El timbre sonó, alguien estaba en la puerta esperando. Todos volvieron a casa después de lo de Bailong, Claude se fue a la sala de entrenamiento y Stephen estaba en su habitación descansando. Bryce y Byron se quedaron solos en el salón.
– ¿Esperabas a alguien? – le preguntó el dios del hielo a su hermano.
Terumi negó con la cabeza, y llamaron una segunda vez por la tardanza.
– ¡Voy! – exclamó Afuro.
Se dirigió hacia la puerta y la abrió. Allí estaba Candela.
– Hola Byron.
El chico se extrañó de verla allí, la dejó pasar y después le preguntó:
– ¿Qué estás haciendo aquí Candela?
– Os fuisteis los tres de repente del gimnasio, os busqué por toda la escuela y no aparecisteis, estaba preocupada así que decidí venir – aclaró la chica de cabello marrón.
Cuando terminó la explicación, Bryce le ofreció un vaso de agua a la invitada. En ese momento se escuchó un ruido muy fuerte que provenía de la sala de entrenamiento. Claude estaba entrenando muy duro. Aquel ruido, hizo que Candela se asustase, y justo en ese instante se apagaron las luces del salón y todo se quedó a oscuras. Bryce se percató de esto y sospechó.
– ¿Qué ha sido eso? – preguntó la chica.
– Habrá sido un chaval tirando un petardo fuera – mintió el dios del hielo.
No podía decirle a Candela lo de la sala de entrenamiento ya que eso debía permanecer en secreto.
– Bueno yo solo me pasaba a saludar, me marcho ya – dijo la chica.
Se despidió de Byron y Bryce y se fue cerrando la puerta. Los dos hermanos se acercaron.
– ¿Has notado lo mismo que yo Byron?
– ¿A qué te refieres Bryce?
– Cuando Candela se asustó, la luz se fue, ¿no crees que eso es sospechoso? – preguntó Withingale.
– Si, sí que lo es – respondió Afuro – intentaré hacer que confiese.
– De acuerdo.
Al terminar la conversación, ambos se fueron al sillón a ver la televisión para descansar un rato.
Mientras tanto, Stephen se dirigió a la sala de entrenamiento donde se hallaba Claude. El dios del fuego estaba entrenando muy duro y estaba muy cansado.
– Hola Claude – dijo el doctor.
El chico paró y se acercó al hechicero.
– Hola maestro – respondió.
– ¿Por qué no te tomas un descanso? Ha sido un día duro – sugirió Strange.
– No puedo descansar, tengo que hacerme más fuerte de lo que soy para poder derrotar a Bailong.
– Es un enemigo muy duro, tienes que tenerlo en cuenta – dijo el mago – tengo una idea para que puedas hacerte más fuerte, a lo mejor no te gusta lo que tengo en mente, pero podrías probar.
Claude se quedó expectante, ¿qué idea podría tener su maestro para mejorar?
Strange sacó de su bolsillo un anillo doble como el que llevaba puesto, y se lo enseñó al dios del fuego.
– Sé que ya sabes lo que es, pero te lo volveré a explicar – empezó el doctor – Este anillo es el que utilizan los hechiceros para las artes místicas, con él puedes hacer cosas como crear armas, portales, escudos, entre muchas cosas. Se pone en la mano no dominante, en los dedos índice y corazón. Este anillo de aquí es para ti – le entregó el que había sacado de su bolsillo – te daré también un manual para principiantes, y la semana que viene veré tus progresos.
A Claude le encantaba la idea de tener un anillo como su maestro y convertirse en un hechicero.
– Pero yo siendo un dios, ¿puedo convertirme en un hechicero? – preguntó.
– Claro que puedes, cualquiera puede – animo Stephen – pero tienes que tener una cosa en mente, para poder dominar las artes místicas debes ser paciente y tener una conciencia tranquila. No puedes enfadarte, debes tener paciencia, si algo no te sale bien debes hacerlo de nuevo hasta que salga, ¿entendido?
Beacons afirmó con la cabeza, sabía que iba a ser un trabajo duro, pues él se enfadaba con bastante facilidad y frecuencia, debía controlar eso, y no depender siempre de Bryce.
Claude cogió el manual que le había proporcionado Strange y el anillo doble y se fue a su habitación a echarle un vistazo a los distintos hechizos que contenía el libro.
Había conjuros para hacer portales, escudos, y todos los que había nombrado Stephen anteriormente, también vio uno muy practico para desplazarse por el aire, era crear un escudo, pero en los pies del usuario y así poder desplazarse más rápido. "Así no tendría que volar y cansarme" pensó Claude.
El manual era muy interesante y al chico de cabello rojo le apasionaba el contenido de aquel libro.
– Me convertiré en un hechicero – se dijo a sí mismo, con entusiasmo.
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Byron Love - La Espada Plateada
AventuraByron Love es un chico con unos brazaletes extraños que le proporcionan habilidades extraordinarias. Después de que el famoso psicólogo Doctor Stephen Strange le ofrezca una beca para su academia especial, Byron decide aprovecharla. Conocerá a más c...