejemplo, cartulinas que contenían dibujos creados a mano, estrellas plateadas, posters sobre trabajos de biología, etc.

- ¿De qué se supone que tienes que hablar conmigo? – preguntó Byron a Claude nada más llegar al patio.

- Verás – respondió el chico de cabello rojo – esos brazaletes que llevas puestos te permiten utilizar habilidades especiales, ¿no es cierto?

- ¿Y cómo sabes tu eso?

Claude sonrió y le dijo:

- Tu eres un Dios, al igual que nosotros dos.

Lo que acababa de decir le descolocó un poco. ¿Había dicho que Byron era un Dios? Creo que estaba empezando a tener ilusiones.

- ¿Cómo que un Dios? – preguntó el chico una vez más.

- Pues eso, somos Dioses, Gazelle y yo también somos capaces de hacer cosas como las que haces tu – dijo el chico de cabello rojo – pero yo soy un Dios del fuego.

- Yo soy un Dios del hielo – añadió Bryce.

Esto causó en Byron más confusión de la que ya tenía. ¿Dioses? ¿Esa era la explicación?

- Y tu verdadero nombre no es Byron Love – dijo Claude – en realidad, tú te llamas: Terumi Afuro.

- Yo no me llamo así – respondió, algo ofendido – mi nombre es Byron Love.

- Mejor ven con nosotros después de clase a nuestra casa – dijo Bryce – allí lo entenderás todo.

Byron hizo memoria, recordó que después iba a estar él solo en casa así que decidió aceptar la invitación de los muchachos.

Sonó de nuevo el timbre, tenían que subir de nuevo a clase. Byron se sentó en una mesa pegada a la pared y la mesa de al lado vacía. El chico se puso a sacar su material de clase mientras todos esperaban al profesor.

- ¡Hola! – exclamó una voz.

Byron alzó la mirada y vio a una chica de pie con la mochila puesta. Tenía el pelo castaño con mechas rubias y unas gafas rosas.

- ¿Puedo sentarme aquí, o está ocupado? – preguntó.

- Puedes sentarte si quieres – dijo el chico de cabello rubio.

La chica aceptó y se sentó y sacó sus cosas como hizo Byron anteriormente.

- Tu eres el nuevo, ¿no? – preguntó la chica - ¿Byron Love?

- Así es, ¿Cómo te llamas tu? – preguntó Byron.

- Mi nombre es Candela Escribano, encantada – dijo la chica con una sonrisa, y le estrechó la mano.

- Encantado de conocerte Candela – respondió Byron.

- ¿Te parece bien si en las clases de mates nos sentamos juntos? – preguntó la chica.

Pero antes de que Byron pudiese responder apareció el profesor por la puerta de la clase y dijo:

- Nadie va a elegir sus sitios, gracias Candela. Vuestros sitios los decidiré yo, ¿de acuerdo?

Miró a Claude y a Bryce que estaban juntos.

- Vosotros dos – les señaló – aprovechad esta clase porque no vais a sentaros juntos, no quiero quejas.

Byron Love - La Espada PlateadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora